Subiré por la sien de tus días como un cóndor ciego
(Versos y otras prosas)
(POEMAS)
1.
La lluvia trota
como corazonando en la sangre
del carro de las horas.
La lluvia estrella el firmamento de mi silencio
El corazón deshilacha el sendero de la sangre.
tú detienes el tiempo de la sangre
para que pueda volver a empezar.
y allí chapotean los últimos párpados.
Hay muchos pájaros derretidos en el viento
en el viento de la sangre,
no importan
hay alas que se reiteran en el pecho los pájaros.
y la savia empecinada que tropieza
los árboles de las manos vociferan su crispación
en el viento
y las raíces son manos acandadadas en mí
ya el ariete testarudo, propio corazón.
como el mar contra los muros.
barcas sueltas
musgos rotos
algas muertas
tallos hondos.
el silencio sangra
tu silencio sangra
guardas ecos de la espada
y devolverás las palabras
y yo mientras escucho
cómo el perfume
gotea de las hojas
cómo tus ojos
emiten un arco
iris
cómo un
himno arderá con el fuego
eterno que encofran las cenizas
2.
el nocturno corazón de sótanos ahora vive
en la mañana como un murciélago que despertó
paloma
3.
yo que me empujo con navajas y me llamo con sirenas
veo pasar a los que caminan hacia el horizonte
4.
oración por los que nunca rezan
dios…
alguien que rece por mí que no lo hago nunca
5.
si he rezado
después de haber gritado y dicho tanto
he logrado la voz
6.
vendrá la noche y tendrá tus ojos descalzos
acorralados de sombras contra el espanto
(una sola sombra no vencida
es la duda de estar ciego)
sí
vendrá la noche y tendrá tus dulces batallas
los tiernos cementerios y los surcos de sangre
ésas son tus cenizas
vendrá la noche o irás
la soledad es siempre dos
y partir o quedar
qué más da
los ojos vacíos a la espalda
la soledad es una cuando empieza
¿quién la nombra si no tiene principio?
solo
quedado solo
por eso vendrá la noche
con su música vacía a clavarte espacios
en los lentos lugares
llevar la cuenta es imposible entonces
cinco veces ciega y un solo bajo dolor
cómo contar el camino
cómo nombrar las certezas?
vendrá la noche y tendrá tus hogueras
quemará tus cotidianos hechiceros
así se suicidan tus manos
honda y lúgubre raza de pájaros sin raza
donde son palomas no han sido o ya no
por eso las ventanas con cerrojo
son el dolor de un muro sin pausa
ya no son
ya no soy
y tú mueres
a noche mueres
cuando el silencio arrecia
y la distancia es un lugar infinito alrededor
y el infinito ya no tiene números
donde morir
sobre la noche echa a volar
las mariposas de tu sangre
para envenenarte con bocados de noche
hasta que haya venido del todo
como la diaria muerte nocturna
que termina en la mañana cotidiana
7.
UN AVE SOBRE EL DILUVIO
tus manos latirán
como los pájaros que esperan la raza
en el trasbordo ritual de los diluvios
pero llegará la paz al beso
y un rumbo para la libertad
que nos está buscando
ven grita conmigo
descalza como la tierra
echa a volar tu pájaro total
tu pan tu molino tu espiga
cisnes por fin
tascando las tormentas
como una nave
que late el mar
como tú amiga mía
baila baila baila
el viento se ha hecho para ti
árbol en libertad
levanta tu raíz muerde las
nubes con las manos
que yo besaré tu locura mientras tu luna
amiga
amor
te azuza el mar
que llevas dentro
8.
Yo quisiera correr por tu tristeza y
echar a volar en tus comarcas mi
grito salvaje consagrado para jugar con tus cosas
que ya no fueran tristes que ya
no fueran distantes que fueran mías,
como antes de la puerta que no
tuvo final.
Yo quiero atravesar nuestras propias
necedades, romper nuestras propias guaridas
para llegar hasta nosotros.
Por eso levanto este alarido para
que muerdas mi garganta, al otro lado
de la historia y la distancia y tengas
mi fervor de soledad que te acompaña
cuando el mundo te duele y te derrota.
Ésta es una carta para mi querida vivi
que se calla a veces y otras me despierta,
lo que no haya dicho
es un silencio que te
regalo para que lo llenes con las palabras
que prefieras
9.
Quiero hacerte un nido largo
que te baje por los ojos a la tierra
que se enrolle y cante por la savia
de la fruta doble que te bifurca el pecho.
Quiero remar en tu sangre como un náufrago
como un centauro
sobre tu corazón ya desbocado,
para llegarte hasta la luna grande
que te subleva la marea de las venas
y quiero que mis manos vivan en tus vértices
amigas de la sombra y tu silencio tanto
Y quiero hundirme como un torrente
por tu garganta a media asta
que es un pasillo largo hacia mañana
y descubrir la herida anterior de la espada
y la batalla
con la feroz ternura de los barcos
que parten a tu vientre
Y quiero bajarte como un buzo
hasta el telar del medio
donde guardas un espejo para
alguna primavera
y subirte por el camino de la fruta
hasta caerte por el pelo que no he mordido
nunca.
Y quiero trepar como las enredaderas
por tus pies de pan y de raíz sin beso
buscándote las tumbas y el verano
para nadar hasta la orilla de tu
muerte conquistada
Y quiero olvidarme cualquier cosa
y que nos baste con morder el beso
o empeñar el insomnio en tu agonía
para despertarnos más allá de todo
con el olor vegetal que nos crece por los dedos
y las manos juntas subsistidas
en la húmeda dulzura a la batalla.
10.
El mundo se cierne como un sitio implacable
se alzará la gente para nombrarnos con veneno
y mientras subas como una dulce hiedra por mi carne
mientras yo llueva sobre ti mi grito de silencio
tratarán de lograrte las espinas
para matarnos por la culpa de ser buenos.
Pero nosotros no tengamos trincheras
los fusiles no se alargan más allá de los muertos
y la gente se romperá sobre nuestra frente
porque nuestras manos emigran desde algún
invierno
A anudarse como las golondrinas mientras dormimos
con el mundo a un costado vencido y ajeno.
Si podemos responder por mañana en un instante
Si todo el rito que te empeña logra un rostro nuevo
sobre el fragor de las ciudades se alzará un
himno remoto
bajado hasta nosotros como a un templo
para encender la soledad que nos precede
como un sol inaugurado que nos cae por el cuello.
Álzate conmigo, mi fervor se te acerca
morarás en mis ojos de barro y hornero
y labraré tu tierra con mis manos de palo
para hacerte un vientre bajo el suelo seco.
Toda la historia nos persigue por la espalda
levantemos la hora que ha llegado el tiempo.
Mi raíz empujará en los pasillos de tu sangre
como por andenes hacia nunca partirán los
rostros viejos
y el olvido será un largo camino por delante
mientras que el mundo nos señala con el dedo
y mientras en una calle inventada por nosotros
tragándonos las manos nos vamos por un sueño.
Ya ves mañana es fácil si nace de nosotros
podemos emprender otra historia con los huesos.
Siempre un muerto se afana mordiendo tus talones
Aunque no importa si adelante no hallaremos muertos
Puedo agregar mi insomnio a tu savia sin rumbo
y sobre tus cenizas o tus piedras arrancar un huerto
11.
DUDAMOS
porque el mundo es cada uno de nosotros
como millones de tal vez fantasías
sincronizadas y puestas de acuerdo
como un lenguaje que más allá de los símbolos
es irrepetible
entonces no somos egocéntricos
o el punto de vista o el centinela el testimonio
en realidad la única realidad
tantas veces de las cosas
12.
tal vez alguien nos mire
con un poco de rabia de tener historia
con la impotencia de no poder ser dos veces
13.
siempre he querido saber la verdad, todas las cosas tienen una verdad. Pero no la verdad que les hace la gente. Esa otra verdad, ser donde se debía ser, Estar cuando se debía estar, Esa verdad de faltar pero estarnos aquí, de antemano, antes y para siempre aprendidos. y esperé arriesgué y nos hemos vuelto a encontrar esa verdad, eras aquí y somos y esperar hasta aquí y ahora ya no haber callado de nuevo. Era la inexorabilidad de pasar por aquí una vez para aprender el lugar, otra para buscarte
14.
Para escribirte una carta, primero pongo tu nombre en el sobre. Así ya está elegida. Así es una carta vacía; y yo la lleno como un bolsillo o un lugar cualquiera donde tener las cosas para vos.
Voy a empezar la carta.
Querida viviana:
Son las tres de la tarde y estoy solo. No siempre son las tres de la tarde; pero sí, siempre estoy solo.
Desde que tus cartas pueden sorprender la lentitud de los sábados, guardo cierto sabor de presagios como esperando una sorpresa con tu nombre.
Hay algunas cosas que bastan para sentirse solo; Saber quién no está.
La soledad y la tristeza siempre tienen nombre, si no se llaman melancolía.
Quisiera estar, pero no estoy, ser, pero no soy, más allá de mis cosas soy un sueño o un deseo. A veces quisiera ser un sueño tuyo.
Hoy yo también siento derechos de reclamar, de gritar por las cosas que son mías, porque basta haberlas tenido o quererlas, ahora, o todavía para que sean propias.
Por eso te llamo. Suelo ya no gritar. Por eso te llamo con un gesto vacío como el último gesto de un muerto que murió tendiendo la mano. Yo no me muero pero a veces pienso en los muertos.
Por eso quisiera ser un sueño o un deseo tuyo, para no estar muerto, para sacudirme el olor a esquina y a nombres vacíos, a caras sin historia y sin mañana que me son la diaria certeza de ser yo, aquí, lejanía y carta sin palabras que te alcanzo a veces.
También el mundo late a tu costado como un mar cotidiano.
Ese mundo es tu tristeza tu derrota matinal y tu verso hueco por las noches. Yo siempre quiero limpiarte a veces el rumor de las ciudades y el espanto de los ritos que te lastiman
15.
Me ha llegado una carta tuya
desde antes
desde un día en que podría haberte averiguado
Hoy es el día en que sé que podrías haber
llegado
Hoy es el día en que
creces con los instantes
de mi caída
a lo largo de tu tamaño de pozo.
Tú eres un sobre cerrado desde que
existes carta.
Aquí.
Hoy, tus ojos:
¡Querida tú!
tu boca:
esperada, llegada, tenida tú
mis manos mar y anclas
tus manos anclas y mar
tú: mar
yo: ancla quilla
En el horizonte, esta manera de
nosotros
esta forma estridente de decir
esta forma ajustada de ser.
Me he caído a las entrañas de
tu alma,
allí me quieres
encontré la bandera de mi
imagen
y un llamado que esperaba
que lo fuese a buscar
a escuchar
un candado grita su dolor
estático.
Se aprietan las voces de
tus cosas y no te entiendo
y se deforma tu imagen
simple,
complicada.,
Me abrazan los renglones de
tu abrazo.
Mañana seguiré la
estela de mis ojos
Me acantilé desde tus ojos
aludando a tus sótanos desde un balcón
y se encontraron mis dos maneras
de verte de escucharte de
hundirme
Mi conciencia está en tu alma
He despertado en tus playas duras
o como mi blandísima manera
de sentirlas.
el tú que pienso se infla de ti
Eres enorme
y eres tú
y te sospecho infinita.
Tú eres hasta donde son las cosas en que
existo en el instante último en que
estás llegando
Hasta allí eres tú,
pero hoy que lo sé desde allí eres
hasta donde llamo tú.
16.
Esgrimo tu imagen como una antorcha
con que flotar en un mar de tinieblas
hasta que llegue el alba y pueda
soplar sobre las velas.
17.
Creo que podría ser profesor
de geografía
Conozco cada río del aire quieto
cada costa cada labio
cada abismo del silencio
Mis alumnos no usarían
anteojos.
Tal vez calandrias
en las manos líquidas
tal vez mirada de mordaza
Todos lloraríamos juntos
al empezar la clase.
Hoy por ejemplo
enseñaría los desiertos atroces
con esqueletos blancos
de luminosos caminantes
Allí han establecido
sus cadáveres titilantes
algunos poetas que nacieron ciegos.
Dejaríamos para nunca
los oasis
Alguien habría inventado
la palabra teléfono
Si no fuera por esta hora
en que todo el mundo duerme.
Creo de verdad que podría
ser un mal profesor
tengo todo que decir
podría asustar a mis alumnos
Dibujar en un pizarrón de lágrimas
cordilleras de besos
cordilleras con diamantes
que se quedan atrapados
en la boca
ay los volcanes
ay la nieve y la llamarada
y la lava en soledad.
Conozco este planeta de callar
con manos de viento
con garganta tormentosa
con huracanes de cuadernos.
Les aconsejo que no se inscriban
en mi curso
Podrían hacerse adeptos
a la poesía
y en alguna última página
a un primer suicidio.
18.
Ser poeta es muy fácil
hace falta una distancia
una imagen que a veces
confundimos con la almohada
Hacen falta muchos besos
en la boca solitaria
y el silencio desnudo
acostado en nuestra cama
Es aún mucho más fácil
si se posa en la ventana
una paloma perdida
o una trémula guitarra
Se necesita una hoja
que se parezca a una sábana
y después cerrar los ojos
y arrojarlos en el alma
Y empezar a dibujar
con silencios o palabras
los caminos de los dedos
por el cuerpo que nos falta
Hay que estar enamorado
por eso hay pocos poetas
la poesía no se atrapa
con ávida red de letras
Hace falta algo de rezo
vivir con el sueño alerta
llorar al ver una rosa
y andar desnudo en la guerra
Si esto no da resultado
se compra un libro cualquiera
la poesía está en los ojos
del que pasa a recogerla
II
EL CAOS DE LA VERDAD
Necesito en esta orilla del silencio, hacer señas para que me viva mañana.
Mujer mía, no quiero pesarle mi pesimismo o realismo acerca de las cosas.
He removido mucho la tierra. No es el origen pero es un antes. Quiero decirle que he encontrado muchas cosas. No se afilie a mi, tal vez desaforado punto de vista. Pero vea por mí y luego juzgue. Hemos hablado mucho.
Recuerdo haber comentado algo sobre el altruismo y el egoísmo.
Altruismo viene del latín «alter», otro. «Ismo» es abocación. Ego. Uno mismo.
Sus padres son decente, comprensible y honestamente egoístas. Son humanos.
Usted es dos cosas para ellos. Los otros. Y ellos mismos. Es decir, es parte de su egoísmo y parte de su inactivo altruismo.
Ellos actúan interesadamente en cuanto a su función en la familia que ellos son.
En cuanto a lo relacionado con el ser usted en usted misma, ya no atienden.
Ése es el altruismo. Inexistente. Ellos no contemplan su realidad individual.
Pero usted, créame, es mucho más individuo que familia. Es mujer más que niña, es más madre que hija. Claro está, cualquier juego de palabras tiene el caos de la verdad. Pero eso para los hombres.
Que se equivocan. Pero la verdad es inconmovible y no admite un caos que es de los testigos y no de los hechos.
Cabalmente sus padres me retumban en las pelotas.
He comprendido el asqueroso materialismo de su madre en pequeños detalles que se iluminaron. En una pieza oscura un espejo no se ve pero una rendija de luz lo descubre.
Hoy he revuelto en todo este caldo y encontré una llave. Eso no quiere decir que a San Pedro se le hiciera el caldo gordo —o que se ahogara (valga su jerarquía) en una olla de caldo y no en un vaso de agua. Cambié de recipiente porque Pedro es un cabezón.
Ya me había dicho San Lucas, el cajero, que San Mateo el taxista le prestó una rueda de su carro para tomar la medida de su halo de santidad. Creo que igual, le quedó ajustado.
Voy a explicarle. Su padre invirtió en una estación de servicio como negocio. Se fue a España. La estación se vendió cinco meses después. Ese dinero excede los límites de aun una ensanchada necesidad.
Roberto se queda en casa de amigos y luego se irá a vivir no sé dónde. Pero no tiene un departamento. Es decir. El lujo, que no la necesidad, es un cebo para los que van. Los que quedan no gozan del patrimonio familiar.
INVENTARIO DE SOLEDAD PARA MI CULPA
No quiero acarrear estos puñales
suministrar alas heladas
ni amputar sueños.
Todos somos el derecho de todos
mientras yo festejo nuevas anclas y brújulas nuevas
tú vas por la casa recogiendo fotografías.
Yo te quería tal vez
tal vez te quiero todavía. tal vez tantas cosas todavía.
Tú estás lejos enhebrada por pasillos y trincheras
por ventanas que la mañana moja
con sábanas infinitas
y yo estibo en mi garganta este árbol de clavos
yo llevo tu muerte
en mis manos que lloran y tiemblan.
porque querían ser golondrinas.
Amiga, vieja compañera
mi amor no puede sucumbirte
pero se me escapa del alma.
Esta impotencia de redes
esta agua que se adelgaza entre los hilos
Cómo puedo morirte sin muerte?
cómo puedo vivirte sin morir?
Hay volcanes que tiran de mis ojos
como toros empecinados
hay timones que llueven sobre mi corazón
Yo te quería
Y hasta a veces me lamía sediento las heridas
y vigilaba anhelante las espuelas
de nuestras batallas.
Recuerdo nuestra cama (la última) como un barco
tal vez como una mesa sola en una casa sola
recuerdo tu espalda tus ojos distantes
tantas veces mi mirada naufragada
mis huidos cuadernos mi fulgor de ceniza
mi ronquera de rincones, recuerdo una por una
cada cosa. La geografía de mi memoria se echa a dormir en las bahías de tu cuerpo. Y yo no quiero dolerte yo no quiero las palabras del olvido esas que amordazan los antiguos poemas las que arrasan el amor con el nombre nuevo del amor.
Yo no quiero pisoteando borrar con pies desaforados aquellos caminos esenciales aquella amada piedra el árbol sospechoso el primer jardín de las distancias
Durante tanto fracasado milagro durante tanto extravío he querido quererte (Tal vez lo conseguía) he querido juntar en un retablo amanecido los pedazos indescifrables de mi alma en ruinas.
y en ese inventario de turbias demoliciones de escombros de suicidios a los que llegué tarde, tantas veces no encontraba mis pies o mi nombre o equivocaba el orden de mis dientes y ponía esa incriminada golondrina en el lugar sonoro de mi corazón. Estas páginas son siempre las sábanas del amor, las de los pies fugaces de mi boca. Y en una ráfaga de agonizadas palomas veo aquel denodado poema la letra vegetal del amor que se hinchaba veo aquella estrella hecha de beso el muelle tanto pan y algo ventana de la espera en que nos dábamos la mano para tantear al hijo que venía (y vena) por tu cuerpo con su inmóvil galope de duraznos, su naranja de terremoto sus manos que se han hecho pequeños barquitos de papel.
Perdona que no ponga si lloro mientras escribo. El canto de la muerte es en silencio. Yo sé que a veces creías que por vertederos finales y cerrojos amainaban esas cartas y esos lejanos meses de lejanía y esas fotografías ocultas que te dolían silenciosas en algún cajón donde se guarecían monstruos y venenos y nombres prohibidos. Yo sé que a veces detrás de mis desnudos antifaces sentías gemir, crujir, jadear o suspirar los tallos que se iban despertando y que contabas con genital paciencia, como las de aquellas plantas que eran casi flores, las hojas nuevas que recuperaban mis pupilas. Yo sé de mis trincheras de mis uñas de mis agónicos recodos, sé de algunas palabras que se escapaban como humedad o promesa De esas intrincadas olas del asalto sin besos de la espuma a veces solitaria, De los arcos iris que no tenían suficiente cielo y de las otras playas extáticas a veces donde entre viejas resacas íbamos reconstruyendo con ansiosos dedos y clavos de saliva el barco de nuestro primer naufragio.
Todo lo sé. Sé que las flores serán las de un desierto.
Sé que te di una paloma herida que cuando trató de volar abrió su tajo en llamas y te mojó de sombras. Te dije que vinieras y te dije que no vinieras, te regalé las llaves pero clavé la puerta. Qué puedo hacer. Cuál es el primer día del fracaso? cuál es el límite de la derrota? hasta cuándo se golpea hasta cuándo se uñas y muñones en este derrumbado túnel sin salir o morir?
No volvimos a preguntarnos por los anzuelos primeros, por aquel zarpazo de nombres que entró o entré como una inundación en la casa de nosotros, derrumbando sillas y mordiendo retratos. O mejor no volví a respondernos.
Fui de nube o peor de humo anduve escabulléndome como un fusil, con la promesa debatiéndose y la traición furtiva.
Tu dolor me duele con páginas vacías con días que no supe que iban siendo despedidas, tu dolor me sube como un candado y me muere me escupe la voz con flores de raza equivocada. Tu dolor soy delito y sacerdote del otoño. Pero hay caminos que estallan las anclas, una marea de caminos una marea alta una noche de faros ululantes y tiniebla a gritos y yo zarpo como naciendo o muriendo y te arranco de cuajo la memoria. ¿Cómo pedirte perdón, con qué palabras, con qué caricias secarte la casa solitaria con qué besos enjuagarte los besos que no quedo con qué olvido no haber sido con qué recuerdo quedarme? En mí se trama una rosa de desiertos un nudo de ebriedades sin dios ni horizonte. Tantas veces parto tantas veces apenas llego y apenas parto después de tanto apenas vuelto. Tantas veces Lautaro me ata la sombra con sus atroces juguetes y me fusila con su voz de colibríes con su voz pequeña de candentes precipicios Tantas veces Tantas y estas fotos con que me suicido de a poco. Este minucioso veneno, qué puedo hacer, cómo quedarme este espantoso equipaje de cuevas metido siempre hasta los ojos en mis cuadernos de pozos o trincheras Yo quisiera llevarte la mañana, un racimo cotidiano de canciones y esas rosas que hablaban rojamente como un pan de velas encendidas pero te llevo la ronquera de mis manos mi voz que tropieza y un espejismo de días sin bandera. Quise fundar mi memoria deponer mis lejanías, redimir mis huellas rendir mis salados recovecos Decirte un día después de tantos días que ya había vuelto, darme cuenta de tu mesa congregada y apreté los dientes y cerré los puños y contuve el aliento de mi arreciante podredumbre, pero te clavé de desertadas canciones, te crucifiqué de desmentido herrumbre con altares disfrazados con cadalsos que tenían voz de sirena. Tal vez dos muertes no sea bastante. mis pezuñas criminales devastarán cada cúpula sagrada cada almena depuesta cada arco de rosas que se te haya caído en la batalla. Y yo quedaré herido con tu espera con tus rosas de nuevo con tu traicionada primavera y yo quedo herido pero no me muero y mi herida es culpa y mi dolor tendrá sonrientes espejos cuando no quiera verme frente a frente con el cuchillo ensangrentado de luna y el poema ensangrentado de silencio, cara a cara con el crimen
Un día en nosotros fueron todos los ovarios de la tierra
telares de alba nos buscaban la lengua
carcajadas de lava levantaban nuestro aliento
desatados ríos acarreaban la primavera hasta mi cama sin cenizas.
En el pan nos encontrábamos y en la campana.
Y el aburrimiento no andaba socavando ni enmoheciendo. La rutina no lamía las cosas que sostenían el día. ¿Cómo decirte que ahora sí. Dame tu herida como una sonrisa para poner mi puñal como una rosa. Cómo puedo no terminar esta carta con aquella misma estrella. cómo besar la frente de lautaro yo cómplice de la noche polizón de la puerta, cómo martillar su mirada desnuda con mi espalda turbulenta de nuncas?
¿Cómo cambiar tu nombre por el de una hermana cómo darte de beber estos andenes cómo asestarte este puñetazo de lágrimas cómo decirte estas equivocadas brújulas. cómo pedirte que guardes los zapatos viejos de mi historia? No me voy de tus altares a otros templos. mi boca no trasborda nombres mis sueños no se visten de nuevos lenguajes. Me he quedado sin dios eso es todo. Ahora ya sé que no puedo construir a dios con sólo rezos a pesar de que nunca tuve palabras suficientes ni manos apretadas suficientes o que ahora nunca las habría tenido. Pusiste en el teléfono tu voz como una ofrenda como una mansa llamarada de campanas, yo les arranqué el domingo les amputé las alas te escupí la lengua con ronquera. Siempre el mismo labriego de flores venenosas, de cosas con las que no se puede hacer pan.
Ahora necesito quitarme la coraza ser mucho más víctima decirte que lloro, ser menos culpable estar un poco loco tener olor a sonámbulo pasearme por nevadas cornisas abrir la boca para que entre alguna herida a raudales. De par en par el silencio para tener alguna lápida que llame a los que vendrán a perdonarme. Y sin embargo no comprendo el perdón. No sé siquiera si edifico en esta página un espejo. si le escribo esta carta a mis insomnios a mi conciencia si quiero demorar la copa clandestina. La azotea que se derrama sobre las sirenas, los sueños desterrados.
No quisiera ser el turbio sacerdote, la ritual cicatriz la canción que se condensa y lava. No quisiera ser mi absolución. Quiero bayonetas ladrándome jardines ladrándome arrojándome puñados de sequía, conminatorios hermanos sin sillas para mi destierro. un inventario de soledad para mi culpa.
No soy un emigrante; prófugo de la tierra gangrena planetaria. Pero antes de irrumpirte esta carta antes de estallarte la boca, de hacharte los ojos y machacarte hasta la última ceniza quiero dejarte el mapa de mi cueva el itinerario de mi despavorido escondrijo, para que si un día amaina mi crimen en tu carne y puedes enterrar también las cruces de tu cementerio, vengas a mis costras sobrevivientes a encontrar al amigo que también fui nube que tampoco claridad que ni siquiera pañuelo.
He releído esta carta durante la que mi boca no tropezó ni acampó para secarse el sudor. Apenas alguna ventana del avión el tórax americano disminuido bajo la altura como una dentadura de piedra montañas desencadenadas, cráneo mandíbula geográfica. No podía detenerme. borbotones de lámparas envenenadas se me desmoronaban por dentro y caían al renglón amigo. Al silencio ordenado e inventariado en blanco.
Hay en los hombres la misma fatigabilidad de la tierra. A veces se cambian las semillas a veces se amamanta el polvo con sus propios hijos como las gatas que se comen la placenta. Y a veces a pesar del sudor, de las tempranas fatigas de las lluvias y las nobles semillas, la primavera sopla en la flauta terrestre pero la canción de espigas no brota. Es entonces cuando el terreno está ronco. Los cardos andan recuperándome el alma.
Con esto no digo que ninguna flor es cierta o que no podríamos poner los mismos cardos en un jarrón, sobre la mesa. Digo que la arena me intenta que la piedra me interrumpe y la aridez logra mis vetas. No quiero los nombres cotidianos del amor para nombrar su muerte. sería demasiado doloroso.
Naro, yo tengo esta enfermedad de tinta y a veces la piel de mi alma se oculta debajo de mis costras se esconde debajo de las ampollas bajo el pus enmascarado de las pústulas. Vos lo sabes. has deletreado mi boca tantas veces. No puedo emprender este lanzazo sin disfrazarlo de paloma.
Voy de carta en carta de nombre en nombre de amigo en amigo de recuerdo en recuerdo palpando a tientas el óxido y el terciopelo
Hablo a los amigos con que hablábamos lloro sobre nuestro cubrecama en mi memoria. Les sonrío a las macetas del balcón a través de la distante ventana. Estoy solo en esta culpa como un cáncer de carbón en una napa de oro. Y no sé mentir ni decir la verdad. No puedo quedarme ni partir. Lloro o sonrío le hablo al espejo, al aire, me miro la memoria al espejo me miro el crimen y el silencio al espejo Me miro la vida y el futuro al espejo, sonrío o lloro es la única imagen que recojo.
Si pudiera haberte regalado muchas más flores flamantes puñados de canciones una camisa de besos para tus hombros donde hacía pie la tarde… Recuerdo cuando a veces volvíamos de la rabia con espuma de cuchillos en la boca salpicando gritos derretidos aún y de repente la espuma era de súbita flor los gritos eran súbitamente tules que volaban y deponíamos esa especie de odio indesterrable escondiéndolo bajo la alfombra, detrás de algún párpado o entre las muelas junto al musgo del tiempo. Recuerdo cuántas veces estuve por escribir de nuevo la palabra amor y mi garganta se agachaba o se quebraba en el aire como un barrilete roto y te decía apenas una mirada esquiva, un recodo en la boca. Nunca habré sabido dónde empezaba esta carta. Tal vez en algún descuidado ademán en un borbotón de murciélagos cuando vigilábamos mariposas o atajábamos guitarras con el pecho. No lo sé, no lo sabré. la vida es un laberinto sin retroceso. La piel de la tierra era toda caminos. Tuvimos pies para éste. El destino era cualquiera y emprendimos esta memoria con lentitud de empecinados dientes. Y aquí estamos ahora
No podés mirarme a los ojos. Te llamo para que lo hagas para que precipites tu última herramienta tu último anzuelo ávido. La vida no nos permite una vuelta de pista preliminar un recorrido estudioso.
¿Cuántos errores nos quedan-amos por nacer o morir? Yo no lo sé.
Ayudémonos a alguna paz cualquiera.
Yo siento que llegamos a la cima de nuestras manos a la cúspide de nuestros almanaques aquí nuestro camino cae bifurcado. Nos queda un único cauce común la única vaina donde esconder esta ceniza, lautaro. Él es el guante que guarda nuestras manos juntas. Qué más puedo decirte? Es cuestión de decidir. Decidir quedarnos o decidir partir. Decidir durar o decidir decidir. Y yo tengo miedo de saber que ya he tomado mi rumbo que ya he echado a andar el viento que mis velas se hinchan y tiran y que el tiempo ya me da la nuca.
Quiero un último tramo de espejismos para arrancarme si es preciso las manos buscando el agua en nuestra arena. Por eso quiero que vengas para que la tal vez última vez no haya pasado inadvertida.
Caminar por un muelle como un ciego sin saberlo, es un poco lo que no habría pasado
no es justo resbalar. Debemos arrojarnos o permanecer de pie. No elijamos la cobardía del tropiezo. Ya tanto ha sido casualidad. Yo no quiero darle llaves al destino. Soy yo el jinete de mi vida. timonel y fogonero. Subámonos a la locomotora aunque sea sangrando rieles pero mereciendo el rastro que dejamos aunque sea de escombros y gangrena.
ABONADOS AL PARAÍSO
Nos busco
como un hombre convertido en perro al que nadie comprende
me veo pasar y me ladro
algunas veces me ahuyenté con palos
ésta es la distancia amor pobre sabueso tirale
un hueso pero después no te hagás el desentendido
como los que dan porque les sobra y con eso ya
están abonados al paraíso.
NACÍ DESCALZO PERO CON LOS VIEJOS PUESTOS
Nací descalzo pero con los viejos y los abuelos y
tatarabuelos puestos.
También vine con cara y aunque
no prevista prefijada. No obstante
algunos retoques personales como
el del labio superior derecho un poco más
«parpadoso» (de párpado) que el otro. Trofeo
de guerra de cuando aprendí a
desconfiar de mi hermano, jugando
a Superman un día más atrás
del último recuerdo
Adivino, creo entre las nubladas
transparencias del sueño que me
corrió la cama mientras yo estaba
en pleno salto desde el armario ya
recuerdo el armario que siempre tenía un
lugar para el misterio. Algún
rifle que alguien me había hecho
creer alguna vez, que fue de B. Bill.
y que yo buscaba todas las alguna
tarde de lluvia y del que sólo
conseguían embaucarme
la atención algunos sombreros
estilo cazadores de tarzan o un
juego de química aquella de los
imprevisibles inventos que nunca
pude. Yo vengo hace tal vez treinta y seis años
tres meses y dos días, Creo que era
verano porque supongo que no me
daba impresión el frío del hielo
cayendo entre el talco de la mágica
transformación de Superhombre
y a supervelocidad me (supongo) pego el
supergolpe entre las dos camas que
mi hermano corrió en el segundo
y el súper dolor de mi labio no
súper porque me quedó como un
durazno de la compota o la oreja
de Piastrellini que dice que le salió
gruesa y corta porque al padre le
faltó justo esa gota.
Por eso el brillo porque el labio.
En esa medida, fui el artífice de
mi cara y aún contribuyo
con la zafra de barritos y la
explotación de las vetas grasas
de mis atómicamente insopor-
tables forúnculos.
Nadie pregunte por mi primer
complejo, ni por el último.
Puedo contestar, por algunos.
Aunque parezca sintomático hablar de complejos
justo después de historiar —no tanto porque son
actuales (aunque mañana también ES historia)— granos
Después de aprenderlo todo,
todo lo que necesitaba para empren-
derme, me vino la soledad.
sí un día empezó. ya no sé cuándo;
son tantos los recodos doblados que
no encuentro la entrada del
túnel con sólo mirar atrás.
Todavía recuerdo cómo se me
clavaba el primer vaso de vino
se clavaba y resonaba como un
relámpago fácil por el que descubrí
mi interior. Después, siempre reconocía
esa sensación de ventana empañada
de sonidos grises de voces de lana
y todo se doblaba como a través del
aire caliente.
Y la gorda Cazorla en el asado de
Héctor y Ana. Yo ya sabía decir culo
con su correspondiente sensación
de dominio como un terrateniente
dice en un bocado de palabra
dura «estancia» (bien redondo)
o «tierra» (tan áspero) y yo que
culo, culo, culo de Cazorla
culoteniente como terrateniente.
La vida nos va llenando las palabras
como los jarros de los presos o los
soldados que hacen la cola para la ración:
Soldados de mil jarros
todos llenos de mi historia. Pero
con la guerra perdida.
Aunque tal vez ni siquiera tuve
guerra ni siquiera fui, y si las
dos cosas, tal vez no supe mis razones.
NO SOY UN TESTIGO HABILITADO
No soy un testigo habilitado para saber qué cosas son
geniales y me pasan al lado de las cosas y las soy, pero no sé
contar lo que no me es dado ser relativo.
EL SEÑOR DIRECTOR
Al señor director del diario la Nación
…..
Mi muy estimado señor.
(Creo que lo de señor y lo de estimado
son adjetivos con que cuentan de
antemano y anticipadamente
todos los individuos, en la conside-
ración de cada uno de los otros; lógicamente
sólo hasta los hechos; porque no
hay posibilidad de mantener una
imagen pura en la realidad, y lo de
pura viene como inconcreta
solamente imagen.)
He tenido siempre aversión a las
cartas íntimas (y a todas por qué no)
escritas con máquinas tipográficas.
La letra es algo propio, por lo menos para
obligar a los grafólogos a inventar
diferencias que nos diviertan más.
Y eso de escribir mi letra a má-
quina, porque son mis palabras
la que yo vivo como un labriego
no aceptaría sus lechugas y sus
choclos y sus arvejas ordenadas
en el surco en forma de latas de
conserva; y yo menos como si
me sacase una foto
escondido detrás de la foto
de nadie; porque eso es la letra
anonimada a máquina y qué carajo
no me voy a parapetar para
decir algo, que para eso no lo digo
además que las características de
mi letra son proporcionalmente
la fisonomía de mi voz y no
voy a pedir intérpretes ni altavoces
que se pongan mis palabras y menos
con sus caras y sus culos y sus
ganas de cagar diferentes.
Creo que para todo hay un margen
de reservas; por eso espero que se
pueda satisfacer con una respuesta
específica, la pregunta que esta carta
encierra.
A modo de publicación personal
como un aviso clasificado quisi
era que se exhibiera esta nota que
pese a tener apariencia de carta
y a estar dirigida al solo director del
diario sólo necesita del público para
cobrar vigencia.
La razón es la de presentar al
lector el segmento de un diálogo
que en realidad no tiene más y que
por lo tanto es un monólogo aunque
pretenda contar con una tácita respues-
ta o el buen humor. cavilatorio
de los hombres graves.
Al señor…
Mi muy estimado señor, (o lo
que venga al caso)
apelo (o me dirijo a usted)… apelo,… sí
Apelo a sus vastos almacenes de informa-
ción en los cuales creo que estarán ya
las palabras y los significados de la
respuesta; para poner en sus manos
la inquietud de mi pregunta.
(A esto le falta un altavoz y un patio
de escuela.)
Bajo el nombre de compre nacional
la presidencia de la Nación emitió un
decreto que funciona como ya se informa
Ésta es una pregunta de respuesta
tácita, e importa más el que sea cono-
cida como pregunta y no satisfecha
en el limitado campo de la respuesta
teórica.
Los objetos del compre sobre los que
se ejecuta el decreto, según creo,
no están comprendidos
dentro de características específicas.
Es decir no se habla de ellos de manera
que deban entenderse sólo como materiales,
por lo tanto y ésta es la pregunta,
supondríamos también como objetos
de compre los comprendidos en lo
Intelectual y Artístico.
Al señor presidente de la
Nación.
En conocimiento de su excelentísima
persona ponemos la inquietud
que nos aflige respecto del
destino argentino que
tienen los artistas nacionales.
Desconocemos el caso de
otros, y pedimos perdón por esta
particularización, pero nuestra
urgencia se refiere a la de los
Artistas literarios Argentinos, y
a este punto nos referiremos.
Sin volver a hacer mención
al decreto, que esperamos
quede incluido en
los elementos de consideración,
alegamos al derecho que tienen
artistas argentinos a desempeñar-
se en la infinitud de la Secretaría de Cultura
sin ignorar que la valía de cada uno
debe ser el patrón de medida
para ello; creemos que la secretaría es
Argentina y Argentino es su beneficiario
y el dinero con que no se pagan sus
escritores.
Y pese a cierta conocida objeción
sobre que «el documento nacional de identidad no
da derecho a ser publicado por la S. de C.» exigimos
el reconocimiento sobre la
naturaleza de los argentinos
que no tiene nada que envidiar
a la de otros.
En este punto, y pese a que no
necesite este
argumento de prueba alguna,
ponemos en los considerandos
el nombre de un artista que
a nadie o pocos se le ha ocurrido
contar dentro de los orgullos
Nacionales. El señor Ernesto
Hollmann. que aparte de
Houssay, Maradona y otros boxeadores
…y carlos gardel hicieron cono
cer la nacionalidad de todos
nosotros, luego de gozar
de un prestigio internacional
y de la consideración del
público y Editores de todo el
mundo aun sobre sus colegas
que frente a él y a sus condi-
ciones, fracasaron ante su
propio público. Sigue en su país
por delicadas razones de resignación
y además del agravio que implica la igno-
rancia sobre su persona por
parte de las autoridades del
ministerio, debe tolerar las calumnian-
tes e irreales razones que algunos
de los directivos de la Cultura usan
como escudo de su interesada
indiferencia para con este creador.
(Se ha mentido) fue escuchado
Dejamos que usted y los lectores
del diario juzguen si el agravio
no se extiende hasta el último
argentino. Se ha mentido.
Se ha dicho «cerraré la editorial
antes que Hollmann
publique».
…..
EL SEÑOR PRESIDENTE
…Pero soy responsable de mi
gente. la interpreto
la siento, le elijo las verdades —le habilito una
(imagen)— que las imaginen. Luego la culpo o les
doy las gracias.
EL CÁNCER QUE ME INVADE
Escribo con una lapicera cuadrada así, y negra así, con la perillita blanca, así; tengo un saco. Tengo puesto el saco que tengo que nada más que éste. No tanto como el camaleón, pero cada día le crece un color.
Vine a buscar a Ali. Está dando examen. Afuera, Buenos Aires se arrastra con un ruido turbio.
Levingston, yo le dije. Chau. Chau.
Hace diez minutos que estoy aquí. Entré, pregunté si aquí era aquí. Sí. Me senté. Me levanté y salí y me sentí Chango Rodríguez por no haberme afeitado. Y crucé Avda. La Plata y compré una birome azul así, y octogonal así, y me puse a escribir y vino Ali y cómo te va y qué suerte y me regaló esta birome y vamos a ir a tomar un café y cómo te quiero.
El taller empezó a trabajar. Basta que empiecen para darte cuenta que empezaron y que por lo tanto estaban.
Estuve en el Secretaría de Cultura. Préstamo (sí, préstamo) en marcha. Ojalá.
Mi impotencia de siempre…
¿¡Cómo alcanzar tu alma con palabras!? Tiziana amiga.
Había una vez (esto es un cuento) dos amigos que tenían que separarse. Quedaron en encontrarse veinte años después, en cierto lugar.
Fin.
A raíz de este cuento pienso: cualquiera de los dos viejos que se preparase para cumplir la cita, pensaría: ¿Irá? ¿Vivirá todavía? Si vive, ¿habrá algo que le impida ir y en este momento quiere pero no puede avisarme? Y tantas cosas más. ¡Hoy es así! ¿Dónde estás amor mío? ¿Dónde te pierdo o te gano cada día? (Olvida durante esta carta que nos hemos enseñado el coraje.) Puedo confiar durante tantas dudas… Y sin embargo… Tú me pides la verdad. A veces me creo libre, es decir pienso. Te diluyes como una canción que oyera de lejos. Entonces me entristece que dejen de cantar. Pero más me aterra poder haberme quedado sordo. Tiziana mía. Si el amor cambia la cara yo no te quiero. Si oscurece la voz o entorpece las manos, si hace ruido a luz en la risa, si nos hace pozos en los ojos donde las estrellas juegan al cuarto oscuro (y pierden todas a la vez), entonces, no te quiero.
Si el amor es tristeza, si es debilidad, si es impotencia, ni siquiera te conozco. Pero si es fe, si es alegría, si es fuerza, si es un alarido de sangre esperando sin dolor la primavera, entonces, amor mío, ¿qué otro silencio que el de la palabra amor para callarme?
No tengo tus días. No sé dónde lates, dónde mueres y revientas cada cosa, dónde lo iluminas todo, dónde salpicas el olor de tu «luna», dónde te comes el lugar. Estoy a la orilla de tu silencio y espero.
Estoy aprendiendo a sentir las cosas que antes sólo pensaba. Lo primero que hay que agradecer es que alguien merezca nuestra gratitud.
Otro cuento: Había una vez un titiritero y manejaba un muñeco que en la obra hacía de titiritero y manejaba un muñeco que en la obra manejaba el titiritero… Este cuento es infinito y no pasa nada en él, pero si no es así, se acaba donde los científicos tienen razón, en eso de que el átomo es lo más chico y menos no hay. Dios no vende tan al por menor. No menos de un átomo.
Bueno, el asunto es que otro cuento en el que el muñeco se rebelara y tirase de los hilos y manejase al titiritero… Tengo un horóscopo fulero, pero voy a doblegar estos astros de mierda que ya me están cansando con sus disposiciones en vigencia. Pero no voy a hacer huelga. Ya llevo la ventaja del optimismo. No es que quiero demostrarte lo del optimismo, pero imaginate un soldado que se entera en plena batalla que le quedan dos horas de vida porque tiene cáncer. Quien no tiene qué perder no puede en el riesgo ser considerado valiente —¿qué riesgo?—
Cáncer, qué lindo signo. Suelen ser poetas o putas. ¡Cómo me gustas! Aquí a la distancia sos cada vez más parecida a mi imaginación.
Duda: ¿Te llegarán las cartas?
Mañana es viernes, es decir, hoy ya es viernes, madrugada del viernes. Voy a estar en lo de Daniel, que como ya te contará Susu, habló con el suegro sobre el Noviazgo.
NO TE MATERIALICES. Igual, es imposible, aunque sí que pierdas de vista el frente. Eso nos pasa a todos, sólo que nada más en los otros exigimos constancia. Sigo amando tu libertad, porque me entra viento y tiempo por tus ojos.
Viernes (mediodía).
Cama de mi viejo y ruido a tenedores y más allá autos roncos y bocinas.
Yo sé que no estás bien; que aparte de tu precaria salud, te estás abocando a cálculos de guita. Yo sé que tu idealismo puede sustentar montañas o hacerlas crecer con sólo un puñado de cosas.
En cada cosa hay un mundo para vos y en cada mundo un tiempo que puede cambiarte. Todo lo reflejas. Podés mover el mar con sólo respirar, y cualquier luz que te comas puede convertirte en algo fantástico.
Por eso, muchas veces, arranco cartas a tus ojos, para que no se empeñe tu fantasía. Quiero decir que no quiero valer distancias y cartas; prefiero estar que faltar; comprenderte que hablar. Ya te he dicho muchas veces que todo lo que vivimos en circunstancias especiales, cambia naturalmente su naturaleza. Naturalmente, porque no es un artificio cualquier circunstancia especial. Pero, no obstante ser la verdad, cualquier ocasión particular en que vivas es como un espejo curvo. Nada es como es, a pesar de ser así.
He descubierto cuál es el punto del miedo en que nos encontramos.
No dudamos de lo que nos pasa, pero dudamos de nosotros. Porque es tan tal vez lo que nos espera mañana, que nos sentimos como un alga flotando en las olas.
¿Nos hemos olvidado de nadar?
Peor sería haber olvidado que sabemos nadar.
Miedo, qué palabra ridícula para nombrar la vida.
Flotamos, y hablamos de salir a flote.
Has logrado un milagro. Yo otro.
¿¡Qué esperamos entonces para reconocer que somos poderosos!?
Nada es cierto antes de su ocasión.
Para los que están dentro y no tienen la fe suficiente; para los que están fuera.
Tu madre está fuera. Llegará (llegará) un día en que no pueda dudarlo, ni siquiera en nombre de toda la tozudez del mundo; entonces sí, el novio de la nena.
Ahora, una luz, fija, hace ruido a temblar, como el infernal ruido de las estrellas.
Alguien hace Aaaaaaaaaachyzp.
Estoy en el consultorio del doctor De Luca. Yo también me voy a ahogar después de Aaaaaaaaa etc., y voy a hacer chyzp. (Después toseré o escupiré, lo más seguro.) Espero que no llegue nadie mientras estoy dentro, para no ser imprecisa y anónimamente Alguien.
Recibí una carta tuya.
A esta hora sabes tantas cosas que me pides en la carta que me llega…
Lo dicho, ME VOY.
No sé si te envié una en la que te hablaba de la astucia de Ainara. Le conté a Ali. No obstante, me fastidió una cosa (digo no obstante, porque mal que mal, si yo acepto y «calo» su intención, toda su infantería me sirve en vez de combatirme): toda mujer sabe cuándo, sobre todo tratándose de ciertas otras, éstas gozan de buen aspecto. Tu foto me gusta. En un momento fuiste así y basta. Sos vos. Fea o linda y al carajo. Pero ella usa de un ardid generoso pero destructivo. ¡Tomá y cagate! Ahora que no la vas a ver, ¡desmantelá la imagen con esta foto!
Tal vez voy lejos. Ella tiene un gran complejo. Más lejos aún. Cree en subterfugios para reemplazar sus carencias. Me pasó ahora; no es mala.
Se apoya, como cualquiera, en las circunstancias fuertes de los otros para imantarse.
En síntesis, me pasó un dedo (tal cual) por una salpicadura (ya dije, yo no lloro porque soy hombre y los hombres no lloran y el sol y qué tristeza cómo lloré!) y me dijo esas cosas que se dicen cuando uno es todo sencillamente, porque mucha curiosidad y mucho hermano y éste qué carajo se cree que le fana la mina a Osvaldo, pero al fin de cuentas, por qué ser tan imaginativos. Después de todo nada es cierto antes de sus ocasiones, y somos en este caso, de afuera, y, más, faltos de pruebas, y estás como el culo en tu foto pero Dios mío qué culo, ¡cómo me volvería supositorio…!
Llegó atada de la madre, toda de negro y muy escritorcita una hija que vino con su madre al consultorio y buenas tardes y la madre se aleja para no fumar encima de su hija que aunque toda su parentela, lo más seguro es que diga a los cincuenta años, yo quería ser conferenciante. O yo, porque soy los otros de ella y ella es los otros de yo y de cualquiera que yo no sea yo y ella ella. No te la describo porque no la miré. (Cuánta razón Piero, cuánta razón, «somos la gente, somos el mundo».)
Todo esto es un detalle, me pediste detalles.
Voy a robar. Este doctor tiene un remedio que inventó hace cincuenta años. Nadie conoce la fórmula. Tengo un frasco en un bolsillo. Voy a aprovechar que es sordo y se da vuelta y le robaré su líquido mágico. Ni los genios se salvan de la vejez, porque si no, es peor, se mueren jóvenes.
Hay detalles inútiles, como decirte que hay detalles inútiles (que no te cuento).
Es la noche de esta carta, del día de esta carta. Hoy te mandé otra (lunes 6, 12 de la mañana).
En casa del médico no robé.
En la carta anterior comentaba dificultades.
Borrón y cuenta nueva. Viento en popa.
No me falles mierdita de mi viditayquesiquesí. Borom bombom. Estuve en casa de mi amigo casado con mi amiga casada con mi amigo casa… bueno, y sí Agustín qué suerte que te podés ir y no le des bola y te felicito por no habérselas dado, ni a nosotros, porque cuando uno está decidi… Estoy decidido. ¡Cállense! Callarse también en mi memoria.
¡Cállese el mundo! Ni siquiera respirar. ¡Basta mar! No hagan ruido las arañas con sus telares. Vos tanita cantá la rueca. Yo te oigo. La distancia es distancia no por la lejanía, sino por las cosas del medio que nos separan.
Me voy a dormir. Picoteá este beso. ¡Cuánta caca de mariscos!
Creo que mis licencias por carta tienen un significado preciso, que yo no sabría dilucidar. Me arriesgaría por afirmar que, dada mi experiencia para con vos, evitar idolizar imágenes.
La tuya porque por ejemplo las estatuas no hacen caca (a pesar de que las dimensiones incluyen un contenido de ese tipo); la mía por sacarles la corbata a mis atildadas palabras y ¡qué mierda si soy un reo de mierda!
Hasta luego. (Qué harás tanita linda qué harás…)
Me estoy por bañar.
Ayer no hablé ni fui a lo de Alisu. Hoy hablaré.
Se mejoró el panorama del préstamo, pero no hablé con Aerolíneas porque hubo cambios en la administración. Hoy iré. No sé si «disertaré» en La Plata porque he vuelto a la ronquera y el médico ayer se opuso a que hablara o hiciera cualquier uso, por leve que fuera.
¿Recordás aquellos dolores de la espalda? Desaparecieron. Pero no recuperé la fuerza de antes. La pérdida, cosa rara, se tradujo en un incremento de la seguridad física. Con menos fuerza me siento más fuerte.
Supongo que en este tipo de circunstancias uno recupera los tics nerviosos. Hace tiempo, cuando estudiaba hurgaba con los dedos en la frente. Me acostumbré y luego evolucionó un tic y me arrancaba los pelos uno por uno, sin darme cuenta y solía hacer pozos. Ahora al escribirte, recobré el tic y dadas las condiciones anteriores, porque después de mis primeras sesiones siempre tuve la frente como un cepillo, tengo el bocho como un alfiletero.
Perdoname a veces mi boludez. La hipocondría de Virgo de siempre. Necesito transmitirte la joda, en joda, para ser en vos algo más que distancia.
Ya te he dicho que estoy contento. En nuestro humano alcance, nos sentimos débiles y fatigados. En el otro, no sé cuál pero superior, nos agrada la sensación de lucha.
Tengo una razón para luchar. Soy una razón.
La lucha empieza en algo. Tú.
Sea cual fuere la evolución, siempre se gana. En historia, estudiamos la vida de los derrotados también.
No hay derrota que no sea gloriosa, y además no hay mal que por bien no venga.
No haga apreciaciones erróneas con lo que diré.
Por ejemplo. Voy a verte; si sale mal, me decidí en nombre de algo que fracasó, a un viaje que era necesario para salir adelante con la literatura. ¿Ves?
Mi posición es ésta, sin embargo. Voy a verte, va bien; publico, va bien; voy a buscarte. Etc. (Levingstación.) Levitación.
Vuelo un poco. ¿Acaso no voy a ir en avión? Al agua pato. Hasta lueguito.
Esta carta está pasada en limpio, ¿se da cuenta del destiempo? Porque esto también estaba escrito en sucio.
Estoy en un colectivo de la línea 118 con un denso gusto a gente en todos mis receptáculos.
El mundo está lleno de cagones. «Cuidate», «sos muy joven todavía». «Analizá bien», «es demasiado». «¿Europa?, ¿pero vos creés que es como ir al centro?»
«¿Y si te va mal?», «¿qué garantías tenés?»
La literatura es un antro de fracasados sabelotodo. La vida también. Los fracasos ajenos, es imposible que me sirvan de experiencia. Sólo me importan como información. Tengo derecho y estoy obligado a fracasar mis propios fracasos, y no a eludir dificultades en nombre de la envidia de los boludos que piensan «si yo hubiera», que en el fondo envidian la ocasión de los que tienen menos de 30. Tengo la suerte de ser irresponsable, tal vez. Pero la rutina todavía no me ha logrado la cobardía. ¡Qué carajo! Ya el solo hecho de no tener ni una palabra de aliento (al par de hacerme sentir incorruptiblemente superhombre) me demuestra la envidia. Largué siete facultades por escribir. ¿Qué riesgo puede significar ir a Europa? Para la verdad, ¿cuentan los medios o los resultados? ¿Sabés Tana qué dicen estos boludos? Pretenden que lo que yo hago mejor es sólo producto de la juventud. Y si fuera, ¿no es lógico aprovecharla?
Empezando tarde, se termina después, dicen. Pero no tanto después como después se empezó. Es decir, si se empieza a los 22 y se termina a los 50, empezando a los 30, ¿llegás a los 58?… yo creo que fané. Además, carajísimos estúpidos, si se me ha dado hasta el derecho del pecado mortal y el suicidio, para qué mierda me quieren frenar con miedos que sólo ellos sienten.
Gorda (voy en subte ahora), faltan veinte minutos para saber cuánto es difícil conseguir una beca o un préstamo de la Secretaría Nacional de Cultura.
Pasado Mañana doy la oposición. Como sea voy a ir. A pesar de todos los horóscopos que asombraré y el destino que no va a tener más remedio que ser como yo lo sea.
Tengo 5 mil pesos. Soy rico. Esta tarde me quedarán 500. Seré más rico porque habrá menos guita que me ocupe la tacañería.
Siempre somos la misma cantidad.
Inflamos el físico, se desinfla el bocho.
Inflamos la guita y la avaricia, se desinflan los otros dos.
Prefiero ser como vaya siendo, y eso no tiene, te aseguro, nada de conformismo.
Mi hermano (esto es otra cosa) salió segundo en la primera serie de la carrera y luego se le rompió el auto.
Estoy entrando al edificio de la Secretaría de Cultura. Para ser algo (ascensor) hay que empezar por parecerlo. Pecho arriba. ¡Suerte!; que me esté yendo bien los veinte minutos siguientes. Chau.
Pasillo, asiento, esperar señorita Susana Estrella. Es posible un préstamo de 250.000 pesos a devolver en 2 años con un interés del 8 % sobre saldos.
Mierda (porque la consecución lleva un mes).
Buenas gambas, no creo que sea S. Estrella, se me hace vieja y con cara de película de A. Hitchcock.
Linda. Veré, pero de acuerdo con el ojo, no esperaré un mes.
Mire, el miércoles la editorial. Salvo tongo, me va (a ir) bien. (Mezcle las cuatro últimas palabras, es un lindo jueguito.)
Si me va bien, deberé volver en un tiempo límite. Caca para el préstamo porque un mes es oro. Si me voy en barco, vuelvo en él. Si en el barco me pagan, albur, tiro. Si no, debo llevar algún mango o ir con la certeza de laburar. Me faltan varios recursos por profundizar. La Oficina Laboral Española. Esperar el barco que sí me pague. Pedir guita prestada o sacarme la grande o por último arriesgarme al coraje absoluto de no llevar guita. Cuando nací no pregunté tanto como ahora para ir a Europa. La vuelta es fácil. 7 mil pesos. En una empresa (en caso de no buscar el barco) aeronaval portuguesa a pagar mensualmente.
Ah, también falta buscarle la vuelta a la Embajada Italiana.
Sea como sea.
A partir del miércoles busco barcos. Si alguno me lleva, allá voy sin un mango. Cuántos prudentes que yo diría asustados envidiosos.
Cuántos envidiosos que nunca confundiría con prudentes…
Como verá, ésta pretende ser una carta sencillamente informativa.
Dame la mano. Dame los ojos, voy a ponerte la vida. Dame un lugar para clavarte el coraje, si no tienes nada de eso. Dame la sonrisa vacía para calentarte los dientes con palabras vivas.
Déjame lavarme los ciegos con la savia de tu luna.
VIAJE AL FONDO DEL MAR
CAPÍTULO UNO: Viaje al fondo del mar
Querida Gache: estoy embolado. Me ha subido la mostaza y debajo se respira mal. Hace unas dos horas abrí la puerta y en dos segundos ya había pasado la sorpresa al plano de la noción. Ahora, ya vejeces todas las novedades que nos hemos hecho repetir catorce veces más o menos (excepto intimidades), volvemos al tedio cotidiano de vivir debajo (no sé de qué), como una posibilidad de sacar la cabeza de vez en cuando.
He estado ocupado con la editorial. Algunas cuestiones de normativa (así lo llaman ellos). Pero lo que más me distrajo de escribirte fue un plan que no me satisfizo de ir a París. El mismo de hace meses, que ahora resurgía. La editora que me lo proponía (la misma de antes), para mí ya no estaba detrás de la máscara. Es decir, era algo más que un nombre. Es decir (también), era algo menos que mi imaginación. No me gustan las transfugadas. No voy.
El viernes alguien festeja haberse casado años ha. Yo escribo. Algún día habré escrito. La verdad no es manifestación. Por eso me sofoca quedarme en las palabras, las actitudes, los símbolos, lo concreto, lo visible, lo. Te quiero mucho.
Tengo miedo (creo) de ser intrascendente, por eso me muestro espiritualizado. Es una actitud. Una manifestación. (Mierda.) Falso de mierda. Por eso me delato miedoso, como si decir miedo fuera en verdad ser, ser responsable.
Ésta no es una pastilla anti-contentiva. Es una carta de yo. Bastante irregular (yo), porque mi mutabilidad y demás yerbas.
Algún día los besos, algún otro las flores en un velorio más acá o más allá muertos todos desde siempre (mejor inanimados) [porque nunca hemos estado vivos y por eso no podemos morir]. Como decir en un jardín: no cante, no fume, no ría, no cague, ¡llore!, éste es el velorio de una piedra.
Pienso en la gente que se casa; me enerva el alpedismo de la costumbre, de los mil (…y bueno) que nos señalan un itinerario cotidiano y vulgar, humano al fin.
Y algún pelotudo tira bombas por allí diciendo sandeces como: ideal, nacionalismo, etarra. Menos decir pobre tipo, ciego drogado de raza, ya con el ruido a no sé qué, tal vez a un silencio inhabitable metido en la sangre, como la sangre en el agua donde se lava de los ojos, las esquinas y los tangos y las viejas cursis y las lámparas viscosas de los taxis cobrando; algún asesinado a la orilla de un río, una madrugada cualquiera. Cuando todo calla, aun el muerto. De haber sido asesinado (abierto) por los hombres que se amontonan contra el tiempo como a la puerta de un hormiguero azuzado donde las hormigas que aprendieron a pensar aprenden a matar para salvarse. (Salvarse de no salvarse.)
Esto podría terminar en un suicidio. No. Es el acceso al buen humor. Después me cago de risa de todo, como entendiendo.
Y se ha de aceptar. Somos obedientes algas como el mar subalterno y la luna súbdita y la tierra regular como un anillo y…
¿Y la última luna? ¿La que domina todas las mareas? Es una pregunta falsa. Allí falla el mecanismo humano. Ningún robot debe saber suicidarse. Ninguno debe comprender que existen talleres. Y peor ingenieros. Ninguno debe arribar al miedo de ser la imaginación. Entonces Dios. Tal vez un loco cualquiera que alucina; hasta un primo que un día escribe cartas y dice que hasta pronto y que besos y que hoy tiene miedo de ser la ilusión de un ciego.
CAPÍTULO DOS: Surf and ski acuáticos en cualquier playa
Algún día, creo, dejaré de pensar que soy inteligente y me dedicaré al vulgarismo de ser al fin un río de millones de apenas gotas. Algún día seré una gota. Espero no caer sobre un asado o un charco de miada (léase con I).
Se ríen, el perro se rasca, Paulina ase (hace) ruido a gallina ronca con las ollas. Bocinas, carrasperas, escapes libres bien impostados, el Fiat de al lado engolado como una gárgara, olores. Alguna hora del día. Rolfi.
Rolfi, es claro, soy el testimonio; el punto de vista, soy las cosas. Me son. ¡Qué integrado! SONÁMBULO.
Ayer u hoy acabé los timbos. Hace siglos hoy transcurrí demasiado. Como haber ido y vuelto en un instante, a todo, a la historia, al nunca, y seguir como si nada.
Mañana leo en una biblioteca del centro, pasado me comeré las uñas.
Me van a grabar (estéreo) [un amigo], mi ego concurre.
Tengo ganas de verlos en la fiesta. De decirte que.
CAPÍTULO TRES: Con mucha vergüenza de haberme caído del patín o la tabla y ser rescatado del fondo del mar con mucho ruido a sal y a vértice. (No musical.)
Último como un vértice. Hací (así) empezaría algo que se tratara del mundo interior.
Pocas veces me descalzo la garganta y camino y me raspo y me pincho sin sandalias, sin palabras, sin recodos ni anteojos que me salven de la franqueza. (………………………………)
Me saqué los zapatos pero me los pongo aquí otra vez antes de emprender la arena caliente.
(los)
TE extraño
Rolfi
(Esta carta fue confidencial.)
QUERIDA GRACIELA
Mi querida Graciela, ya han empezado las cláusulas (estoy escribiendo en el colectivo, «explicativo de los borrones»).
Desde ahora la consigna es nunca, porque así es el imperativo de tus cosas.
Yo estoy más acá de mi propia tristeza con tu imagen al hombro del recuerdo errante, callada vocación de destierro acatada a la distancia y la luna de los otros. Mi mar late de propio corazón, como los sapos, pero no tiene plenilunio que desbloquee rebeldías porque el corazón es un galeote nómada, y es mejor si inventa solo el rito de nadar tanteando tumbas, pero tascando la fatiga y el y el vigor de ser su propio barco.
Un día eras de ritos silvestres. Los ojos de gorriones extendidos hacia el infinito de los túneles.
Y toda tu catedral de oro con el sol del mediodía multiplicado de ecos en tus ámbitos sin misa.
Después el mundo, la mano, la trinchera, la esquina ciega y el paso perseguido de navajas.
El plenilunio regalado, una manera más de hacerte profecías.
Pero el miedo estaba en los zaguanes y la luna era de pan y cal y tu corazón buche de savia en un punto de mediodía batallado, depuso la canción de hornero, el simple barro y el himno de presagio y mediodía que se comen los dulces asesinos (porque los niños nunca son desnudos).
Y allí no más esa tarde, derrotada, depuestas tus trincheras sin guerra y tus muertos sin sangre adherida a fervores sin canciones porque el miedo te impidió los héroes.
Yo soy un rasgo de silencio cobardía vertical sin asesino, pero me digo, me nombro y canto y sé el propio tallo de mis sombras, devoción crecida de las piedras como el submarino tesón que alza las hiedras con la obscena infalibilidad del cáncer.
Tu tú largo árbol azul, pasión de abejas sin la prostitución de las plazas a propósito, el mundo es un lento veneno que logrará tus mecanismos asestándote la ferocidad de balcones y engranajes.
Mueres, mueres, mueres, como las cosas que inauguran una nueva vida y pasan por el día sin alzar los hitos ni inaugurar las cruces.
QUERIDA GRACIELA
Dos cosas no serán en esta carta. Una, escribirte al final lo que vos misma dejaste en aquel papel, una noche que todavía importa aunque diga cualquiera; la otra cosa que no será es hablar de alguna carta que no te ha llegado y tal vez no te llegue.
Todos tenemos un tiempo. Ésta es la primera vez que te hablo del tuyo. Tal vez un día vos me hables del mío. En realidad no importa. Ahora me hago a la espera como un labriego que a la orilla de la tierra echa a andar un tiempo frutal.
Un día te tragué los ojos; ahora te los vivo como la tierra convocada en la semilla.
Por eso te hablo de tu tiempo, de los ojos; porque yo tengo un pedazo de tu tiempo y de tus ojos. En realidad todos tenemos los ojos y el tiempo de todos. Encontrarse es poner un costado en un costado. Por eso aunque tengamos el tiempo y los ojos de todos, no todos han sido por nosotros.
Aquí te alargo una hora para ser en los dos, nosotros que sí hemos pasado por nosotros.
En el escritorio de mi padre tengo un montón de cuadernos y papeles entre los que está tu letra.
Esta carta ya ha terminado.
No puedo cumplir (por ahora) ni con el formulismo de intercambiar lo escrito una noche, ni con el de pedir perdón. Por eso me limito a desearte suerte en los exámenes y tratar de volver a las cosas que no nos sobren.
Un gran beso.
Hasta mañana.
Tal vez te mande esta carta.
GOLPEÉ TODO LO QUE PUDE
Te he despreciado tal vez como si sólo pudieras ser apariencias y no obstante golpeé todo lo que pude para saltarte la pintura, para hacer un lugar en tu coraza y poder mirar el frío y el miedo que abuzan por adentro. Entonces me encontré. Como si tu segunda defensa fuera pintarte de espejo debajo de tu primera apariencia. Me encontré y me sentí solo rodeado del miedo de haber entrado imprudentemente, en el que comprendía era mi último minuto, mi último sitio, como alguien que comprende en un salón de espejos que lo acaban de matar.
Cuánto tiempo, tal vez la eternidad, para presenciar la propia muerte.
¿Y QUÉ ESTAMOS DISPUESTOS A DECIR?
Y qué estamos dispuestos a decir, sino nuestros propios parapetos. Hacer un caracol de grito y escondernos. Topos en nuestra propia garganta indescifrable. Y las cosas siguen en pie, fantasmas impalpables, como asir las ideas con palabras.
Y las cosas siguen en pie, mientras haya alguien que las piense.
(El pensamiento es una manera de existir que no se repite.)
Pero decimos diariamente como haciendo camino hacia nosotros que nunca termina.
SIEMPRE EL SILENCIO
El silencio es un sitio para cualquier palabra. Allí esperamos siempre.
TODO ES NUNCA PARA NOSOTROS
Cada día te digo adiós, cada día me despido de algo tuyo, cada cosa nueva es un nunca para nosotros.
A veces no sé si contribuir a las ocasiones es imprudencia o no hacerlo es cobardía.
Abrir un ciego cuando todo lo visible es espantoso, en un rostro bajo la mano fundamental como una red o un buzo.
A veces se naufraga, se pierden los hitos, los árboles que numeran el camino, alguna cosa cualquiera que sea otra y nos pueda un rumbo. A veces se ciego todo como la nada.
TRANSPARENTE
Qué más da si llego o si parto, si soy o me imagina. ¿Qué es una línea a partir de nada? ¿Qué importaba entonces saciar mi vez en dos? Me sentí transparente como una hache.
TUMBAS EN MARCHA
Voy tildándome la historia con rostros
como un camino donde clavo cruces
pero qué lado del espejo soy verdad
qué historia he muerto o vivo en los dos
infinitos que separa una tumba.
¿de qué lado del tiempo soy verdad?
Y tu olor en francés y tus telas francesas
y tu mentira en francés y tu pobreza sin patria.
En un púlpito de tu sangre me existe un espejo vacío
¿qué palabras vive un silencio como una sombra que no se ha cerrado nunca? Allí respira mi fuego
gato derretido de agua roja. buscándote la veta en el cerrojo savial que te vive. Todas las cosas son clausura de un nunca que se cierra la primera vez. De tu garganta me asume la eternidad de un caracol. Sonar en tus catacumbas como la última palabra hace la sombra eterna del silencio. Hasta que te hinches como un templo de oro
en canto con mi grito de sol.
Voy viviéndote el pie, pájaro de pan y caña
como la hiedra en la raíz hasta el hornero.
*
Y qué decir, cómo emprender este primer silencio que desmantelaré, que colonizaré, que invadiré y poblaré poco a poco como algún día tu sangre, una larga ciudad, sonando al doble rostro de nosotros.
Entonces ya me lavo todas las sombras arrojo el inútil peso de lo adjetivo para clavarte el embrión savial, la verdad sin actitud, sin manera sin vez y sin historia.
Esta verdad que no cambia, este inmutable absoluto en el intiempo de lo eterno. este infinito. Por eso echo al agua la sobrecarga de todos mis símbolos, mis fetiches mis dogmas mis ramas sin después mis rumbos oblicuos mi número lateral mi costado numeral, mi orden mi todo y este que, este lo esta única realidad incomparable sobrelleva mi costumbre de haberme inventado ciego.
*
caigo las palabras como barcos
con los fetiches de mis templos que viajo
pero el punto de partida no nos da
y yo apenas sé que nos
como presintiendo qué decir y digo
sólo es alguien en alguna parte.
pero tal vez. todo tal vez
barcos transparentes a mis manos
y tantos rezos como éste y tantos solos
y en ese caso sólo el mar
que no podernos testigos
porque cada uno sólo nos la locura porque ¿qué otra cosa?
*
Impotencia de ser poeta con palabras
enseñarle a imaginar a un ciego
ciegos todos, mutuamente todos
acomodando signos sin.
Yo dije que mi cara no tenía importancia, que es sólo un rótulo para que me reconozcan, también por los ojos.
no hay nada mejor que otra cosa,
sólo preferimos o es más útil.
como una hiedra,
pongo mi raíz en una vez
y parto con mis brazos hacia el
infinito del nunca.
Algún nunca sé que desde nunca
HE LATIDO EN TODOS LOS ACECHOS
Reí hablá sé franco jugate deponé actitudes fijas y sin espontaneidad y salí de vos cuantas veces sea posible, que si bien es cierto que tanto va el cántaro… que (al final la seca):… rompe; cuando se rompa el cántaro habrás dejado un sendero tan marcado y aprendido que en vez de necesitar de llevarte el agua a tu casa para lavarte a la sombra, solo, sin saber si te queda o no mugre en alguna parte, vas a ir a la fuente y meterte en ella, integrarte, participar de la gente, en la gente, y no a la vuelta de ella y sus veces, en tu hermetismo, como masturbándote.
Ya no queda nada por decir.
pero todo lo que de alguna manera repita ahora
será un barco reconocible,
pero hay un rumbo nuevo.
Quisiera decirte,
entonces pienso que toda mi actitud de palabras es el rictus de un árbol
que solamente hermoso o raro o árbol
y que tal vez grita su clamor de árbol
Ya no hay tiempo de haberlos
sangre muerta, rota
solucionado.
¿NO TE PÁ?
Querida Gache,
se me ha ocurrido pensar que nunca insistí mucho en hacerte comprender que te necesitaba. Tal vez yo nunca lo noté tanto como ahora. Te necesito inmediatamente y para siempre, urgentemente y lentamente. Quisiera poder hacer cosas buenas para vos. Me gustaría ser un héroe o un gran Poeta o un tipo muy pintón o etc., pero sin ser esas inclinaciones auténticas, es, más que nada, la impresión que me produce la intención de complacerte.
Yo te quiero mucho. No sé si podría quererte más. Si así fuese me gustaría quererte mucho, muchísimo más.
Por supuesto que para hacerlo y sentirlo me basta con lo que es, que, no te imaginás cuánto.
A veces se quiere tanto que llega a hacer cosquillas o a doler. ¿No te pá?
UN AHORA OBSESIVAMENTE SIEMPRE
¡Tantas veces! Y siempre importa una, aunque hayan sido tantas veces.
La única certeza cada día es un ahora obsesivamente siempre, porque ya perdí la cuenta sobre los calendarios.
Pisándome el tiempo, buscar la paz o huir de la ciudad sin encontrar nada.
El mundo inexorable es siempre un sitio implacable. El mundo siempre es dónde. Hasta allí, en ese último banco del lago donde puedo parecerme a los niños que me pasan por alto, o puedo ser monstruosamente extraño, remoto, diferente.
Hasta allí el acecho inevitable.
HE VENIDO A DECIRTE QUE ME VOY
Las razones del amor son siempre explicables.
¿Cuáles son las del olvido?
Si me disecaran el aliento hasta
el último nervio, si me desmantelaran
piedra a piedra la mirada
como un edificio hasta no dejar una
sombra, si emprendieran el recuento
de mi alma con las más minuciosas
tijeras el diagnóstico sería: amor
El veredicto sería la vida.
Tú tienes otra página que escribir tal vez más solitaria. Pero quizá encuentres más sonrisas en tus lágrimas de las que en la garganta esperas. A lo mejor un día te levantas con un anzuelo de luz, por la mañana, y vas a abrirle la puerta a un camino fecundo que te llama e invitas a entrar a la primavera y abres la boca turbia de los roperos prohibidos y echas a volar puñados de música por el aire de la casa y abres las ventanas para que salgan huyendo las incrustadas soledades.
Me voy como el que huye de un incendio. No quisiera despertarme lejos y preguntarme por el desastre sin saber responderme y tener que huir de mi huida durante el largo camino de la cobardía.
Quiero dejar una jornada con pies de honestidad. Quiero una travesía sin estelas como heridas una partida sin dolor irremediable por la espalda.
Las lágrimas son inminentes. Lo hemos dicho tantas veces. Pero por este arduo recorrido tus pies se han hecho árbol y los míos agua. Vos te quedas y te moran pájaros yo me voy y me habitan a veces unos cielos reflejados. Las piedras de la ruta acomodaron nuestra identidad irrevocablemente. Irrevocablemente alas, ya no me quedan anclas, el viento del otoño me desgarra los mástiles del corazón mis venas se hinchan con demora, hay horizontes en mis ojos que emigraron hace mucho.
La vida no tiene perdón para la vida.
Mi alma zarpó a una nube hace ya tanta partida. Ahora me toca a mí que me quedé demorado a acomodar algunas cosas que lloraban o llorábamos demasiado.
No nos juntamos para vivir, sino para amarnos. El amor era la vida. A veces partimos de la vida para recuperarlo pero ya el tiempo nos pide la cuenta de nuestras cosechas. Hay horizontes verdes en mis sueños.
Pongo tu foto sobre esta página mientras escribo, así es más decírtelo, más vivo, más serlo, y esta carta no se vuelve uno más de los tantos mohos que nos derrocan, un poco más del inconfesado armamento de la traición.
Quise oponerme a la sequía a veces con obstinación de cacto. Mis espinas te picaron. Me volví lagarto y repté por tus días con silenciosa muchedumbre de vacío, entonces me pisaste porque no me veías, me intenté alacrán para asustar tu pie y tuve miedo de serlo demasiado, sólo me quedaban los pájaros y quise volar para adornar con algo de poesía nuestro páramo desértico y no hice más que levantar el vuelo para inventar un rumbo de rosa y vi a lo lejos (en esos lejos que nos pasan a veces tan cerca) un jardín incalculable de flores que yo no conocía. Entonces supe que siempre había sido ave y recordé ese jardín que venía buscándome inmascarablemente por entre brotes y altares y tránsito de despedidas.
He venido a decirte que me voy, que me he ido que tal vez nunca he estado aquí. Nada de eso es verdad. No existimos hasta que no encontramos el espejo. El que fui te quería. El que soy no te ha querido nunca. Por lo tanto debo haber venido a decirte que estoy muerto que Rolfi ha muerto que se transformó en pájaro carpintero y se metió dentro de un tronco y nadie puede ahora adivinar cuál de todas las flores del árbol soy. Para qué contarte que hay una abeja que salió del corazón del oro que sabe mi flor y viene a veces a encerrarse conmigo?
Cada vez estoy menos triste, me cuesta pero creo que es inapelable, que estoy obligado a vivir rotundamente, que las anclas que pesan más que el barco tienen algo de suicidio. Sé que fundé mi zozobra en la isla de otro navegante. Buscando leña y fruta para abastecernos encontré la mía, había un paisaje que reconoció mis ojos, huellas que llamaron y saludaron a mis pies. Vengo a dejarte la fruta y la leña.
Allá lejos me estoy esperando a comer me estoy esperando a vivir a besar a ser a crecer. Encontré la tierra de mis raíces. Nunca sabía por qué era estas abejas; allí las dejé, había tantos pétalos. Y ese hondo zumbido en mis ojos como el de los caracoles… ahora sé de dónde traía la canción.
Debo pedirte perdón por la tormenta que me arrinconó en tus costas, por haber encallado en tus dientes por haberme quedado a pernoctar en tu isla, por no ser en fin ni un buen piloto navegante ni un buen carpintero para arreglar el casco roto de mi embarcación. Ahora me voy, dejo un poco de devastación en tus selvas estragos de hachas en tus troncos, me llevo en mi estructura un poco de tu madera he calafateado mi buque con la saliva y la sangre de tus plantas y después de agotar tus racimos me voy dejando los pecíolos desnudos.
He venido a que me digas que soy un hijo de puta. Ya lo sé.
LOS INCOMPRENSIBLES GRITOS DE SOLO A SOLO
Ah! Jaron, qué inexplorable miedo de no saber cómo ni con qué ser amigo. De repente encontrar otro principio, una puerta donde ser nuevos de nuevo, con el miedo inicial a la mitad del camino.
De ir hacia nosotros nos quedaron gestos en las palabras, palabras que medían el mismo sentimiento, como casas que aprendimos a vivir juntos. Un día, de regreso (pero no de regreso del nunca), podríamos encontrarnos los dos en una puerta, los dos regresados al mismo tiempo a la casa de una palabra que nos soledad mucho tiempo. Y no preguntaríamos por las espaldas ni por los caminos ni los rostros recogidos en el exilio. Sólo retomaríamos un día que quedamos esperándonos, reconociéndolo todo como las golondrinas que vuelven al mismo campanario. No te entiendo, pero aunque pudiera, ¿qué conseguiría? Si en verdad, no se está más cerca por saber la medida de la lejanía. Sí, tal vez sirviera de algo, tal vez sería como tener el rumbo de volver, como saber por dónde el regreso. Pero a veces, se vuelve sin camino. De los más abismados espantos nos despertamos de mañana.
Y qué importa si cartas oscuras o laberintos de palabras o palabras claras pero vacías. Qué importa lo confuso del haberse ido, los incomprensibles gritos de solo a solo, si la claridad importa sólo en volver.
Amigo, no siempre estamos, pero nadie diría de nuestra casa que ni siquiera vive o un huérfano o un asesino que entran de noche por alguna ventana para calentarse el frío.
SIEMPRE JUNTOS
…Y allí estábamos, innumerablemente indivisibles como el humo.
INFINITOS COMO LA NADA
Tus pies tienen flores en el camino, lámparas en la noche, manos y lámpara a la hora del ciego.
Tus pies tienen raíces en el camino, tienen testimonio y tu historia.
Pasan ríos de guerra y hombres y cementerios, pasan vientos de cantos, de manos calientes y ventanas, pasan púlpitos a oírte y señalarte.
Pasan lámparas de sombras y estrellas vacías.
Pasa.
Y yo apenas en un día sin nombre y sin número, sin la sorpresa de ser, sin el asombro de somos, en un día sin historia o deseternidad (como los de las cosas que buscan encontrarse desde alguna parte o desde mañana) paso con mi ventana ante la tuya sin frenar todo lo que nos está humanos, y apenas sabemos que nosotros, que aceptamos, que nos debatimos en el naufragio cotidiano más allá o acá o más a tiempo y mundo de un día que no existe.
Entonces aceptamos otros rostros, la distancia, como siendo más dulce esperar para otra historia.
Porque mis pies tienen espalda y frente y semillas y sangre y testimonio y mi historia.
Pero donde no nos encontramos, donde sabemos que nuestra diariedad no nos hallará jamás, como buscando con ojos de lenguaje diferente y carne de una dimensión distinta, tal vez con la única verdad que es el silencio, la profunda mano tendida en una mirada sin carne que a veces emerge de sitios donde no estamos o de la nuca, sabemos que nosotros, en una espera que nos hallará más allá de todo.
JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
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