TODO LO QUE NUNCA HARE

TODO LO QUE NUNCA HARE

Carlos Avelar

05/05/2021

Imaginaba un mundo totalmente diferente y cuando abrí los ojos no lo descubrí, años caminando sobre la misma tierra, mirando verticalmente al mismo punto durante meses, algunos días más alto y otros más bajo, pero siempre al mismo nivel, cuando caminaba por las calles concurridas y hartas de gente, miraba inseguro y curioso a la mayoría de ellas y nunca se daban cuenta de que estaba ahí, tan apresuradas y tristes, tan preocupadas y solas. Siempre mirando al mismo nivel. Parado sobre un mosaico de azulejo sucio por tantas pisadas, en un centro creado por mi espíritu la gente caminaba a mi alrededor, miraba de lado a lado, izquierda y derecha buscando el mínimo significado de relevancia para poder existir, de vez en cuando algún cuerpo me golpeaba, hombro con hombro desequilibrando mi porte extraño entre la multitud, algunos me miraban extrañados o disgustados, pero la mayoría no sabían que estaba ahí, alce mi rostro hacia el cielo, los muros de hierro y vidrio gobernaban las alturas y cancelaban el libre paso de los magníficos rayos del sol, los más pequeños pagaban el precio de las sombras eternas a causa de algunos más poderosos, pero todos esos edificios estaban ahí, formando parte del ambiente, algunos pájaros de colores brillantes volaban de cornisa en cornisa disfrutando de un hogar artificial al que realmente no eran bienvenidos, algunas palomas dormían metidas bajo la protección de una techo salido y sucio, una pequeña mariposa volaba sola y torpemente entre todos esos gigantes sin descubrir que su destino estaba marcado con letras escritas por la muerte, no había un lugar en donde aterrizar o como escapar, si descendía la gente se encargaría de ella, si volaba más alto los pájaros brillantes la devorarían, si planeaba a la izquierda o a la derecha las palomas no dejarían que parara sobre sus nidos, no había opción.

La seguí con la mirada durante un rato, pensaba mundos y opciones para su rescate y nada funcionaba, la gente chocaba una y otra vez con mis hombros, el sonido distorsionado de la ciudad destrozaba la armonía, las palomas dormían y los polluelos chillaban, los pájaros seguían su día, los edificios imponentes no dejaban pasar el sol y enfriaban a los más pequeños y la mariposa volaba insegura, hasta que se cansó y callo por encima del coronamiento del edificio más pequeño. Parpadee dos o tres veces, tenía fija y perdida la mirada hacia esa esquina, respirada agitado y los latidos eran extraños, corrí y empuje con fuerza, la gente me miraba, entre por la puerta dorada del edificio enano de unos cuantos pisos, subí y jadee con mis últimos alientos, pase más de 10 pisos entre polvo y mugre, con escalones sucios y rotos, recorrí un laberinto en ascenso frio y obscuro entre desesperación e incertidumbre, hasta que al fin llegue, nunca supe a donde pero sabía que necesitaba hacerlo, necesitaba subir y descubrir el aire por encima de todas las cosas y estaba ahí parado con los ojos cerrados en la ranura más pequeñas del edificio más pequeño de todos, a mi alrededor una pila de figuras geométricas me observaban con detenimiento y pena, no me percate que el tiempo me tomo entre sus brazos y tiro de mi como queriendo asfixiarme, era tan rápido que no me di cuenta del porque había llegado ahí, el aire se apodero de la última sensación que cabía en mi piel y la presión que ejercía sobre sobre mi cuerpo cada vez era más potente, aunque estaba aterrorizado no quería bajarme, sonaba el viento ensordecedor sin dejar paso a cualquier otro sonido, los pájaros cantores volaban por debajo de mis pies, podía sospecharlo en la imaginación, mi respiración agitada dejaba notar el movimiento de mi pecho afuera y adentro como el vaivén de las caderas de la mujer más bella que mis ojos algún día vieron y el corazón lanzaba chorros de sangre por todo mi sistema haciendo un sonido peculiar y armonioso parecido a un tambor de guerra y cada vez más se nublaba mi mente, abrí mis ojos y el mundo era idéntico visto desde abajo que visto desde arriba, pero si daba un paso más seguramente para mí el mundo se terminaría como el de aquella mariposa, no tenía ni una salida y parecía que mi destino estaba escrito con la misma tinta, solamente un paso y todo esto acabaría, pero no, cuando mire abajo para aceptar la muerte, dos alas pequeñas se agitaban con decisión por los aires para evadir la muerte y yo no podía quedarme ahí.

Estaba sorprendido por el valor expulsado en esos segundos, era como tele transportarse de un segundo a otro del azulejo sucio en medio de la calle hacia la orilla del techo en lo alto de aquel edifico, mi consciente no percato que su compañero lo había traicionado y por momentos el subconsciente tomaba el control deseando la muerte, sentí un valor enorme por la vida al ver revolotear las alas del insecto y puse atención a la reacción de mis entrañas, mis sentidos agudizaron sus funciones y quedaron alertas, los pulmones funcionaban rápido y el corazón corría como locomotora, estaba parado frente varios gigantes de hierro, bajo un cielo azul y resplandeciente, entre una corriente de aire fría y desequilibrante, podía ver por encima a cientos de personas preocupadas por caminar y caminar, creyendo inútilmente que llegarían algún lado sin tener visión que tarde o temprano regresarían al mismo punto. Por primera vez en tantos años me sentía vivo y de pronto, sentí vergüenza. Pensé en la fragilidad de la vida, en lo insignificante que podemos ser si analizamos la vida del universo, para el tiempo no somos nada y para nosotros el tiempo esta contado, hablar de un par de años es como una burla para el pasado y el futuro es tan incierto que nunca lo alcanzamos y así la vida se resume en segundos, el presente es lo único real que podemos saborear y cuando nos empieza a gustar se termina todo. La sinapsis jugaba conmigo y parado aun sobre la cornisa pensé entonces, si realmente la vida de ser humano existe de una forma esporádica para el universo considerando que este es infinito y tan solo somos materia que se transforma ¿por qué no tengo el mínimo valor de avanzar un paso y acabar con esta vida?

No había respuestas para la cuestión, entonces bajé las escaleras sucias del edificio con la cabeza baja, sujetaba fuerte el barandal oxidado como si quisiera aferrarme a cualquier cosa que le diera respuesta a mi pregunta, tropecé al final de los escalones con un bulto de cemento seco que sobresalía de entre el aplanado perfecto del suelo, por suerte iba bien sujeto y no caí, retome el paso y atravesé el pasillo que daba hacia la calle de mi rumbo, abrí la puerta dorada y la multitud seguía ahí. Mire a los dos lados con pasividad, hombres y mujeres seguían andando, todo estaba tan normal. No había razón y sentido, definitivamente era un pedazo de materia que vivía en un universo carente de significado sentimental, era un conjunto de órganos que caminaba como todo en esa ciudad, me di por vencido esa tarde y volví a caminar entre la multitud.

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