Quisiera Desnudarte

Quisiera desnudarte

Quisiera que quisieras, y con tu licencia, desatar los cordones de tus zapatos. Aflojarlos para zafar tus pies y que así pudieran despegarse de la tierra, desempolvados de lógica, levitar y volar sin restricciones hacia el fantástico lugar de la locura. Que pudieras impulsarte, dar un salto liberador, y al hacerlo, pisaras con fuerza tus prejuicios y tus miedos. Que el viento en tu rostro te impregnara con la convicción de que amarnos es lo justo y lo merecemos. Que es nuestro derecho después de habernos encontrado. Porque puede que seamos un poco culpables, pero también somos un poco víctimas en medio de esta travesura de la vida que ha sido volver a vernos.

Quisiera tomar tu mano (mas que tomarla, quisiera que tú me la dieras) para ir juntos a armar una rebelión en el lugar de los imposibles. Sabiendo que será precisa una porción de valentía y también otro tanto de ingenuidad para poder llegar hasta allí. Y con un chorrito fresco de esperanza y la fuerza de un sueño conjunto, resquebrajar la árida terquedad de ese lugar. Que supieras que no puedo prometerte la victoria (porque no domino todas las variables), pero que tuvieses la seguridad de que voy a dejar el alma en la batalla. Aunque me tarde mil años en pelear por nosotros… Quisiera que tuvieras fe, la misma que le tenemos a Dioses que no hemos visto y a fuerzas que no conocemos. Que fe, paciencia y ganas fuesen nuestra mejor artillería. Quisiera ser tu escudo para que nada te pase nunca, tal como tu eres mi espada. Porque sosteniéndote en mis manos no hay nada a lo que no me atreva a enfrentarme. Quisiera ser el lugar al que llegas para soltar tu equipaje, desahogar tus cargas y sentirte amada.

Quisiera aflojar la hebilla de tu cinturón. Que nada te oprimiese, que inhalaras esperanza y exhalaras incertidumbre… meter mis dedos por la pretina de tu pantalón. Bajarlo hasta que asomen tus piernas hermosas y fuertes… las piernas que podrían traerte hasta mi. Quisiera que fuesen libres de correr y buscarme. Quisiera que estuvieras loca por hacerlo. Quisiera que ellas trajeran oculto tu sexo que ansío, y que sus labios me hablaran, me susurraran secretos y me besaran suavemente.

Quisiera desabotonar uno a uno los prejuicios para que desde tu pecho aflorasen tus sentimientos… Y quisiera que ellos fuesen míos, tal y como los sueño cada madrugada. Quisiera liberar las pecas de tus hombros, el lunar de tu cuello, quisiera soltar las mangas de tu blusa y que además de tus brazos y tus manos, desplegaras unas alas poderosas para volar hasta mi. Quisiera al menos una vez en la vida verte desnuda, despojada de aquello que te encarcela… O tal vez al menos quisiera que el amor fuese tan fuerte como para quebrantar la roca de tu realidad. Quisiera que en medio de esa rajadura germinara una hojita de esperanza. Diminuta y poderosa. Valiente y prometedora.

Quisiera desnudarte, para verte libre de las ataduras que supongo en tu mente. Pero no puedo. Hay cosas que no puedo hacer si tu no lo quieres tanto como yo.

Tengo miedo, siento que la cordura me está infectando y avanza sobre mi como una gangrena. Y aunque antes era impensable, ahora debato conmigo mismo si debo facilitarte la salida, dejarte ir sin oponer resistencia… Tengo miedo, porque si el mal avanza y llega a mis manos soltaré la espada y no siento que tu estés dispuesta a levantarla por nosotros… Pero no sirve de nada halar de un solo lado. Y una voz me aturde diciendo que podría ser la hora de rendirse.

El Amor no se me apaga, pero se va ocultando para que nadie lo vea, para pasar desapercibido por el mundo que sigue girando mientras tu no estás. Hasta que sea como esa abuelita vieja que vive en el cuarto de atrás. Esa que todos saben que existe, pero en el fondo nadie sabe porque respira todavía. Y antes de verlo escondido así, preferiría asfixiarlo con mis propias manos.

Es complicado entender que esto haya sido en vano. Y que hayas vuelto para enseñarme a guardarte en el sótano del alma.

Tengo miedo, y me siento muy sólo entre esta jauría de espantos

Te Amo tanto…