El procastinador 
Apretón de manos, lágrimas de alegría, una persona más que consigue afrontar sus miedos, superar la tendencia innata en el hombre de aplazarlo todo compulsivamente por ese irrefrenable temor a enfrentarse a sus problemas. Años a mis espaldas me avalan como gran profesional en el sector.
Miro aliviado mi agenda: no hay más visitas por hoy, nadie que atender, nada que hacer.
Ahora me espera el tortuoso camino hacia mi casa, oscura, desordenada, el jardín abandonado, tanto por hacer… mi madre espera una llamada mía… se me van las fuerzas tan sólo de pensarlo… sí, ya lo haré otro día.
Enviar aplauso
OPINIONES Y COMENTARIOS