E.T 2 El retorno del extraterrestre. Capítulo 5. En el bosque.

E.T 2 El retorno del extraterrestre. Capítulo 5. En el bosque.

Iván Blue Doc

28/07/2016

El oficial de tráfico, Ian Mc Callahan, pertenecía a una larga estirpe de irlandeses, que habían formado parte de las fuerzas de la ley y el orden en el estado de California. Su padre, y su abuelo, habían patrullado durante años las mismas carreteras que ahora configuraban el grueso del trabajo de Ian. El agente Mc Callahan, tenía una hoja de servicios intachable, y ese era, otro día del caluroso mes de Julio, en el que iba a engrosar su currículum con alguna nueva proeza. Aún le quedaba mucho para jubilarse, pero ese día quería que se le reconocieran , todos y cada uno de los méritos, adquiridos durante su vida profesional. Miró el reloj. Las cuatro de la mañana. La hora punta de los delitos en carretera, según Ian. Agudizó los sentidos, y puso el radar de velocidad en funcionamiento.
Elliot despertó dentro de una especie de habitación totalmente diáfana con Michael a su lado, en dos camillas que parecían emerger del suelo sin tornillos, ni uniones, en ningún lado. Parecía que alguien, hubiera pellizcado el suelo metálico, y lo hubiera modelado a su antojo. Las paredes eran totalmente negras, y se veía algo parecido a unas enredaderas, de color rojo, salir y entrar de las paredes, de un modo totalmente aleatorio. De vez en cuando, por esas ramas de hiedra roja, aparecía un resplandor que las recorría desde el extremo en el que emergía de la pared hasta el extremo que volvía a entrar dentro. Elliot podía sentir su cuerpo pero no podía moverse. Ninguno de los dos estaban atados a ningún lado pero Elliot era incapaz de realizar ningún movimiento de su cuerpo, por debajo del cuello. –Michael –susurró -¡Michael! -Elliot, no puedo moverme Elliot. ¿Dónde estamos? –No lo sé Michael, no lo sé.
Elliot desesperadamente miraba hacia todos los lados sin saber que hacer. Miró a su hermano. Y le dijo: -¿Sabes? Ahora sí que siento la mano. Michael le miró, como si se hubiera vuelto loco. –Elliot ¿Cómo puedes bromear en esta situación?. –Elliot le giñó un ojo a su hermano. Seguro que son amigos de E.T que nos tienen así por precaución. No nos conocen, eso es todo.
En ese momento, una figura de proporciones exactamente iguales a E.T, atravesó literalmente una de las paredes de la habitación. La pared, de un material absolutamente sólido, se licuó dejando pasar la figura del pequeño ser. Una vez traspasado el umbral de lo que antes era un pared, la misma volvió a su forma sólida. El individuo, de metro treinta andaba torpemente. Era absolutamente blanco. El cuello largo, dejaba paso, a una cabeza blanca de piel húmeda, donde destacaban dos ojos de un rojo escarlata que helaban el alma. Se le oía perfectamente cada respiración. Respiraba con dificultad de forma entrecortada, como si el oxígeno de la tierra no le hiciera mucho beneficio. -Osea que aún estamos en la Tierra –pensó Elliot. Y en su mente de repente sonó. –No por mucho tiempo. -¿Quién ha dicho eso? –dijo Elliot en voz alta. –¡Elliot! ¿Qué te pasa? –dijo Michael. -Dile que se calle-Sonó de nuevo en la mente de Elliot. –¡Elliot!-Grito Michael. -¡Qué se calle! –Sonó muy fuerte esta vez en la cabeza de Elliot –¡Michael calla! Se hizo entonces el silencio. La figura se acercó a la mesa donde estaba Michael. Miro hacia el techo y empezó a caer un chorro de algo que parecía agua, sobre la boca de Michael. Este empezó a mover la cabeza hacia todas las partes, evitando ahogarse. El alien albino le miró, y Michael situó la cabeza, con la boca abierta, hacia el chorro de agua con una expresión de terror en los ojos difícil de contener. Sus músculos no reaccionaban a sus ordenes. El agua que caía al suelo iba a las paredes y subía hasta el techo abovedado para formar parte de nuevo del chorro que brotaba hacia la boca de Michael. Michael se estaba ahogando. Elliot gritó. –Te diré donde está. En ese momento paró el chorro. Michael no paraba de toser y echar agua por la boca. Estaba mal, y su cuerpo no paraba de convulsionarse. El individuo miró a las mesas en las que estaban Michael y Elliot y ambas se desprendieron de su base y dejaron suspendidos los cuerpos de ambos a un metro del suelo. Con una voz ronca y una pronunciación mas bien mala, el alienígena dijo sus únicas palabras hasta el momento: Donde esta Zerck? Elliot hizo un leve movimiento de cabeza. El alienígena albino, miró a las dos camillas donde se encontraban Elliot y Michael. Estas empezaron a girar, dejando los cuerpos de los dos hermanos en una posición vertical. El alienígena se giró sobre sus pasos y se dirigió a la pared metálica. Al pasar a través de ella, la pared se licuó, dibujando su silueta, como si de metal fundido se tratara. Los dispositivos sobre los cuales se encontraban Elliot y Michael, los retenían en ellos sin ningún tipo de anclaje, y sus cuerpos parecían suspendidos en el aire haciendo caso omiso a la ley de la gravedad. Ellos también atravesaron la pared hacia una sala contigua. Y mientras que aquel torpe alienígena, les guiaba por un tour futurista, ni Elliot ni Michael, le quitaban el ojo a cada uno de los detalles de aquel habitáculo. De repente se encontraban los tres, sobre una superficie circular en el centro de aquella habitación, que fue descendiendo poco a poco. Los hermanos, no eran capaces de descifrar, que mecanismo era el responsable de hacer que esa plataforma, bajara con suma precisión, sin ningún tipo de anclaje. Al descender totalmente, se encontraron en un claro del bosque que les resultaba familiar a los dos hermanos. El Korel le preguntó nuevamente a Elliot, y este miró en dirección al Sur. La respuesta a la pregunta que el alienígena le había hecho en la nave, se encontraba en esa dirección. El Korel entonces miró, a la nave de la que habían salido los tres, y entonces la plataforma volvió a descender. Esta vez los dos hermanos vieron como sobre dicha plataforma había una especie de vehículo aeroflotante muy similar al que vieron en el holograma que E.T les había mostrado en la casa del lago. El Korel se subió aquel artilugio y se dirigió hacia donde Elliot le había dicho. En su camino, el Korel, llevaba detrás suya los dos dispositivos en los que se encontraban prisioneros los hermanos Parker. Pasaron cinco minutos, cuando llegaron a un nuevo claro. Y el alien miró a Elliot buscando una respuesta. Elliot le dijo mentalmente, que la última vez que había visto a E.T había sido en este claro. Hacia exactamente treinta años. -¿Qué pasa Elliot? El alien los miró a los dos, y dijo a Elliot mentalmente –Ya no me hacéis falta. Se dio la vuelta en su vehículo, y los dos se quedaron ahí suspendidos en las camillas verticales. A los dos minutos de haberse ido el Korel, otro artilugio vino en dirección a los dos hermanos. Su objetivo era desconocido para ellos. Michael dijo: -Elliot, ¿Vamos a morir? –Aquella extraña maquinaria comenzó a excavar en el suelo de aquel claro. La luna llena era lo único que les iluminaba. –Michael, eso es lo que menos me preocupa ahora. Sigo sin poder moverme y seguramente no pueda rezar un rosario antes de que nos metan en esa tumba. –Tumba ¿Estas de broma? –No Michael. Mira, es lo suficientemente grande para los dos. -¡Elliot! Le espetó su hermano –Mírale el lado positivo Michael, vamos a estar juntos. –Elliot ¿Qué será de Ben? –No te preocupes, crecerá sano, y todo gracias a no tener a su lado a un padre histérico, como tú.. Cálmate por un segundo y déjame pensar.
Inexorablemente la maquina Korel seguía excavando igual que lo había hecho tantas otras veces en las minas de Negior. El módulo celda de destierro de los Korel.

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