Montalbán cuna de libertadores, tierra de mártires, valle de emblemática imponencia, fue tu sangre derramada el grito de independencia.

Desconocido pueblo, han ignorado tus grandezas, madre de inminentes aborígenes, que en tus tierra plasmaron sus historias, que defendieron con ímpetu y resistencia, tus valles y riquezas.

La historia te concibió, como un valle de gran extensión, pero fue inmolado tu espíritu y desmembrada tu alma, convirtiéndote en un minúsculo polvo en el espacio.

La historia no perdonara tus osadías, tu sangre libertaria, tu aporte a la independencia, no perdona, que seas cuna de proles libertadores.

Tus alturas fueron campos, de estratégicas batallas.

Valle de fértiles tierras, y de numerosas serranías, rebosadas son tus aguas que inundan de vida tus praderas.

La bondad de tus tierras nos permitió emerger, dejando pulcros recuerdos perfumados a café, con dulces matices de notas cañaverales.

Visito la muerte tus aposentos, lapidando tus moradas, y enfermando de gravedad tu naciente heredad.

Y se marchitaron tus paisajes, y quedaron cicatrices, arcaicas cicatrices que tejieron tus memorias.

Y fueron, tus símbolos, fragancias de tu historia.

Y se acrecentaron tus moradas y fueron habitados todos tus rincones, habitada por tu historia.

Y fueron tus calles ataviadas, y se perfumaron tus recuerdos.

Fueron tus palacios gobernados por tiranos, burgueses del olvido, y fueron sus promesas, el hambre de tus calles.

Y fuiste un te quiero de oligarcas indolentes, un te quiero de fértiles deshechos, de políticas sin recuerdos.

Y te convertiste en la burla de un pueblo sin miradas, de memorias indolentes.

Y Huyeron tus canarios de la peste insurgente, unos con tu historia, otros sin la suya.

Y te convertiste en las sombras, efímeros escombros, sepulcros de tus Silencios.

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