Que parecidos son
un concierto de violín
con un orgasmo.
Ambos comienzan
a un ritmo disminuido,
y se puede sentir
como comienza a fluir energía
a través del cuerpo.
Cerrando los ojos
aparece una chispa
que se enciende y se disfruta segundo a segundo.
En cada instante que pasa,
la satisfacción en el oír y la llama en el cuerpo crecen,
el alma se mueve y goza,
quiere desprenderse aun estando en el cuerpo
Todo vibra, la vibración no es más que energía.
Se acerca, lo sentimos,
el fuego va creciendo mas y mas, ansiedad aparece, o tal vez sea la necesidad,
la necesidad de alcanzar y tocar con el alma ese punto máximo musical y corporal tan humano.
Llegó el momento,
un conjunto de emociones afloran, éxtasis, explosión y llama,
luego siguen satisfacción y relajo.
El momento posterior es tranquilidad, y sobre todo,
gratitud
por el momento mágico que aún continua.
Un espectáculo humano y terrenal combinado con el sentir del alma.
Arte puro
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