Entre dioses y mortales, me quedo con un Dios

Entre dioses y mortales, me quedo con un Dios

Tan solo Jade

21/02/2021

Tan rota que cada día me parezco más a él. Y esta oscuridad peligra en mi vida porque me impulsa a enviarle un email, sabiendo que lo responderá en menos de un minuto y la maldición volverá. 

Era luz al igual que él, pero se convirtió en tempestad. La oscuridad se lo fue llevando poco a poco hasta abrazarlo y nominarlo su nuevo rey. Ahora vuelve a mi una vez más, con todos sus demonios y problemas para llevarme a esa oscuridad; donde no puedo ni debo permanecer porque mi destino es iluminar no reinar junto a él, en ese frío y solitario parque que perdió todas las diversiones hace siglos. Estoy cansada de pensar en su nombre e imaginar su rostro. No puedo quedarme sentada a su lado, sujetándole fuerte de las manos. Pero es allí donde me veo ahora mismo. Con una corona de huesos hecha por quien observo es mi marido, pues porta un anillo con mi nombre resaltado en verde fluorescente. Es él quien me presume ante Asmodeo, Leviatán y Belfegor. Es él quien causa tormentas entre las súcubos y yo, afirmando que mi belleza gana en ese infierno por tener la sangre de mortales. Es quien me aleja de Dios y de mi salida. Es quien destruye almas inocentes para arrancarles los huesos y crearme accesorios que luego desecharía, porque no le gusta verme con lo mismo cada día. Y lo peor es que lo disfruto porque me hace sentir su prioridad, aunque sólo en este sueño irreal porque en la vida real, es uno más; de aquellos mortales que prometen rosas pero te entregan sólo las espinas y al ver la gota de sangre que derramas de tu dedo indice, huyen como los más cobardes y el infierno no es lugar para tales. Ni siquiera el mismísimo cielo, porque ellos y los mentirosos quedan entre el limbo arrepintiéndose de cada acto. 

He vuelto a escribir sobre él, porque me está pensando justo ahora, Domingo 21 de febrero a las 10:59am. Es él en algún lugar de este infierno, reclamándome. A mí, que yo no soy de nadie. Ni seré de un mortal, que no es digno siquiera de tomar mi mano para caminar. Desisto de toda persona que se acerque para endulzar mis oídos y luego despojar a mi corazón de su sitio natal. Prefiero pelear en una batalla y que una flecha atraviese mi ojo izquierdo, antes que quedarme en un castillo bajo llave, siguiendo ordenes de la «protección» de un «rey». 

Renuncio a los mortales en mi vida. Le cedo mi lugar a otra reina que soporte el aroma a muerte y mentira. Mientras tanto me voy a las batallas que me quedan ahora por luchar. Que son muchas, es verdad, y que no tengo duda alguna de que mis ojos y mi corazón ya no estarán. Desde este mismo instante, 11:35am de este asqueroso pero tranquilo domingo, quien será digno de tomar mi mano y besar mis labios será un Dios. 

Así que NO, no volverás a reclamar mi mano ni me llevarás contra mi voluntad como solías hacerlo diez mil años atrás. Puedes aparecer repentinamente en mis pensamientos, porque te entregué la llave original y perdí la copia, tampoco tengo manera de cambiar la cerradura porque como sabes, solo hay una y es especial. Pero ten mi palabra: jamás volverás.

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