EL DOBLE CAMELLO

EL DOBLE CAMELLO

NES LOP

20/03/2021

A mi esposa María Inés, Docente, Maestra de Nivel Inicial.

A mis hijos, Sheila Nadin, Ian Nabil y Dayla Alexia López Serrano.

A la memoria de mi padre Ángel.

Fue su ultimo día en el pueblo, las clases habían finalizado y terminaba su etapa de la escuela primaria, de la rutina de tener que ir a la escuela todos los días, pasó a la rutina de tener poco y nada que hacer, los pocos amigos que tenia de séptimo grado se fueron a las provincias de orígenes de sus padres, a pasar las vacaciones de verano, esto sucedía todos los años, pues, ese pueblo era un bastión ferroviario y como corresponde, la mayoría de los trabajadores del riel, maquinistas y demás, venían de provincias vecinas como Tucumán y otras más.

La vida en los pueblos puede ser linda, apacible, pero también aburrida si no se tiene con quien jugar, más aún si estas en edad de ser simplemente un chico, cuando se tiene la barrita armada, se puede decir que se tiene todo programado sin tener nada programado, ¿cómo se entiende esto? Muy fácil, todas las opciones están al alcance de la mano, ir a mojarrear al rio, caminar por las lomas, el arenero o la laguna del aceite del ferrocarril, tantas cosas pueden encontrarse en un pueblo que solo hay que tomar una decisión, elegir aquello que más ganas nos de y simplemente, avisar en la casa y salir a buscar la diversión.

El día anterior, Luis se había levantado temprano, casi a la misma hora como para ir a la escuela, se fue al baño a higienizarse, salió, y busco la compañía de su padre que lo estaba esperando para desayunar, taza de mate cocido, bollo, como siempre, tomo el jarro y le puso un poco de agua de la canilla para que baje el mate y después colador en mano servirse el verde líquido, corto el bollo con la mano y comió con ganas, su papa le recordó que en la heladera había manteca y un poco de mermelada, y te puse un poco de aloja para cuando aprete el calor, esta suavecita le dijo, así que no te va a emborrachar y se rio, bueno, contesto.

Le dijo a su papa que iría al cementerio a despedirse de su mama, cuando su padre que estaba en la mesada secando las tazas que había lavado escucho esto, sintió como un mazazo en su cuerpo, levanto la mirada y cerro los ojos para evitar las lágrimas, trago saliva y sin mirar a su hijo le dijo que le parecía bien y que no olvide pedirle permiso a su madre para irse del pueblo, que era importante viajar a la capital para estudiar y que se quede un buen rato al lado de su tumba porque después el año es largo hasta que pueda volver de nuevo a visitarla.

Carlos, su papa, salió a trabajar, no sin antes darle un abrazo a su hijo y decirle que no se olvide de ponerle llave a la casa cuando salga, tomo la bicicleta, gano la calle y comenzó a pedalear, esta vez no pudo contenerse y en la medida que se alejaba de su casa, su cara era un muestrario de lágrimas que no paraban de brotar, sabia que era una buena decisión mandar a Luis a estudiar a la capital pero hasta acá, no había medido cuan doloroso podría resultar separarse de él, desde la muerte de Silvia, su esposa, lo único que le había quedado de esa hermosa relación era su hijo y más allá del brutal golpe de perderla, pudieron ambos, padre e hijo, llevar una vida ordenada.

Luis cerro las ventanas, aseguro la puerta de atrás y llamo a Capitán, su perro ratonero, para que lo acompañe al cementerio, no quería ir solo, sabia lo doloroso de la despedida y no había mejor amigo que su perrito, el que siempre lo acompaño, el que no quiso despegarse de el cuándo paso lo que paso, el que todas la mañanas se subía a su cama y a sus pies mordisqueaba y le tiraba las sabanas hasta que esta caía al suelo.

Salieron, cerro la puerta con llave que guardo en su bolsillo y busco la calle, esa misma que al final de su recorrido, pasando la ruta, se encuentra el cementerio, antes paso por la casa de Adelina, quien fuera la mejor amiga de su mama, la llamo desde afuera, la saludo y le pidió por favor que le cortara unas rosas para llevarle a su mama, Adelina le dijo que si, por supuesto Luisito, para ella las mejores rosas que tengo, y fue a cortarlas, no sin antes sacarles las espinas para que no lastimen las manos del chico, las envolvió en papel de diario y le alcanzo una maceta, indicándole que pusiera allí las rosas y le dijo que esperara un minuto, entro de nuevo a su casa y salió con un librito y le dijo, toma, es todito de oraciones, quiero que se las leas en voz alta, rézale a tu mama, ella te quiso mucho, ¿sabes? Luis agradeció y enfilo directo en busca de su mama, a decirle adiós. Adelina lo vio alejarse y sintió algo que la oprimía en su pecho, su esposo, que estaba en la galería de la casa la vio, se dio cuenta y la llamo, Adelina volvió, se abrazo a su marido y rompió en llanto, lo único que quedaba de su mejor amiga se estaba por ir del pueblo, era como revivir de nuevo la muerte de Silvia.

Luis apuro el paso, alzo a su perrito al llegar a la ruta para poder cruzar, miro bien y después del paso de un camión cruzo la cinta asfáltica, doscientos metros más allá se podía divisar el frente del cementerio, apretó aun mas a su perrito contra su pecho y a paso ligero llego al lugar, en busca de la ultima morada de su madre, la emoción se apodero del chico, era muy fuerte el momento, saludo al encargado y le pidió por favor que le prestara el banquito, ese que siempre le daba para sentarse donde su madre descansa, pues, familia de condición humilde, no pudieron construirle la tumba que ella se merecía, solo un pozo en el suelo y la cruz que Carlos en madera le diseño para ella, en horizontal su nombre y en vertical el año de nacimiento y el de fallecimiento, y con piedras que sobraron de una construcción próxima, dibujo el rectángulo del terreno.

Puso el banco de madera frente a la cruz, se sentó, tapo su cara con ambas manos y lloro en silencio, el encargado que lo estaba mirando, no pudo controlar su emoción, volvió a revivir esa misma escena dos años atrás cuando Luisito no podía encontrar una respuesta a la muerte de su madre y agarrando a su papa de la camisa le preguntaba llorando ¿por qué? ¿por qué? Inmediatamente Adelina llego para abrazarlo, poco duro ese abrazo, ella, la mejor amiga de su madre no aguanto la emoción y se desmayó.

Tuvieron que pasar algunos minutos para que Luis salga de ese cruce de recuerdos que tanto dolor le causaban, solo que pudo salir cuando Capitán le apoyo sus patas en su pierna y lo devolvió a la realidad, puso a su perro en su regazo y le dio las gracias, como tantas veces paso.

‘Mama, mami, yo venia a pedir tu permiso para viajar, el papi me pidió que viniera, que tengo que seguir estudiando, que es importante para mí, pero no quiero irme y dejarte mami, al mismo tiempo que las lágrimas recorrían su cara, sus ojos eran dos brazas encendidas.

Entonces, por su cabecita, comenzaron a desfilar los recuerdos, cuando miraban las pocas fotos que tenían de el como bebe y su mama le contaba lo que hacía, cuando lo llevo a la escuela a primer grado, cuando le cocinaba, arreglar con un parche negro las rodillas de los vaqueros, algún dedo cortado con el cuchillo y ella tomaba el pimentón, lo ponía sobre la herida y rápidamente una curita a presión para que no sangre, su suave mano en la de el para que pudiera dibujar los palotes y poder aprender a escribir, o esa vez que lo llevo alzado, un poco corriendo, un poco a paso apurado, al hospital porque volaba de fiebre, y siempre al final el recuerdo mas doloroso, cuando entro a la habitación y su madre lo abrazo y llorando le pedía que sea un buen hijo y que acompañe y no deje solo nunca a su padre, luego, lo sacaron de la habitación y minutos después escucho a su papa gritar desesperado preguntando a Dios porque, sin entender lo que pasaba, vio que la puerta se abría y salía el Doctor, este le paso su mano por la cabeza y le dijo: vas a tener que ser fuerte Luisito.

No se dio cuenta del tiempo que paso, chau mami le dijo y alzo una de las piedras que estaban en su tumba, en su bolsillo del pantalón la guardo y ya de pie le dijo que no sabia cuando volvería, pero lo haría, te amo mama, se dio vuelta y busco la salida, el encargado lo vio salir y fue hasta la tumba a buscar el banquito, tenia que guardarlo hasta que Carlos volviera a visitar a su madre.

Volvió a paso lento, cantando bajito esa canción que tanto le gustaba a su madre y que ella de chico se la enseño.

Volviendo al día de su partida, su padre no salió a trabajar, pidió permiso para pasar el último día con su hijo, cocinarle y por sobre todas las cosas quería charlar con él, explicarle porque la decisión de separarse de el y mandarlo a estudiar, luego de preparar la comida y dejar la olla a fuego mínimo, llamo a su hijo, quería hablar con él.

Carlos: ¿hablaste con tu mama ayer?

Luis: si pa.

Carlos: ¿le pediste permiso?

Luis: sí, claro.

Carlos: mira Luisito, yo quiero que entiendas, no de malo te mando, pero quiero que estudies.

Luis: pero quiero quedarme con vos, la mama me pidió que nunca te deje solo.

Carlos: si, pero también ella quería que estudies, cuantas veces hablamos con ella sobre ese tema, no tenés ni idea.

Luis: ¿pero estudiar qué?

Carlos: lo que vos quieras, pero primero tienes que estudiar el secundario.

Luis: está bien.

Carlos: allá en la capital mi hermana esta mucho mejor que yo, están tus primos y te va a poder pagar los estudios, vos sabes que yo más de la primaria no voy a poder.

Luis: pero te quedas solo papi y no se…

Carlos: vos tranquilo changuito, cuando tu mama se enfermó y ya sabíamos que no duraba mucho me pidió que le prometiera que vos estudiaras Luis, por eso te mando.

Luis: si, bueno, si mama lo quería tengo que cumplirle.

Carlos: yo voy a jugarme entero por vos así te puedo mandar unos pesitos y tenés para comprarte lo que necesites.

Luis: pa, me duele tener que irme y que te quedes solo.

Carlos: no tenés idea Luis, primero tu mama, ahora vos, pero es por tu bien.

Luis: bueno yo voy a estudiar mucho para cumplirle el sueño a mami.

Carlos: bueno, comamos, hice el guisito que tanto nos gustaba a todos y que tu mama me enseñó a cocinarlo, por lo menos quería ofrecerte un buen plato de comida antes que viajes.

Luis: dale pa, después de comer armo mi bolsito con ropa y te dejo arreglada la casa, y cuídamelo mucho a Capitán, lo voy a extrañar mucho.

Padre e hijo disfrutaron mucho esa comida, es más, la alargaron como nunca antes, la charla fue muy linda entre los dos, emotiva por momentos y Carlos que deseaba que su querido hijo, el único que tuvo con Silvia, se fuera tranquilo y entendiendo que el no lo sacaba de su vida, por el contrario, lo estaba enviando a buscar un destino distinto al que a el le toco, con penurias económicas, una casa humilde, un trabajo pesado o lo que mas odiaba de su vida, comer hoy y mañana tal vez.

Con mucho sacrificio, compro una gaseosa de marca que les sirvió de postre y también para brindar, ya no podía estirar mas ese momento, entonces, Carlos se fue a lavar las cosas y Luis a su pieza para armar el bolso.

Luis llamo a Capitán, busco su plato y le dio de comer, lo espero que termine y se fue con el a su pieza a juntar sus cositas, las que se llevaría para el viaje. No tenia ropero, solo una cajonera que su mama le había conseguido, no tenia mucha ropa, un par de remeras, una camisa, un pantalón, mejor no seguir con el detalle, a pesar de todo lo que faltaba, trataba de ser un chico feliz, y se acordó de algo, como su maestra ya sabía que seguiría en la capital con sus estudios le dijo que no perdiera la libreta porque era necesaria para anotarse en el colegio, fue y busco en el lugar donde la dejo, esa esquina donde cuatro sencillas maderas guardaban todo lo que eran papeles y cosas importantes, tomo la libreta y suavemente la saco, la miro de frente, donde estaban sus notas y la dio vuelta y volvió a leer el mensaje escrito de su maestra que tanta suerte le deseaba.

Guardo la libreta en su bolso, aumento algunas cosas mas y de repente quedo quieto, como que algo le faltaba pero no podía descifrar que era, que puede ser, que puede ser, se repetía en su pensamiento, y algo lo atrajo de nuevo al lugar donde guardaban los papeles y cosas importantes, busco, busco y encontró algo, su cara se ilumino, allí estaba, la foto de mama, fin de clases de quinto grado, Carlos, Silvia que lo abrazaba tiernamente apoyando su mentón en la cabeza de Luis con la sonrisa más linda del mundo y su Maestra, la cara de mama pura felicidad, en ese preciso momento entendió que irse era lo correcto, la cara feliz de mama era el permiso que el día anterior fue a pedirle al cementerio.

En ese momento entro su padre que le pregunto si había guardado todo y le dijo vamos a mi pieza, acostáte conmigo como cuando eras chico y todos los domingos a la mañana te me aparecías y te metías entre medio de tu mama y yo, dormí un rato que el colectivo pasa a la medianoche y el viaje es largo, descansa un rato, abrazo a su hijo y se fueron a dormir la siesta.

Carlos, espero a que su hijo se durmiera para el dormir recién, su cabeza volaba, no paraba, los pensamientos fluían de cualquier lugar, tal vez la imagen que mas lo perturbo fue el día que le entregaron a Luis y sin saber cómo, lo alzo en brazos y busco la complicidad de Silvia, apoyo su cabeza en el hombro de ella y lloro de emoción, el hijo que tanto anhelaban los dos por fin había llegado, hasta llego a pensar en no mandarlo, en dejarlo en casa con él, pero, más allá de ser un hombre sin estudio pensó que lo mejor era liberarlo, luego el sueño lo venció.

La siesta duro hasta que paso un vendedor de frutas que a los alaridos las ofrecía, se despertaron y Carlos le pidió que se bañe para que el entre después a lo mismo y tomarse un yerbeado como le gustaba decir. Prepara todo en el patio y Luis le pregunto porque allí a lo que su papa respondió que estaba mas fresco, pues apretaba el calor ese día, y el chico le pidió que sea en la cocina, a su papa le pareció raro pero Luis le dijo que los mejores momentos que los tres pasaban juntos era a la hora de la comida, que por más humilde sea lo que se cocinaba, tenían ese toque mágico de su mama, el guiso de arroz y ropa vieja por sobre todas las cosas, pero era una fiesta cuando la hermana de Carlos le mandaba queso de cabra con choclo diente de caballo.

Eran las ultimas horas de Luisito en el pueblo, su papa le dijo que tipo ocho de la noche pase por la casa de su maestra a saludarla y agradecerle todo lo que ella hizo por él, especialmente cuando murió su mama y después se vaya por lo de Adelina y que a las 10 de la noche ya se irían a esperar el colectivo para que viaje y de paso hablar un poco.

La maestra lo vio llegar y se emocionó, lo lleno de consejos y le dio una clase magistral sobre lo que seria el secundario en la capital, tres libros deposito en sus manos y en la contratapa de uno de ellos le escribió el nombre y una dirección, cuando tengas algún problema anda a verla le dijo, ella es mi prima y profesora, yo le hable la semana pasada, sabe de vos y esta dispuesta a ayudarte, Luis retribuyo quizás del modo mas lindo que un alumno lo puede hacer con un docente, saco de una cajita de cartón una flor, la misma que siempre le llevaba a la escuela y dos manzanas, Luis, hay mi Lusito querido dijo ella, menos mal que estoy sentada porque sino me caía, son muchas emociones para esta vieja mujer y lo estrecho en un abrazo, bueno che, haremos una cosa le dijo, yo me quedo con una manzana y vos llévate la otra porque el viaje es largo y vas a tener hambre y este regalito que tenia guardado para vos y tomo sus manos y en ellas deposito tres billetes, fíjate bien lo que vas a hacer con esta plata, te vas a comprar algunos útiles y libros que te van a pedir, yo se que tu Tía te va a ayudar pero yo también quiero hacerlo, el gracias de Luis no alcanzo a completarse en su boca, balbuceo, la volvió a abrazar y se fue para lo de Adelina.

Viajar por aquellos años era una utopía, los colectivos venían del norte y estacionaban en algún parador, alguna confitería o en un hotel de pueblo, no existían las terminales de buses, solo las capitales de provincia lo tenían, así que en el lugar, en este caso el Hotel, se llenaba de gente entre los que viajaban y los que despedían, el horario era a las doce de la noche, con suerte, y con más suerte se podía encontrar un asiento libre, pues, toda la gente que venia del norte pasaba directo a la capital, y eran varios pueblos antes del de Luis, así que los viajes eran largos, entre cuatro a seis horas, parados y agarrados de algún asiento para no caerse en las frenadas, y. no dormirse, porque si lo hacían terminaban en el suelo. Pero a Luis eso le gustaba y hasta lo ilusionaba porque viajaría en “un doble camello”.

Adelina lo vio llegar, le dio un beso y pasaron a la casa, allí estaba el esposo de ella y sus tres hijos, todos saludaron a Luis de la mejor manera y se sentaron, habían comprado un par de gaseosas y estaban en la mesa unas empanadas que recién habían salido del horno de barro para agasajarlo, en eso llego Carlos que se sumo a la despedida. Luis se sorprendió al ver su bolso en ese casa, Adelina le dijo que se lo había pedido a Carlos para ponerle un poco de ropa de abrigo porque el invierno en la capital es duro y otras cosas más, y abriendo el bolso saco un calzoncillo y se lo mostro ante las risas de todos y Luis que se ponía como tomate de la vergüenza pero ella le explico, mira Luisito, ahora vas a pasar a la pieza de los chicos y te vas a cambiar de calzoncillo, acá, fíjate, te cosí una bolsita que va por dentro y cerrada, va plata que me dio tu papa y también un dinero de parte nuestra para que te compres lo que necesites, anda a cambiarte y fíjate que la bolsita quede adentro para que nadie te robe la plata, Luis se levanto y se fue a la habitación, mientras su padre respiraba hondamente con un dejo de tristeza.

Se hacia la hora de ir a esperar el colectivo, comieron las ultimas empanadas y todos brindaron por Luis, porque le vaya bien y que en unos años vuelva al pueblo con un título, uno a uno se despidieron de él deseándole lo mejor y Adelina acompaño a Carlos y a Luisito hasta la vereda llevando ella el bolso, lo abrazo, solo como una madre abraza a su hijo y un ultimo consejo le dio, mira chiquito, te prepare el bolso de manera que puedas viajar tranquilo, por lo general no hay asientos libres así que subí, que tu papi te ubique al fondo así no te molestan y pone el bolso en el pasillo y apoya tu espalda en el respaldo de algún asiento, así no tenés que viajar parado, el volvió a agradecer con mil besos, su papa lo abrazo y se fueron, Adelina agacho su cabeza y se aferro al portón de entrada, la tristeza que tenía no podía ocultarla, el hijo de Silvia dejaba el pueblo.

Pasaron por casa, Luis se despidió de su perrito y Carlos saco la bicicleta y apoyo el bolso sobre el caño y caminado se fueron al centro, antes debían pasar por la central telefónica para llamar a la hermana de Carlos y avisar que Luisito viajaba, llegaron, el operador abrió la ventanilla y le pasaron el número, el operador consulto y le dijo veinte minutos de demora, tenían tiempo así que esperaron, charlaron un rato y luego los llamo el operador y pudieron charlar con la Tía de Luis y avisarle que viajaba hacia allá.

Ahora sí, Carlos sentía que el mundo se apoyaba en sus hombros, la vida le estaba por quitar lo único valioso que le quedaba, llegaron al hotel y en frente, sobre la casa de doña Carmen, afirmaron la bicicleta y sobre un tronco, se sentaron a esperar la llegada del colectivo, seria la ultima oportunidad en meses de poder hablar, el volvió a contarle toda la historia familiar, de cómo conoció a su mama y Luis no perdía detalle, él también sabía que pasaría mucho tiempo hasta que puedan volver a encontrarse.

Si algo lo apasionaba a Luis eran los colectivos y siempre soñaba con viajar, lejos y mas lejos sentado al lado del chofer conociendo nuevos lugares, siempre que tenia tiempo libre, con sus amigos se subían a la loma que esta frente a la entrada del pueblo para ver pasar los colectivos de pasajeros, hasta guardaba un cuaderno donde anotaba que empresa era, el color y el numero de interno, de pronto una estridente bocina sonó, ambos, levantaron la mirada y la dirigieron a la esquina por donde sabían llegar los coches, cuando lo vio un escalofrió le recorrió todo el cuerpo, era fantástico, un doble camello en todo su esplendor, nuevo, ruedas gigantescas, en ese coche de sus sueño viajaría. Se acercaron al mismo y estaba repleto de gente, seria duro el viaje.

Carlos busco al guarda para pagarle el boleto y reconoció a un amigo de la niñez, sorpresa, se abrazaron, como tenían unos minutos todavía porque llegaron adelantado se contaron sus historias rápidamente, entonces del guarda antes de irse le dijo que no se preocupara que Luis viajaría en su asiento, el primero detrás del conductor, al chico se le iluminaron los ojos, una parte de sus sueños se estaba cumpliendo, fue dura la despedida, hasta pensó en no subir pero Carlos le dijo, anda hijito, anda, se lo prometí a tu madre que ibas a estudiar, subí, yo te sigo en la bicicleta y lo abrazo más fuerte que nunca y lo beso reiteradamente, el chico subió, lo vio sentarse y también vio cerrarse la puerta, era la ultima vez hasta quien sabe cuándo.

Carlos corrió hasta la bicicleta y pedaleo con fuerza para ir delante del coche, el doble camello salió del hotel en busca de la plaza, Carlos se puso al lado de la ventanilla y Luis llorando lo saludaba, el chofer tomo la avenida en busca de la ruta y acelero, Carlos quedo atrás y el guarda, conocido y amigo de Carlos le pidió que bajara la velocidad, quería alargar un poco mas la despedida, hasta que llegaron a la ruta, Carlos se bajo de la bici, el micro doblo y acelero, no pudo mas entre el cansancio y la emoción, cayo de rodillas al tiempo que gritaba te amo Luis, te amo hijo, Luis levanto su brazo para saludarlo, estaba partido por el dolor también, el guarda se acercó, lo sentó, paso su mano por la cabeza y le dijo que disfrute el viaje, yo te cuido changuito.

Triste regreso a casa de Carlos, camino con su bicicleta en la mano pensando como seria el mañana, salir a trabajar para volver a una casa sin Luis, con Capitán, pero sin la presencia del ser que mas amaba desde que Silvia los dejo.

Pasaron el río, Luis tomo un poco de gaseosa que le ofreció el amigo de su papa y se animo un poco más y en la medida que el colectivo devoraba kilómetros charlaba amablemente con el chofer y el guarda y hasta se admiraba cuando próximo a las vías del tren, el guarda se bajaba, se acercaba a las vías y cuando se aseguraba que no venía ningún tren le daba el ok al chofer para que pase, hasta tuvo tiempo de sacar el cuaderno con sus registros de colectivos y dibujarlo en las paradas intermedias, el viaje le cambio un poco el humor y pudo dejar un poco de lado la tristeza de dejar a su padre, a sus amiguitos, al pueblo, a todos quienes él quería.

El viaje le hizo muy bien, no paraba de hablar con el conductor a quien le hizo mil preguntas sobre el coche, el motor, como hacia los cambios, si hacia doble embrague, hasta se bajaba con ellos en las paradas y tomaba café y comía sándwich que cordialmente le invitaban, hasta tuvo tiempo de charlar con una mama y su hija que viajaban al mismo destino con igual objetivo, estudiar en la secundaria, esto era muy frecuente por aquellos años donde en los pueblos chicos había solo escuelas primarias y tempranamente, quienes estaban en condiciones económicas de hacerlo mandaban a sus hijos a estudiar, por mas duro que resultara separarse de los hijos.

El viaje tuvo sus percances climatológicos, lluvia, parte de la ruta era de tierra, lo que origino un retraso en el mismo, la cosa es que llego de madrugada cuando el sol recién se asomaba, el doble camello rugía entre los cerros y cuando quiso darse cuenta, el cerro se abrió, el camino fue una larga bajada en curva y la ciudad apareció en todo su esplendor, no podía creer lo lindo que se veía, se paró, el guarda que viajaba en una banqueta lo vio y lo llamo para que se acerque al parabrisas del ómnibus y pudiera apreciar mejor el paisaje y la gran ciudad, luego de unos minutos el cerro se volvió parte del paisaje urbano y cuando quiso darse cuenta se dibujo frente a el la gran terminal de ómnibus con sus gigantescas y geométricas chapas, gente de aquí para allá y se volvió loco porque había no menos de seis doble camellos, dos más esperando delante de ellos para ingresar y por el otro costado uno que dejaba la terminal, para él fue una fiesta.

En la medida que avanzaban y se acercaban al anden pudo ver a sus tíos y tres primos que lo estaban esperando, cuando su tía lo reconoció salió corriendo para acercarse mas al coche y poder ser la primera en saludarlo, freno el colectivo y el guarda abrió la puerta al tiempo que decía tranquila señora, tranquila, que le cuide al nene todo el viaje, vení Luis, baja y saluda a tu familia, yo te bajo el bolso, y ni bien piso el andén la tía Ñata lo abrazo con la ternura con que se abraza a alguien que se ama mucho, no quería soltarlo, más atrás, su tío Horacio que le hablaba a su señora y le decía soltálo che, dejálo respirar, todos lo queremos saludar, luego sus primos hicieron lo mismo y su tía lo invito a la confitería de la terminal para desayunar un submarino con medialunas.

Luis se volvió a saludar al guarda conocido de su papa, al chofer y antes de retirarse abrazo al doble camello que lo había trasladado de su pequeño pueblo a la gran ciudad, el sabia que este viaje que recién terminaba le cambiaria su vida para siempre y fue, justamente, el colectivo de sus sueños que lo trajo, chau doble camello, lo volvió a tocar y se fue con su familia.

Entraron a la confitería, Horacio pidió submarino para todos a la vez que su tía y sus primos les hacían mil preguntas, casi que no contestaba, sentía vergüenza todavía, a sus primos nunca los había visto y a sus tíos los conoció cuando fueron al pueblo, el mozo sirvió y el chico quedo congelado, como era eso, una taza alta con oreja sobre un platillo, una cuchara larga y una barra de chocolates, la tía Ñata rápida y ágil en estas cosas le dijo, abrí la barrita de chocolate y con cuidado ponéla en la taza, esperas un ratito y con la cuchara das vuelta, un poco de azúcar y vas a ver que rico, así lo hizo, mordió la medialuna, tomo el chocolate y sintió una explosión de sabores un su boca, muy distinto al mate cocido y bollo con chicharrón que tomaba con su papa, y esos primeros minutos marcarían para siempre al chico, cosa nueva que descubría inmediatamente lo relacionaba y lo comparaba con sus padres y su pueblo.

Terminaron y fueron al estacionamiento, subieron al auto, un poco apretados pero entraron todos y lo llevaron por el centro de la ciudad para que conozca al tiempo que le indicaban de que se trataba cada lugar, luego llegaron a la casa y encontró un cartel de bienvenida en la puerta de entrada, vamos dijo su tía, te voy a mostrar tu pieza, asombrado, pasaron el patio lleno de macetas y crotos y vio su nuevo lugar, abrió la puerta la tía y le dijo que le diera el bolso para acomodar sus cosas, tenia para el solo una cama y un roperito y le dijo, mira esta mesa chica y su silla es para vos, acá vas a estudiar, acto seguido llama a Horacio y corrió a sus hijos, cerraron la puerta y tuvieron una charla de bienvenida.

Mira Luisito, estas acá para estudiar, nada mas que para eso, un poco que me lo pidió tu papa, otro poco que se lo pedí yo y otro poco algo pude hablar con tu mama antes de morir, por eso te queremos pedir estudio y solo estudio, no vas a tener que trabajar, por allí te vamos a pedir que ayudes a limpiar la casa, pero no solo a vos, acá limpiamos entre todos, los chicos y nosotros, tenés la cocina, cuando tengas hambre entra y podes comer lo que quieras sin pedir permiso, no somos ricos pero comida, no falta en esta casa, acá trabaja tu tío todo el día y yo trabajo por la tardes, como somos todos grandes, cada uno se lava su ropa, al negocio nos turnamos una vez por semana y el colegio queda a cinco cuadras, cerca nomas, así no tenés que andar en colectivos ni nada de eso, Luis solo asentía con la cabeza.

Bueno, si querés descansar dormí un rato o anda con tus primos que te muestren el resto de la casa y el barrio, pasado mañana son las inscripciones y te voy a llevar a que te anotes al colegio, Luis solo pudo dar las gracias y se puso a llorar, inmediatamente sintió el abrazo de sus tíos, supo entonces del cariño y el amor que recibiría de su familia y su nuevo hogar.

El tiempo fue pasando y Luis acostumbrándose a la nueva vida, era un excelente chico y pronto se gano el cariño de sus primos y tíos y se hizo muy amigo de todos los vecinos, por esos años la capital podía ser una gran ciudad, pero en los barrios la vida era diferente, apacible, confianza y respeto mutuo entre los vecinos.

Y llego el gran día, su tía lo despertó y le dijo que se alistara para ir al colegio a inscribirse, le pregunto por la libreta, después me la das antes de salir dijo ella, y salieron, eran cinco cuadras y la tía Ñata le seguía indicando algunos negocios para cuando tenga que ir a comprarle algo, allá esta la farmacia, entonces, Luis trajo un recuerdo y lo compartió con ella, ¿sabes tía? Cuando yo me enfermaba y tenia tos convulsa, mi mama esperaba a una señora que pase y le compraba leche de burra y con eso me curaba, ella sonrió, no quiso ser menos en cuestión de historia y le conto, mira Luis, acá cuando tenés hambre, hay una coya que baja del cerro en un caballo y tiene dos cestos de mimbre al costado del animal y vende tamales, muy ricos, ya te la voy a mostrar cuando pase, Luis levanto la mirada y no lo podía creer, allí estaba el Colegio, todo una manzana, su gran aventura estudiantil estaba a punto de comenzar.

Primer día de clases, muchos alumnos, si le parecía gigante el colegio, ahora mucho más con tanto alumnos y profesores, no falto mucho hasta que lo llamaron y como a el a todos los de primero, eran tantos que tenían que llenar tres primeros años, a el le toco 1° “B” junto a veintinueve compañeros más, en el primer recreo todos salieron al patio y lo que siempre pasa, los de segundo a quinto que se creen los mas cancheros porque ya tienen antigüedad, las chicas de primero que en grupo se juntaban a charlar y contarse todo y los chicos, que todavía lo siguen siendo con la mentalidad de primaria a jugar a la pelota con la primer cosa esférica que encuentran, hasta que en pocos días se acostumbran a modificar ese juego cuando algún profesor les hace notar que ya son jóvenes y el olor a transpiración no es aconsejable.

Gracias a que siempre fue un chico aplicado en sus cosas podía llevar bien los estudios, un poco pesado si lo comparaba con la primaria, pero ya sabía que sería así, su maestra se lo había anticipado, pero era constante en sus estudios, muy aplicado, una o dos materias que le costaban, pero siempre estaban sus primos mayores o sus tíos para salir del paso. No era de tener problemas en el colegio, ni tampoco buscarlos, solo un día cuando se dirigía a clases, paso por el jardín de una casa y en el pasto vio un casal de cardenales, eso lo congelo, quedo quieto, duro, hasta que esos pájaros dejaron de comer y emprendieron el vuelo, ese rápido movimiento lo volvió a la realidad, busco donde sentarse, lo hizo sobre el cordón cuneta, dejo sus útiles a un costado y fijo en un punto su mirada, entonces, los recuerdos se sucedían unos a otros sin solución de continuidad, esos pájaros eran los preferidos de su madre y como no les gustaba verlos en una jaula, ella siempre les dejaba algo para que se alimenten y cada vez que se asentaban a comer Silvia le gritaba a Luis para que venga a contemplarlos, y cada vez que su mama veía a los changuitos con ondas y piedras, les pedía por favor que no maten a los pájaros, que no tenían derecho a hacerlo y por cada recuerdo de su madre lo mas doloroso era saber que ya no la tenía a su lado.

Como pudo se recompuso, levanto sus cosas y se dirigió de nuevo al colegio, obviamente, llego tarde, no pudo entrar, el portero lo vio y se acerco al portón a decirle que ya era tarde, que no podía pasar, Luisito le pidió mil disculpas y le rogo que lo dejara pasar, volvió a decirle que no, entonces le conto lo sucedido y en la medida que su cara se transformaba por la tristeza se dio cuenta, que eso le pasa a toda persona que deja su terruño para marcharse a otro lugar, en algún momento un aroma, un ruido o algo se cruza en el camino e inmediatamente los recuerdos lo trasladan a uno hacia atrás en su propia historia y a veces cuesta un poco salir de esa situación, pero vení Luis, pasa, yo hablo con tu profesor, el va a entender lo que te paso, él también es del interior como vos.

En la medida que pasaban los meses Luis cambiaba en la misma velocidad que el tiempo desojaba los días del calendario, dejo de ser el niño de la primaria para convertirse en un joven estudioso, pulcro, respetuoso por sobre todas las cosas. Una mañana de domingo, durmió hasta tarde, lo despertó el ladrido de un perro lo cual le llamo la atención porque no había perros en casa de su tía, rápidamente se levantó intrigado, salió de su pieza y no vio nada que le llamara la atención, inmediatamente su tía lo llamo, vení a tomar unos mates conmigo, voy contesto, hizo unos pasos y vio la figura de un hombre que no sabia si llorar o reír, allí estaba su padre, luego de varios meses volver a verlo era una sensación muy difícil de explicar, corrió y lo abrazo, no pudo decirle papa porque la emoción no lo dejo, Carlos abrazo a su hijo, un joven ya que lloraba como un niño, la tía Ñata miro a Horacio y sonrío feliz, padre e hijo volvían a encontrarse.

Ese abrazo duro lo que Capitán quiso, su amado perrito llego y a los saltos y pidió su atención, Luis se arrodillo y también abrazo a su perro, su compañero, su fiel compañero era solo lengüetazos y ladridos, salía corriendo y volvía corriendo hacia Luis de manera alocada, fue, en muchos meses el día más feliz que paso, estaba nuevamente con su papa y capitán. Luis volvió para abrazar a su papa y no soltarlo hasta que su tía Ñata llamo a todos a comer, un domingo bien en familia, Luis no podía ocultar su felicidad.

Ese almuerzo recordó mucho a Luis los almuerzos con su mama, por eso agradeció a Dios el regalo de tenerlo de nuevo a su papa y su perrito, en eso, vino Horacio y le pidió a Luis que con sus primos salgan un rato a pasear, que tenían que hablar cosas importantes ahora que Carlos había venido, por lo que aprovecharon y como el cerro quedaba cerca se fueron todos a caminar para allí, incluido Capitán.

Cuando llegaron a la tarde, los chicos estaban hambrientos y la mesa los esperaba, al igual que en el almuerzo todos juntos, mate cebado, café, pan, manteca y dulce de membrillo que la tía Ñata hizo en la paila de cobre, pero, lo que sobraba en esa meza era la felicidad, algo lindo estaba por pasar, se presentía en el aire.

Cuando los chicos levantaron la mesa, el tío Horacio pidió a todos que no dejaran la mesa, ambos hermanos se sentaron juntos y Horacio les comento a todos que mientras estaban afuera, ellos tres se habían reunidos y habían tomado una decisión. El dueño de casa era gerente de una fabrica y en vista de que la situación era buena y estaban en franco crecimiento, el necesitaba un hombre de confianza para que sea su mano derecha y en vista de la situación le pidió a Carlos que deje el pueblo y se venga a trabajar a la capital, total, la casa es grande y hay lugar para todos, Luis sintió una felicidad y abrazo a su tío, cuando quiso agradecerle, el, lo miro fijamente y le dijo que no diga nada, allí esta tu papa, vuelvan de nuevo a ser esa hermosa familia que alguna vez fueron, por mas que ya no esta tu mama, ahora estarán ustedes juntos nuevamente.

La semana comenzó de nuevo, otra vez el colegio y a la vuelta los festejos de Capitán al ver a Luis llegar, Carlos volvió al pueblo para devolver la vivienda que siempre alquilaron y preparar las pocas cosas que tenían para mudarse, pronto, pasaría un camioncito que enviaría Horacio y allí cargaría toda sus cosas, todas sus historias y los recuerdos de Silvia, su amada esposa, sus emociones se dividían, en un extremo la tristeza de irse, dejando a su mujer a quien semanalmente visitaba en el cementerio y que por decisión tomada antes de morir ella, le juro que nunca buscaría otra compañera, el otro extremo alegría por doquier, era muy fuerte volver a reunirse con su hijo.

Finalmente, el camión llego el viernes a la noche para la mudanza, quedo con el chofer cargar el sábado tempranito para luego viajar. No durmió esa noche, se la paso sentado, por ratos caminaba, por ratos en la cocina, un lugar muy especial para ellos, la madrugada lo sorprendió y escucho que Adelina y su esposo que llegaron para ayudarlo a cargar las cosas, esto no llevo mas de media hora y Carlos solo agradecía y volvía a agradecer a sus amigos todos estos años de compartir cosas, el chofer pidió salir y Adelina le dijo a Carlos que revise por ultima vez la casa por si algo se olvidaba, anda le dijo, el entro, camino por todos lados, miraba y se sorprendió al no revisar un pequeño rincón, metió la mano y algo toco, no entendía nada, lo saco, lo abrió y era una lapicera, pero de las buenas, junto a ella una factura de la librería, algo había quedado y el no lo sabía, salió y le pidió a Adelina que leyera, ella cerro los ojos y recordó, había acompañado a Silvia a comprarla, entonces ella le conto que cuando terminara la primaria se la quería regalar a Luisito, leyó la fecha de la factura y coincidió con ese mes que poco tuvieron para comer, pero hay una cosa más, abrió el plástico donde estaba la lapicera y le mostro un papel que Silvia escribió con la misma lapicera que estaba comprando, para nuestro amado Luisito por ser un buen hijo, con mucho amor Mama Silvia y papa Carlos, ese regalo había quedado pendiente, era hora casi un año después de entregárselo.

Adelina perdía otro ser querido más, pero prometió en la despedida de su amigo de visitar semanalmente la tumba de Silvia. El camión arranco y levantando polvo se fue, Carlos no dejaba de saludarlos. El viaje se hizo largo, hubo un par de paradas intermedias obligatorias lo que alargo la llegada que fue bien entrada la tarde, una vez que estacionaron frente a la casa de su hermana respiro tranquilo, la ansiedad lo estaba matando, estos meses de separación con su hijo fueron para él un calvario, amaba mucho a su hijo.

Para sorpresa de Carlos, su hijo no estaba, rápidamente su hermana le aclaro que estaba estudiando en grupo que no se preocupara, entre todos ayudaron a bajar las pocas cosas del camión y acomodarlas adentro, agradeció al chofer y volvió a la casa, ahora, debía reacomodar de nuevo su vida, volver a cumplir el rol de padre y supervisar la vida de su hijo, a partir de ese mismo momento tomo mas fuerza aun el compromiso que hizo de hacer estudiar a su hijo. Faltaba poco para la cena, una muy especial por cierto que preparo Ñata, para ella era también muy especial la ocasión pues rearmaba su familia y volvían a su mente recuerdos de cuando eran niños y con Carlos vivían con sus padres en la Quebrada y colaboraban con ellos en las tareas de la casa y de la finca, atender los animales, la olla grito Horacio y volvió a la realidad, la comida estaba lista, ordeno a su hijo mayor ir a buscar a Luis.

Al poco rato volvió Luis, quien en alocada carrera entro a la casa y busco a su padre, no hubo palabras entre ellos, la situación era pura emoción, solo se abrazaron un largo rato, Luis volvía a sentirse un niño quien buscaba la protección de su padre, luego vino Horacio y tomando a ambos de los hombros los invito a la mesa, tenían que festejar el reencuentro y una nueva vida, para ellos, para todos en esa casa.

Al final de la cena, Carlos, con pocas palabras agradeció el gesto de su hermana y cuñado de permitirles vivir todos juntos y aprovecho para contarles lo ocurrido al momento de dejar su última casa, como encontró algo y que era y para que, mirando a Luis le dijo que aun Silvia fallecida no dejaba de sorprenderlo, que ella quería tanto a su hijo y se ilusionaba con que pueda estudiar y ser un hombre de bien que había comprado un regalo para su hijo, pero, por las circunstancias ya conocidas olvido mencionárselo a él y como falleció antes de que Luis termine la primara nunca le pudo entregar el regalo, todos quedaron asombrados y Luis no podía contenerse, volvió a ilusionarse, pues, aun en la humildad que siempre vivieron, Silvia se las ingeniaba para regalarle algo, sea para navidad, reyes o día del niño, entonces, Carlos le dijo que en su cama, bajo la almohada estaba el regalo de su mama, anda hijo, anda a buscarlo.

Abrió la puerta, busco su cama, se sentó en ella y lentamente corrió la almohada, al ver su regalo sintió la necesidad de no tocarlo, busco el libro con oraciones que alguna vez le dio Adelina, se arrodillo y busco la oración favorita para su madre, le rezo, pidió a Dios que la tenga en su gloria y en voz alta dijo gracias mama por todo lo que me diste, miro el regalo, lo abrió y se sorprendió al ver de nuevo la letra de su madre, amaba su letra, beso el papel, tomo la lapicera en sus manos, era muy linda, volvió al comedor y sentado al lado de su papa le dio las gracias, la tía Ñata tomo la lapicera, lo felicito porque era muy lindo el regalo y dijo acá falta algo Luis ante la sorpresa de todos, mañana voy a la librería y te compro los cartuchos.

Y así fue pasando el tiempo, Luis termino la secundaria, la nueva familia pudo consolidarse, por supuesto y como en toda familia siempre pasaba alguna que otra cosa, pero todo podían solucionarlo gracias a la unión que reinaba en esa casa. Carlos mejoro un poco su situación económica y esto les permitió viajar todos los años y pasar un día en el pueblo a visitar a Silvia, el vínculo con ella seguía más fuerte que nunca y aprovechaban para visitar a Adelina y almorzar con ella y su familia, luego a la noche, al hotel a esperar el doble camello y volver a la capital, no sin antes pasar y contemplar desde afuera por la que fuera la casa donde los tres habían vivido y pasado tantas penurias económicas como momentos lindos, sin embargo, Luis nunca quiso ocultar lo malo y recordar solo lo bueno, siempre pensó que debía tener presente cada cosa mala que pasaron porque siempre, Silvia y Carlos se las ingeniaron para salir adelante, como sea Silvia conseguía un calzado o un poco de comida, como sea Carlos se la rebuscaba y algo de plata traía a casa, es por eso que tanta admiración y orgullo sentía por sus padres y que debía buscar ese premio llamado titulo para regalárselo a su padre y de rodillas ofrecérselo a su madre. Cuando se quiso dar cuenta, el doble camello ya devoraba los casi trescientos kilómetros que separaban la capital de su amado pueblo.

Una parte de los sueños comenzaba a hacerse realidad, nuevamente Carlos tomo el sobre para verlo, era la invitación al Acto de Egresados, como siempre, toda la familia en procesión al Colegio, cuando llegaron estaba casi lleno, Carlos y Ñata se sentaron en el lugar reservado para los padres, ambos, no podían ocultar su emoción, trabajaron duro para poder compartir este momento tan lindo, luego, la voz del maestro de ceremonia anuncio la presencia de los egresados y ante el aplauso general de todos los presentes los chicos pasaron a ocupar los lugares que tenían reservado. Luego anunciaron que Luis Acuña tenia a su cargo las palabras de despedida.

Señora Directora, Profesores, Padres, egresados. Hoy tengo la enorme responsabilidad de expresar estas palabras de despedida de una nueva promoción, no les miento si les digo que tengo una profunda emoción, al preparar en casa estas palabras me propuse cuando llegara hoy al colegio pasar por todos los cursos, desde primero hasta quinto, en ellos quedaran guardados para siempre muchas cosas de nosotros, nuestras emociones, los miedos, las alegrías por una buena nota o la satisfacción por el deber cumplido en alguna materia.

Tuve la sensación de no poder con todo esto cuando llegue, y acá, quiero manifestar mi agradecimiento a todos los profesores, cada uno con su manera de enseñar nos permitieron sacar lo mejor de cada uno de nosotros, gracias, me llevo de ustedes lo mejor, sus enseñanzas y sus consejos.

Gracias porque de aquel chico lleno de miedos y vergüenza, hoy saldrá por esa puerta un joven con ansias de seguir estudiando, mejorar y poder llegar a ser un hombre de bien, a mis compañeros también les quiero decir gracias porque formamos un lindo grupo en estos años y muy seguramente seguiremos siendo amigos por siempre.

Quiero nombrar a la señora Ñata y a su esposo Horacio que me dieron un lugar no solo en su casa sino también en sus vidas y con su esfuerzo, como comúnmente se dice, me hicieron estudiar.

Pero hay una persona que quiero resaltar esta noche y es mi padre, Carlos Acuña, el no tuvo la suerte que tuve yo, pero si, tuvo en sus manos la decisión que de que yo dejara mi pueblo para venir a estudiar, me dolió dejarlo solo y hasta no entendí porque lo hacía, hoy agradezco a mi papa por mándame a estudiar, solo espero papa, que Dios me de tu sabiduría y tu constancia pero por sobre todas las cosas tu bondad, fuiste padre pero también fuiste mi madre y te admiro por ello, te vi llorar de dolor, hoy papa, quiero que juntos lloremos pero de alegría.

Una sola cosa te pido y ya con el título en mano, volvamos a nuestro pueblo, allí hay una mujer que nos esta esperando y seguramente debe estar muy feliz por este logro porque ella antes de morir te pidió que como sea, yo pueda seguir estudiando. Te amo mama y este título es para vos.

Las emociones fueron mas que los aplausos, Luis busco a su padre y ambos se fundieron en un abrazo, Carlos lloro de la emoción y Luis aprovecho para decirle que ahora él quería prometerse a si mismo que lo haría estudiar y aprendería a leer y escribir, su papa lo miro y le dijo que sí.

Luego, se realizó la entrega del Título y medallas, al día siguiente en el mismo colegio fue el baile de egresados y dos días después, padre e hijo viajaron al pueblo a ofrendárselo a Silvia, ese domingo aprovecharon para ofrecerle una misa en la Iglesia, la misma en que Carlos y Silvia bautizaron a Luis, Adelina y su familia los acompañaron en todo momento, ella no podía ocultar su felicidad, lo vio nacer, crecer y hoy ya recibido del colegio, todos compartiendo la alegría por Luis.

A la salida de misa todos fueron a la plaza para charlar y dejar pasar un poco el tiempo, luego al hotel y a esperar el colectivo para volver a la capital, en la Despedida con Adelina le hablo del desafío mas importante que le quedaba, la facultad, nuevamente, le pidió que siga visitando a Silvia todas las semanas. Otra vez el bocinazo que anunciaba la llegada del colectivo, besos, abrazos, otra vez la despedida y otra vez, el doble camello que tanto amaba volvía a llevarlo a la capital, pero esta vez no había miedos ni incertidumbres, pero si un desafío, la universidad y a buscar coronar un pedido realizado tiempo atrás..

Ya de regreso en la capital, nuevamente se reunieron los dueños de casa, Carlos y Luis, el tema de conversación giro sobre la universidad y la continuidad de los estudios de Luis, otra vez sus tíos asumieron el compromiso de seguir haciendo frente a los gastos en esta última etapa lógicamente un poco alivianados porque Carlos también aportaba con los gastos de su hijo.

Luis eligió estudiar Ingeniería Mecánica, muchos piensan que prefirió esa carrera por el amor que profesaba por los colectivos. Esta vez su ingreso fue totalmente distinto a la secundaria, ya era un joven seguro de si mismo y muy apegado a sus estudios, siempre que podía ayudaba a su padre en su trabajo y mas de una vez realizaba suplencias en la empresa donde su tío era el gerente para ganarse unos pesos.

En vista de que Carlos y su hijo trabajaban, pudieron ahorrar un poco de dinero y llevar adelante una idea que nació de ambos una noche que no podían dormir y cuando eso ocurría, inevitablemente terminaban hablando de Silvia y Carlos que se acordaba de alguna historia cuando Luis era muy chico y él quería saber más y volvía a preguntar. Esa idea era hacer la tumba para Silvia y la misma debía tener un lugar más, Carlos le pidió a su hijo que el día que el falleciera su ultimo deseo era estar junto a Silvia, esa era su única exigencia y que por favor como sea debía cumplirla.

Primero pudieron comprar el terreno al lado de donde descansaba Silvia y al año siguiente estuvieron en condiciones de pagar un albañil y comprar los materiales, por supuesto todo esto con la colaboración de Adelina a quienes le giraban el dinero y ella se encargó de que la construcción estuviera lista.

Un año antes de que Luis terminara sus estudios universitarios volvieron al pueblo, esta vez fueron unos días mas ya que pasarían año nuevo en casa de Adelina, pero el motivo principal era llevar una placa para depositar en la tumba, eligieron la foto más linda de Silvia, el nombre con las fechas y en la leyenda decía: Aquí descansa una gran mujer y una mejor madre, su paso por esta vida fue para nosotros sinónimo de amor y alegría. Por siempre te amaremos, tu amado esposo y tu querido hijo. Descansa en Paz.

Carlos y su hijo pasaron toda la mañana en el cementerio ese 31 de Diciembre, cerca del mediodía llego Adelina a buscarlos para volver a casa a almorzar, frente a la tumba Luis abrazaba a su padre por un lado y por el otro a Adelina, en voz alta recito la oración con la que acostumbraba rezar a su madre y también en voz alta dijo: mama, queríamos pasar este año nuevo con vos, como siempre te extrañamos y te seguimos queriendo igual y más que antes, como siempre estamos con Adelina que nunca se olvida de vos, fue y sigue siendo tu gran amiga y ya falta poco mama, de no pasar nada raro en un año volveremos y papa habrá cumplido con lo que te prometió de hacerme estudiar, mi título será tu título, mis logros son tus logros mama, que descanses, mañana primero de enero estaremos de nuevo acá, feliz año nuevo, donde quiera que estés.

Siempre las fiestas de fin de año tienen un dejo de tristeza para Carlos y para Luis, no obstante, ello en casa de Adelina la pasaron muy bien. Muchas anécdotas de cuando Vivian todos en el pueblo, Luis que contaba las diferencias entre la secundaria y la universidad y de paso, como el nuevo vecino de Adelina era fotógrafo, lo llamaron y algunas fotos se sacaron, una vez reveladas, las mandarían a la capital por correo para recordar lo que fue una muy linda reunión de amigos y que antes, cuando estaban todos, solían juntarse para las fiestas, después de muchos años lo volvieron a hacer.

Amaneció y ese nuevo día del nuevo año los sorprendió con una suave llovizna, lo mismo salieron al cementerio a pasar toda la mañana allí, por la tarde, Luis fue a visitar a su querida Maestra de séptimo y se quedo un buen rato disfrutando de su compañía y como siempre contándole como la llevaba con sus estudios.

Otra medianoche y la misma rutina, aunque esta vez el colectivo ya no llegaba al Hotel que estaba frente a la casa de doña Carmen, ahora los coches salían del Circulo Argentino que estaba frente a la Plaza. Esta vez Luis viajo callado, pero pensativo, qué hacer cuando se reciba, volver al pueblo, si lo hacia allí no había campo laboral para lo que estaba estudiando, seguir en la capital, muchas preguntas para pocas respuestas, pensó que lo mejor era concentrarse en los estudios.

Comenzó Luis su ultimo año y se juramento estudiar mas que nunca dado la cercanía de cumplir las promesas, hablo con su padre y le dijo que no realizaría trabajos extras para asegurar terminar el año a lo que Carlos le dijo que no se preocupara, que le diera duro a los estudios.

Pasado el mes de agosto, sonó el teléfono a media mañana en casa de la tía Ñata, era del hospital del pueblo, llamaba una enfermera que por encargo de Adelina le avisara a Carlos que Genaro, esposo de Adelina había tenido un accidente y se encontraba en grave estado, que si bien no lo podían trasladar a otro lugar para una mejor atención cualquier novedad le avisarían. Luis llego primero y se encontró con la noticia que lo dejo muy apenado, apreciaba demasiado a esa familia que tanto habían hecho por el y su familia. Luego llego Carlos con Horacio de la fabrica y se entero de lo sucedido, hablo con Luis y tomo la decisión de viajar urgente para verlo, Horacio le dio permiso y viajo, pero antes le dijo a Luis que el se hacia cargo pero que siga estudiando.

A los tres días volvió Carlos y comento lo sucedido, que Genaro lentamente estaba mejorando, aunque tenían que esperar porque había sufrido una fractura de cadera y podría no volver a caminar. Días después, Carlos cobro su sueldo y envió a Adelina mas de la mitad del mismo, para ayudar con los gastos que demandaba la recuperación, sentía que más que nunca no podía abandonar a sus amigos que a él y su familia tanto lo ayudaron cuando necesito. Semanas después la noticia de que una silla de rueda esperaba a Genaro, más allá de eso podría seguir haciendo su vida y que si bien lo afectaba en lo laboral, era una persona muy habilidosa con sus manos y podría cambiar de tareas y seguir trabajando en su casa.

Carlos caminaba nerviosamente de aquí para allá, Ñata sentada con un rosario en las manos rezando, Horacio que le decía Carlos vení para acá che, pareces un león enjaulado, completaban la escena los primos y algunos compañeros de Luis de la universidad, era la ultima materia y eso metía miedo en su gente, Carlos tenia en su mente la imagen de Silvia y para sus adentros le decía falta poco Silvia, ya casi estamos, de pronto vieron salir a Luis, estaba pálido, transpiraba, con un pañuelo secaba sus manos, Carlos pensó lo peor, que le había ido mal, Luis lo miro y le dijo espera papa, me tienen que dar la nota y abrazo a su padre y no lo soltó más, la cara de Carlos era de desesperación, estaba con miedo y Luis no decía nada, de pronto salió el profesor y por su apellido lo llamo, se dio vuelta y lo miro, el hombre le pregunto ¿y toda esta gente? Y Luis con poca voz señalando mi papa, mis tíos, mis primos, bueno bueno, pasen todos, el profesor llego al escritorio, tomo la libreta pero se la dio a Carlos, le dio un apretón de mano y le dijo lo felicito señor, su hijo es el nuevo Ingeniero Mecánico, un solo grito se escucho y padre e hijo volvieron a fundirse en un abrazo, Horacio corrió a ponerle una silla a Ñata porque ya no podía tenerse en pie, los chicos gritaban enloquecidos, Calos le dio la libreta a Luis y Luis de rodillas se la dio a su tía y otro abrazo más, Horacio tomo de la cintura a Carlos y lo levanto en el aire, luego el profesor saludo a Luis por el título alcanzado. Era el festejo de una humilde familia que lograba que uno de sus integrantes sea un profesional formado por una universidad.

Luego de los alocados festejos comenzaron a retirarse por los pasillos de la Universidad para volver a casa, Luis entonces pidió un minuto y paso a la capilla, todos lo siguieron, del bolsillo de su camisa saco una foto, era la foto de su madre, entonces llamo a Carlos y lo abrazo al tiempo que le decía cumpliste papa, cumpliste tu promesa, mama debe estar muy contenta.

Llegaron a casa, Ñata segura de su sobrino había dejado todo preparado, comida y bebida para celebrar semejante logro, entonces Luis aprovecho para agradecer a sus tíos el esfuerzo que hicieron por el y todos los sacrificios para que pudiera estudiar y también, permitir que su padre pueda reunirse con el y no romper el vínculo con Carlos.

Luis llego con su padre a la habitación, ambos se sentaron en sus camas y Luis hizo la pregunta que Carlos estaba esperando ¿Cuándo vamos para allá? En una semana hijo, contesto. Siete días fueron una eternidad para Luisito, sin embargo, esos días fue por la Universidad por algunas cuestiones de estudio y preguntar cuando le darían su título, también encargo dos placas mas para la tumba de su madre, una decía Promesa Cumplida. Carlos, la otra, Gracias mama. Luis.

Finalmente, el día llego y Carlos con Luis volvían al pueblo, luego de muchos años, esfuerzos, sacrificios, desarraigo, volvían a visitar a Silvia para compartir con ella el titulo obtenido por Luis, ambos orgullosos de ella porque más allá de que sentía que su vida se apagaba, peleo con todas sus fuerzas para que su pequeño hijo estudie, logre su titulo y pueda ser una persona de bien. Carlos por fin se sentía aliviado, siempre tuvo miedo que por una causa u otra no se logrará el objetivo y para Luis también porque no tenia que defraudar a su madre quien se sacrifico hasta lo último por su hijo y el esfuerzo de papa a quien vio arrodillarse de dolor el día que viajo por primera vez a la capital.

Llegaron temprano a la terminal y sus ojos se iluminaron cuando vio llegar el doble camello, el colectivo de sus sueños, inmediatamente se acerco para charlar con el chofer y hablar del coche. Durante el viaje, Carlos le pregunto que había hablado con el chofer y Luis le respondió que este era el último viaje del doble camello, la empresa compro coches nuevos y estos no correrán más, la verdad me da mucha tristeza porque todos estos años viaje en el y ahora que termine de estudiar no van a estar más, la verdad me da mucha pena, inmediatamente se levantó, se dirigió al chofer y algo hablo con él, luego volvió y se sentó, intrigado Carlos le pregunto que había ido a hacer y le mostro un medidor de presión de aceite, se lo cambiaron ayer y le pedí al chofer que me lo diera y me lo regalo, por lo menos me quedo con un recuerdo de este doble camello.

Volver al pueblo era remover miles de recuerdos para ambos, antes de que estacione el coche ya pudieron ver a Adelina que los estaba esperando, bajaron, la saludaron y Luis se encargó de buscar las cajas que traían en la bodega del coche, habían comprado algunas cosas para Adelina y su familia, así que buscaron un aborigen con su carretilla de madera para que cargara las cosas y todos juntos caminando fueron a la casa de Adelina. En la galería de la casa pudieron ver a Genaro en su silla, este al verlos agitaba su brazo derecho dándoles la bienvenida, entonces Luis salió corriendo y lo abrazo efusivamente, al mismo tiempo, el se deshacía en felicitaciones al nuevo profesional. Carlos mirando la escena desde la vereda esbozo una sonrisa y pensó para sus adentros que, a pesar del título logrado, Luisito seguía siendo ese chico humilde y respetuoso que con tanto cariño crio Silvia, podía ver su obra en ese hijo.

Una vez que Carlos saludo a Genaro la dueña de casa invito a todos a pasar adentro, algo tenía preparado para la ocasión y quería acomodar las cosas de la visita en la pieza de los chicos. Luis entrego las cajas con las cosas que habían comprado para ellos a lo que Adelina y Genaro agradecieron de buena manera. Luego estando todos en el comedor, Genaro le pidió a su señora que con Luis vayan a visitar a la Maestra que había estado preguntando cuando venían, ella dijo que no, que después, pero Genaro insistió y que los hijos también los acompañen, que él se quedaría charlando con Carlos.

Una vez que se fueron, Genaro se puso frente a Carlos y le dijo que tenían que hablar seriamente los dos, Carlos mostro cierta preocupación, pero no podía imaginar por donde le llegaría. Entonces le comento que cuando tuvo el accidente estuvo muy cerca de morir y después de la operación y la noticia de no volver a caminar provoco mucho sufrimiento en Adelina y creo que ya es suficiente, después de tantas cosas malas que paso por culpa mía, se merece tener una alegría, Carlos seguía sin entender, Genaro continuo, mira no lo tomes a mal pero me parece que ya es tiempo que se sepa la verdad, creo que Luis tiene que saber la verdad y Adelina tenga una alegría. Mira Genaro, yo no se como puede reaccionar Luis, justo ahora que esta contento con el título, no Carlos, contesto Genaro, no le quites a tu hijo la alegría de tener nuevamente una madre, ella no te lo va a quitar, nadie te lo va a quitar, pero no lo prives de la suerte de encontrar a su madre, Silvia seguirá siendo su mama, la que lo crio, pero Adelina es la madre que lo tuvo y se merece que Luis la reconozca como su madre, no va a perder nada Carlos, por el contrario, tendrá dos madres y una de ellas viva, por favor, dale esa alegría a tu hijo, no seas egoísta.

Volvieron todos a casa y Adelina se apuro en preparar las cosas para comer, Genaro le pidió que por favor viniera y se sentara, había cosas que hablar, sentáte Luisito por favor, Luis miro a su padre y le llamó la atención porque tenía el rostro desencajado, Adelina se preocupó, quiero que me escuchen todos y nadie diga nada hasta que yo explique todo. Luis, especialmente vos, quiero que me escuches hasta que yo termine y de ahí si tenés que preguntar algo me preguntas, bueno, hace mucho paso una historia con una chica del pueblo, jovencita ella, tendría unos quince o dieciséis años, y llego por acá un viajante de comercio, ella chica inocente, el tipo este con experiencia y muchos pueblos recorridos la conquisto, tuvo una aventura con ella y la dejo embarazada, obviamente el tipo no volvió a pisar más por acá y el problema se lo agarro ella, imagínate la madre, el disgusto que se llevó y no quería saber nada de esa criatura, la cosa fue que esta chica fue a parar a la pieza del fondo y no salió hasta que tuvo la criatura, para colmo ella era media partera y la atendió en el parto, así que casi nadie se enteró, justo por esa época llegaron una parejita de recién casados con problemas porque no podían encargar, y esta mujer conocedora del problema los llamo una noche y les dijo que había una criatura y como ellos no podía tener hijos, si querían la guagua ella se las daba pero no tenían que avisar ni contar nada a nadie, ellos aceptaron y les pidió que volvieran al otro día a la mañana y se las entregaría.

Este matrimonio se presentó en casa de la mujer y les volvió a decir el tema de no contar nada y luego llamo a su hija quien ya estaba en conocimiento que ellos se llevarían al chico, pues era un varoncito, esta chiquilina con mucho dolor entrego su hijo, llorando por supuesto porque fue contra su voluntad, pero la madre era muy sargentona y no quería la deshonra para ella, la mujer le dijo a la chica que no se preocupe que ella lo cuidaría y le daría todo el amor del mundo. Ellos se fueron con el chico, pero como vivían acá al poco tiempo se encontraron las dos y se terminaron haciendo muy amigas.

Luis trataba de unir todos los puntos a la misma velocidad que Genaro contaba la historia, que te quede claro Luis este matrimonio cuido con todo el amor del mundo a ese hijo, y la chica que lo tuvo acepto el destino que le toco pero su dolor dura hasta el día de hoy, y yo quería que esa injusticia hoy se termine, yo se cuanto has querido a tu mama, pero a partir de hoy y si vos querés podes disfrutar de una nueva mama, Silvia será por siempre tu madre, pero Adelina si a vos te parece puede ser tu nueva mama, pues, ella es la que te tuvo, de vos depende changuito y perdóname que te meta en este entuerto pero han sido muchos años de sufrimiento para ella y Adelina siempre ha sido y es una gran mujer.

Luis miro a Adelina, pero ella no levantaba cabeza, solo lloraba, miro a Carlos y estaba aterrado, se levanto de su silla y salió a la galería, allí se quedo mirando el cielo como buscando explicaciones sin poder entender, o tal vez preguntando a alguien que hacer, pasaron algunos minutos y un poco más despejado volvió al comedor y se paro al frente de Adelina, ella lo miro como esperando una negativa de su parte, pero, Luis era distinto, Silvia supo formarlo como una buena persona, y todos estaban por dar fe de ello, la noche anterior a que viajemos para aca, dijo, tuve un sueño, soñé con mama y la vi muy feliz y me hablaba y me decía que me estaría esperando en el lugar de siempre, vengan, vengan me decía, vengan los dos y yo entendía que era por papa, pero ahora me doy cuenta por quien era, creo que me quería decir o me adelantaba que esto podría pasar, si un día me sorprendió con el regalo de la lapicera hoy me esta sorprendiendo con una nueva mama, creo que esta cerrando el circulo, yo sufrí mucho la muerte de ella y no hay día que no la recuerde, por supuesto que nunca me olvidare de ella, pero si es su voluntad, si es este otro de su regalo yo te acepto con todo mi corazón, acto seguido se arrodillo y busco las mano de Adelina y mirándola a los ojos le dijo volví mama, ella no podía dar crédito a lo que le estaba pasando y lloro, el no le dijo nada más, la abrazo tiernamente y dejo que se desahogara.

De la nada paso a tener tres hermanos, a tener una familia completa, Carlos, su papa, que ahora estaba tranquilo y feliz y alguien a quien llamar mama, tal vez la palabra más dulce y que pronunciaba con mucho gusto.

La mañana llego, desayunaron temprano y Luis acompañado de su padre y su mama fueron al cementerio a visitar a Silvia, alguien los vio venir y salió corriendo a dejar el banquito frente a la tumba de Silvia, ese mismo banquito que de niño usaba para sentarse frente a su mama, se sentó y le expreso a ella todo su amor, gracias por el permiso que un día me diste y gracias por regalarme otra mama, acto seguido, saco de su bolsillo una piedra, la misma que tomo de la tumba antes de viajar a la capital para estudiar porque necesitaba tener algo que la vinculara con ella y en voz alta le dijo tarea cumplida mama, gracias por el papa que me diste y por la mama que me regalaste, te voy a amar por siempre, se levanto y como la última vez que allí estuvieron, abrazo a su padre y abrazo a Adelina, su nueva mama, en ese mismo instante dos pájaros cardenales se asentaron sobre la cruz, la picotearon y raudamente levantaron vuelo.

Luis esbozo una leve sonrisa, comenzaba a entender que existían formas de comunicarse con Silvia, esa misma que amaba los cardenales, esa misma que peleándole a la muerte pidió que su hijo pudiera estudiar. Otro desafío nacía justamente donde reina la muerte, ¿Cuál desafío? La vida misma, tratando de conjugar el futuro con un padre de enorme corazón, su madre y tres flamantes hermanos.

NESTOR RENEE LOPEZ GIANERA

LOPEZGIANERA@GMAIL.COM

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