Los conceptos también se degradan.
¿Qué significa libertad?
¿Será libertad el no tener reglas ni moral?
¿Será libertad beber alcohol hasta perder los sentidos?
¿Será libertad tener sexo ocasional o tener adicciones sexuales?
¿Será libertad el expresarse sin el menor respeto por el otro y por los demás?
¿Será libertad el andar sueltos por la calle como perros sin hogar?
¿Haciendo lo que a uno se le antoje o le venga en gana?
Hoy en día hasta en el hogar se trata de vivir sin reglas en nombre de esa falsa libertad, permitiendo que los niños hagan lo que quieran y los grandes también; pero no señores, así no es, porque esa falsa libertad no hace más que degradarnos.
Para todo tiene que haber reglas, normas, leyes… porque no vivimos solos, no somos seres aislados, vivimos en sociedad, y queramos o no, hay que cumplir con las reglas fundamentales de la convivencia, para no terminar matándonos unos a otros; y estas reglas de convivencia empiezan con el respeto mutuo, empiezan en el hogar y en la escuela.
Libertad significa control de sí mismo, no de dar rienda suelta a nuestros sentidos, apetitos, pasiones o emociones más bajos y vulgares como la ira, el orgullo, la codicia y demás pecados capitales; que son los que atentan contra la integridad del otro y de uno mismo, ya que son destructivos y autodestructivos.
Por eso debemos aprender a controlarnos, a controlar estas emociones negativas… pero, ¿cómo?… Son las reglas las que nos ayudan y enseñan a controlar nuestras emociones.
Nuestra vida transcurre entre dos mundos tangibles… nuestro mundo exterior con el que interactuamos con los demás, y nuestro mundo interior con el que interactuamos con nosotros mismos o con nuestro corazón. Y en ambos tenemos que seguir sus reglas de juego…
Afuera seguimos las reglas sociales o reglas de tránsito para no atropellarnos unos a otros, como: no engañar, no robar, no intoxicarse, no ser promiscuos, no ser violentos, no matar.
Y dentro también seguimos nuestras reglas individuales para evolucionar en nuestra integridad personal, como ser agradecidos, austeros, caritativos y devotos de la Divinidad Suprema de nuestro corazón.
De esta manera desarrollaremos nuestras virtudes más elevadas como son: la humildad, la tolerancia, la paciencia, la misericordia, la veracidad, la solidaridad y demás virtudes que culminan en el amor, que es la expresión más elevada de lo que es la libertad.
Quien sabe si esta pandemia que sufrimos en el mundo entero, no sea más que el grito o el llamado de atención de nuestra madre naturaleza para que hagamos un alto en el camino y reflexionemos, nos corrijamos y avancemos.
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