Primer día conmigo

Hasta hoy pensaba que ya había hecho todo lo necesario para sentirme mejor conmigo misma. Que no es otra cosa que dejar de pensar tanto, disminuir un poco la ansiedad y por supuesto el control sobre todas las situaciones y personas que me interpelan.

Durante varios años realicé varias terapias buscando respuestas que por mi cuenta no encontraba.

Psicólogos, tarotistas, flores de bach, constelaciones familiares, registros akashicos; hasta me han leído la mano y la borra de café para confirmar un destino que estaba escrito y nada podría hacer al respecto para modificarlo.

Me fui de viaje por dos años y medio como mochilera por diferentes países buscando algo. No sabía muy bien qué, pero la sensación de “búsqueda” me perseguía incansablemente.

Volví a mi país y en esa búsqueda decidí estudiar la maestría en Reiki. Quizá para comprender un poco más toda esa energía que sentía guardada muy adentro mío pero no sabía cómo reutilzarla de una manera más amena para mí y otras personas.

Así y con todo eso a cuestas, seguía sin sentirme del todo bien.

Ese vacío existencial que a muchas personas se nos presenta para revolvernos la vida y dejarnos con miles de preguntas sin respuestas, permanecía intacto.

Mi ansiedad seguía latente, me comía las uñas por inercia hasta que sentía el dolor en los dedos por morder de más; me dolía la espalda, el cuello, la cabeza, las piernas, los pies…

Me dolía la existencia.

Y aquí estoy en mi primer día conmigo. Hoy tomé la decisión de empezar a hacerme cargo de mi misma, ocuparme de lo importante.

Lo primordial, lo necesario. Lo que muchas veces sabemos pero lo dejamos para más adelante.

Siempre fui una persona muy mental (y lo sigo siendo), y es muy difícil dejar de serlo aunque ya me haya hecho consciente de esto, es difícil.

Por eso hoy empecé a cuidar mi cuerpo, a escucharlo y tratarlo mejor.

Decidí ir a un médico osteópata para que me acomode la columna y además, las ideas.

Mientras me tronaba el cuello me dijo: “Cómo te cuesta soltar eh”.

Y sí, me re cuesta soltar.

Lo que más me cuesta soltar es esa versión vieja de mí misma.

Reconocer que cambie que ya no me gustan las mismas cosas, y que hay personas con las que ya no siento ni quiero relacionarme más.

Que ya no me banco las indirectas ni mucho menos la indiferencia.

Hoy es mi primer día de estar conmigo de verdad, de hacerme cargo de mis cambios, de mis mambos y de mi cuidado físico y mental.

Parece fácil cuando lo decimos o lo escribimos pero créeme, no lo es.

Así que si estás en este primer día como yo, te invito a seguir caminando, a seguir buscando eso que te haga sentir mejor.

No importa lo que otras personas opinen o piensen de vos. Mejor detenete un rato y escucha tu cuerpo.

Si duele, si se enferma o si se detiene, es por algo.

Escúchalo, escúchate

Al final del día por más que estés acompañada/o siempre estás sola/o.

Empecemos a relacionarnos mejor con nosotras/os mimas/os.

Ese es el primer paso para dejar de sentir ese vacío, o por lo menos comenzar a internarlo.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS