Hasta para jugar ludo, mínimo dos personas, se necesitan reglas de este juego, sino, no sería juego ¿no?… ¿qué sería?… ¿un caos?…
Todo grupo social necesita de reglas de convivencia para no ir atropellándose unos a otros. Así, las diferentes culturas han ido desarrollando sus códigos, manuales o leyes que nos ayudan en nuestra evolución personal y social, o individual y colectiva. Por ejemplo, tenemos las famosas Leyes de Manu de la India antigua (cultura védica), El código de Hammurabi de la antigua Babilonia (Irak), El código de Moctezuma (México), entre otros; mientras más grande iba haciéndose la sociedad, más complejos iban haciéndose estos manuales… o reglas de juego para vivir todos en la mayor armonía y felicidad posibles.
Así fueron desarrollándose diferentes tipos de sociedades y diferentes políticas o estructuras de gobierno, desde las monarquías hasta las repúblicas con sus diversas ramificaciones… y de acuerdo a sus metas y objetivos.
Fue a finales del siglo XIX, que el mundo empezó a cambiar vertiginosamente, y mucho más en este milenio recién empezado, en que los medios de comunicación han tomado una relevancia increíble en todos los ámbitos de la cultura, con su famosa “libertad de expresión”.
En él ámbito político la prensa viene jugando un papel muy importante al ser el “altavoz” de los ciudadanos y el medio por el cual el gobierno se comunica con ellos, esta relación sería sencilla y armoniosa si no hubiera de por medio los intereses particulares de aquellos lobos disfrazados de corderos, tanto en la política como en la prensa (y otros campos), que sufren esa psicosis del poder que es la semilla de la demagogia y esta de la corrupción.
El tipo de periodistas del canal Willax tv Perú creen que la “libertad de expresión” es insultar, maldecir, difamar, incitar al odio, proyectar su odio, sus emociones viscerales, sus frustraciones e insatisfacciones a la gente que los escucha. A tal punto de decir, como dice Beto Ortiz, que somos nosotros los que no sabemos qué es “libertad de expresión”, nosotros, porque exigimos respeto y educación hacia el prójimo por más enemigo o adversario que éste sea.
¡Basta de tutear, insultar, ningunear y difamar a nuestras autoridades!
Si el colegio de periodistas no contempla en sus códigos el respeto por el prójimo o adversario, que es donde se inicia nuestra “libertad de expresión”, es momento de pedir o exigir a esta entidad que lo considere de inmediato dentro de sus códigos o estatutos.
La regla básica de todo juego es el respeto mutuo. Nuestra libertad termina donde empieza nuestro respeto por el otro, por nuestro prójimo; y ese respeto es el principio del amor. Sin respeto, sin amor no podremos construir un mundo feliz.
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