Cortaré de alguna rama un pájaro con olor a silencio
A Verónica Graciela Navarro Frez
(POEMAS)
1
Cierra tus ojos pero abre tus ojos
ciégate sin lámpara en la sombra
y ensancha el alma, con el mundo a la espalda
y socava uno a uno los hondos laberintos
hasta morder como una hembra con las manos un ara
Rómpela aunque abras la puerta de tu muerte.
yo estoy detrás del mundo
como una fe de templo, que no ha tenido rito,
y aunque mueras con mi verdad estrenada,
entre los dientes, como rescatándome de tus tinieblas,
y aunque ya no puedas decirme lo que no dijiste
y no pueda acurrucar nunca mi paz en tu silencio
y aunque tú ya nunca
con esa ausencia conquistada,
creceré hasta el sueño cortaré de alguna rama un pájaro
con olor a silencio
y lavaré los huecos de mis manos con tus manos
porque no habrás muerto.
El mundo que te desnudes
hereje de tanta fe pagana
tendrá una fecha y una cruz sin religión para nombrarlo.
Nosotros seguiremos sin sombra
Encontrados y comprobados,
porque seremos como nuestras almas
con el tú aprendido y recogido
para ser nosotros desde siempre.
Cierra tus ojos,
ábrelos al alma,
deja mientras tanteas la ciega incertidumbre
que te alumbre mi palabra.
2
Para tu pelo relajado como es vuelo de las gaviotas
para tus manos lacias y tu voz secada
3
mi piel agria y ronca
4
Un día voy a asestarle mi antorcha
a tu leña preparada,
para que tu espera sin costado
cante la sirena del barco nuevo.
Entonces todo tu altar ojos adentro
acercará el telar de las abejas a la imagen
y en tu torre sin altura ni campana
zarpará el pájaro viejo
sin muelle ni tarde
ni silencio nuevo.
Ese día, gaviota de una tarde sin
memoria,
todo el mar que acorrala el laberinto
de mi rojo peregrino
te apoyará mi semilla sobre el huerto
para inaugurar el vientre de la tierra
que tanta soledad
no le dejó testigo.
Yo te voy a cantar la sombra de tu
savia
voy a tejerte el himno de silencio
y cuando el rastro sea sólo
dolor de despedida
darás la espalda al puerto
de tanta vigilia derrotada.
para abolir la clausura en tu garganta
y desclavarte la voz sin vez
que aprenderá mi canto.
5
apoya el sueño en un almanaque
y mira por la ventana todo el
día
6
el asco de ser también el
mundo
7
Donde mis monstruos son dulces
donde mis asesinos arrullan niños de naranja
donde mis zaguanes tienen pordioseros
redondos en el frío de los perros
donde mis túneles son venas
con sangre de sol
Donde juegan tus gorriones de pan con mis arañas
cuando no tienes estupor de la ingenuidad de
tus manos
Donde el verso se diluye como las olas
sin buscarse palabras para existir testimonios
donde subo mi beso de hiedra por tu espiga
Donde enjuago mis guerras en tu pelo caliente
donde lavo mi espalda con tu frente
donde pierdo el nunca lateral que me persigue
donde abres una puerta que no tiene después
donde un grito de sol nos entra por los dientes
como el pájaro asistido de infinito en un
instante
donde nos acudimos al miedo de no haber sido
con barcos en la boca y tu beso de gaviota
donde no invade el silencio por las manos
volcando palabras que no buscan campanarios
donde tu savia marea un campanario
en las alas que te ocupan la garganta
donde seas
si mi distancia rompe la soledad
como los marineros que tienen un ancho
ciego azul cuando piensan en los muelles
Donde se te vuelque el tiempo que no fuimos
o la eternidad sorprenda un nido
Donde siempre o donde nunca
donde te alargues mi olvido
y mis golondrinas te mueran
este racimo de palabras con olor a tus mariposas
este candado que me entras
este recodo que me doblas te hará silencio
como una golondrina que pasó el invierno
donde tus campanas tiemblan
palabras sin adentro.
8
Reconocernos en la partida día a día
rostro a rostro que no seremos historia.
quién podrá decir: éste será el rostro si el paisaje
no tiene testimonio
9
Acudido de historia rostros. Asisto a mi sonido que toca campanas
como el mar late la roca. Me visto el estar por la mañana
me pongo las palabras en la boca. Y dibujo en algún muro una
ventana.
me cargo de silencios
para tener esperas en los muelles
(como buscar un nunca entre los dedos
por existir a cada mano que me viene)
intento una llave con un verso. un cerrojo me muere
a cada barco lejos
que mis muertos ciegos reconocen
un cerrojo no me asiste y muero
en cada mano en cada donde
y el nunca asiste la razón de un puerto
hace un hito su semirrecta doble
tiene sentido una vigilia
se cierra una espera
la nada desiste su historia vacía
desisto un
reconozco y digo siempre
10
esto y todo decir
11
pequeño pájaro de madera
violín
paloma violín de nieve que rema
12
Cuando no sé qué decir
13
Las metáforas son la expresión máxima de la poesía.
14
Tu corazón de galeote palea
como un golondrina que rema sobre el mar
15
Como una hiedra de humo que se incensa
mi rezo te trepa en las noches como ésta.
Y este fervor de lejanía que te alcanza
es una manera del silencio que te canta.
y aunque tu distancia sobrevive sin las leguas
porque para tu libertad no basta con mis velas
este altar que te nombra y se te agacha
enarbola tu himno en mi garganta.
Pasa ahora que no serás pasada
ya el mundo te rescata de la nada
Basta una sola vez para que seas
¡Qué importa que pases si te quedas.
y este silencio azul que te suplanta
y esta vigilia que te espera y no te llama
tiene tu rostro sin tiempo y sin espera
y el hondo rito diario que te sueña
Y este abandono sin que estés abandonada
aunque para dos ausencias basta una llegada
es una callada devoción de ausencia
que en noches como ésta se te acerca y reza.
16
Esta aureola de vacío que me ahorca
a pesar de la tarde rubia
este silencio infinito que me trepa
como una hiedra por los muros del alma,
esta distancia infranqueable
aunque le aseste un grito ya vencido a la
lejanía,
todo esto amada mía te propaga,
porque todas tus cosas son mi melancolía,
y esta tarde lenta y pensativa
te deja crecer (como al silencio
el miedo de los ciegos se agiganta)
Y esa manera de ser todas las cosas
como si todo te lo contase con el pensamiento
todo esto, y la hondura de hablarte con
silencio,
te vuelven amada, amada mía.
17
Para clavarte mi rostro a la nuca de
tus ojos,
Para encender en el último vértice del
pasillo de tu acecho
un abismo de sombra y un rezo de silencio,
Para rescatar de tu hondura
esa leña preparada,
y asestarle una antorcha
para que sea tu devoción por una
imagen,
Para arrasar tu huraña coraza de hermetismo
y acosarte con potros de mar contra una
tumba
y después de haber vencido tu silencio
crecerte desde el pie hasta el sueño
Para arredrar el mundo que te veda
y gritarte un lanzazo de sol ojos adentro
Para ya cuando arrodillada a mi
febril asedio,
enjuagar tiernamente una caricia
entre tu pelo
Para rezarte sin palabras y acercarte el
rezo
Para enloquecer tu corazón como una
paloma ciega
y por las catacumbas de tus venas
se propague un campanario nuevo,
Para ver por tus ojos y tener tu mano
a la hora de ser ciego,
Para mitigar tu vigilia
con un barco en tu puerto
Para clausurar dos esperas
con un solo beso
Y para tu naufragio de noche
que te sube hasta el cuello
quiero agachar mi fervor
y mi canto de silencio.
18
blandiendo un grito arrasaré tu silencio
descerrajaré un mástil de sol y romperé tu
penumbra
y tras derrocar esa coraza que te empoza
recogeré tu derrota para que venzamos juntos
Iré a buscar el ruego que no puedes todavía
tu voz de madera tiene mucho más silencio
y tus palabras sin espalda no tienen cosas
donde ser banderas.
Ordenaremos los nombres en los rostros,
yo seré tú, y los dos, después, nosotros
Te doleré porque te romperé primero
todos los himnos tienen dolor de silencio
Yo también me arrodillo.
en mi derrota no hay espadas
Tu verdad crucifica mis costados
y el lanzazo que eres tú me crece desde adentro.
Después de morder tu rostro en algún
sueño
en un zaguán de la noche
agregándote a mi rezo
me comeré las tinieblas que me crecen
para clavarte mi verdad ojos adentro.
Luego tú ya sabes
te desnudaré del mundo,
descalzaré tu voz y te daré la mano
para entrar a un templo.
19
voy a labrarte
20
tu voz oblicua como un rastro de fuga
21
merodear
cuclillas amén
22
Amo las playas solitarias de tus ojos
y el crepúsculo desmayado al final
de la tarde
amo la piel de tu voz frutal
y el olor vegetal de tus países sin campanas.
amo el ruido de tus ojos
como las flores a la siesta
y amo tus manos sin pájaros
y tu boca de paloma muerta,
Amo la sombra que es tu testigo
y tu pelo desvanecido
como los gorriones que se suicidan
desde una iglesia hacia un abismo de
espanto.
23
tanteando tu silencio como los primeros grillos
tras la lluvia
24
en algún
intervalo
de tu carne
25
te arrincona
como labios de mar
otro lenguaje
que te protestan
con la feroz ternura
del odio de una
hembra
26
en la altura de
tu medianoche.
27
la luna de tus ojos
como una medalla de
altura en tu medianoche.
tus ojos maniatados
por el mundo
y el cristo ahorcado en
tu garganta
taladra
crucifica
y panificaré las
palomas que asuelan
mi sueño
que han venido a
destituir el vacío de
mis dedos
como aquella que untó
un vientre sin semilla
empuñando un alarido en
tu garganta.
28
y los labios de mis dedos beberán en tu
pelo de ojos cerrados,
y acurrucarás los ojos dulcemente
como pájaros amamantados con ternura
29
A tu carne de manzana y tu pelo de agua seca
y a tu cuello de junco
30
desalojar de tus grutas las alimañas de silencio
que te ocupan
las eles de tu pelo líquido
tu voz azul con veleros a lo lejos
el cubil de tu silencio
y un barco de sol de alguna tarde que zozobra
porque tu tristeza está llena de crepúsculos.
y lavaré mi garganta en tu plegaria
y el ídolo de una vieja devoción perderá el rostro
31
las entrañas de la
noche
32
tu voz de gamuza
33
el toro de mar que te arieta
34
Mientras las guitarras relajadas de una lluvia flaca
se desvanecen y despeñan.
35
tu corazón galopará desbocado.
36
tu sombra veleta del sol.
37
las abejas rubias.
38
y la ermita en tu garganta, veleta del silencio
tu pelo testigo del viento
de tormenta
39
los latidos del mar contra algún muelle
40
el mar palea
41
Creo en ti porque en la noche
aferrado a tu rostro, que amedalla de luna ésa y
todas las noches,
doy la espalda al recodo de mi recelo
y no me importa morir
42
Un día amaré los pájaros plateados de tu risa
43
Amo tu pelo brioso como el mar ebrio de luna
44
Si para tu noche te alcanza mi mano
como lámpara
Si para el albedrío de tus ojos, te bastan
los míos por ventana
Si para la libertad de tus pájaros
te basta con mis alas,
Si para la paz callada de tu rezo, mi
silencio basta
Si para el asedio de la soledad y del silencio
es suficiente una sola vez de mi palabra
Si cuando tu voluntad abdica, como
una nueva fe mi recuerdo te levanta
Si el indómito fragor de tu tormenta con
la ternura de mi mano amaina
Si el oscuro silencio de tus noches cuando
mi imagen te es recuerdo, se ilumina y canta
si depones ídolos y esa vieja
devoción arrodillada
y sin buscarlo tú, soy yo tu nueva
religión hallada
entonces reina mía, abre una puerta a mi
costado y pasa
y tómalo todo que te espera y ama.
45
Basta una noche como ésta,
en que el recuerdo es una misa cotidiana del
alma a la que me arrodillo,
después de la necedad del ateo,
para descubrir rostros que nunca dimitieron
y nombres que el olvido necesario, no clausuró jamás.
Ese olvido de las noches sin tristeza,
fue sólo una costumbre de no recordar las
manos y los ojos que se fueron.
fue olvidar que el alma no olvidaba.
Mi alma empieza detrás de los ojos,
y termina donde claudica la voluntad
de caminar el infinito, como una mañana
más extensa que los ojos y los pasos.
que sigue más allá de ese cansancio.
46
Acabo de revisar el pequeño baúl de mis papeles. Encontré esa poesía que fue luna de mi noche espesa y tu beso sin noviembre. Me acordé de ti.
En mi jardín habían crecido flores, simples, flores de campo, flores. También hubo espinas que se clavaron hasta las lágrimas de mi alma. Yo las necesitaba, me hacían ver la felicidad infinita de mis flores. Ellas forman parte de mi prado.
Pero hubo una que se enterró en los ojos, en los oídos, y escarbaba hiriente. Pensé entonces en ti, en tu mano. Necesité quizá tu lluvia para mis jardines sedientos.
Las gotas de sangre caen de a poquito. Quizá se pueda, o se esté terminando este desparramo de mi savia y de la espina no quede, con el tiempo, más que una imagen púrpura de lo que murió.
¡Yo quiero que termine este temor a las copas de cristal rotas, esta desesperación ante el aullido del concierto!
Ya sé, tú estás muy lejos, no conoces mi espina, pero tu mano, o tu palabra, me dan calor, me riegan.
Tengo tu beso y tu recuerdo.
Gracias y mi perdón.
47
Creo en mí.
El mundo me crece desde adentro
qué importa que sea igual al mundo
Pienso.
En mi primera lápida
apoyo mi mejor rodilla
tal vez me rezo
La frente en la mano, la mirada infinita.
Creo en mí.
pero ignoro mis últimos rincones
quizás también los primeros
una savia ciega donde no dan balcones.
Algo me sostiene
empiezo y toco al tanteo mi verdad
aprendo mis dedos
soy mi sombra sin oscuridad
Algún día muero
Hoy tal vez no
y aunque no es seguro
me pienso y creo.
48
Creo en ti.
Tú tienes mi libertad
puedo apoyarte mis ojos sin ventanas
y volar
a mis barcos les basta con tus alas
¿qué más?
Busco en ti
Dios es tus pequeñas cosas
más allá de ti está el sueño
No lo rompas.
silencio.
Duerme.
Los ídolos no responden a los rezos
49
Puedes dormir por la noche
mientras sucumben mis naves
yo lucho por tu paz
tú no lo sabes
Nada me duele, es cierto
nada tuyo es sufrimiento
yo busco barro a un hornero
y remo mientras tú duermes
50
Porque tú enderezas mis recodos
y ahora tengo el alma tras los ojos
51
Llámame a la hora en que te llamo
sencillamente, a la hora del hambre
alcánzame tu voz de manzana
para que en las noches solas cuando estés por gritarme, yo te llame
Llámame, salvaje, tiernamente
si me llamas sabré que me buscaste.
y cuando un piano se derrita en tus entrañas,
tus manos bastarán para nombrarme.
Llámame entonces con tus manos
que mi costado sea tu costado
suicida una paloma para indagar diluvios
Qué importa que todo, sea el mar
que una sola rama mía te baste
Llámame, llámame, llámame,
dos esperas duermen en un solo encuentro
mi voz desnuda irá a buscarte
52
Yo no quiero callarme, si puedo hacerte de palabras
una casa silvestre de madera y caña
donde viva tu corazón cuando la gente pasa
y te quedas con el sueño ensimismada y callas.
A la hora en que los grillos hacen cantos de lata
A la hora de la luna y la ciudad callada
Yo quiero estar en ti como los grillos y las ranas
cantándote de lejos con la voz muy blanca
Que sepas, a la hora de escucharme sin palabras
que como el mar del caracol que nunca pasa
si corres por los prados azules de tu alma
en un lugar del sueño sin olvido, encontrarás esta
casa.
Entonces si una noche mi voz te parece lejana
si descubres que te sube por dentro, desde alguna
carta
acércate a mi luna a mis grillos y a mis ranas
y con una casa como ésta, simplemente, canta.
53
Quiero lavarte el miedo con ternura
arrinconar tus manos despavoridas
y amansar tu recelo de paloma
con voz suave de palabras limpias
54
Por tu impávido silencio a mi alarido
Por tu sonrisa limpia
Por tu boca de higo
Por mi lanzazo de sol insuficiente
Por tu hermetismo infinito.
Por tus ojos infranqueables
Rota la proa de mi grito
Alzo la frente como un faro
con la zozobra en una mano
y un canto callado que te escribo
(Ya no asomaré domingos
a la espalda de las golondrinas
Los gorriones bastarán
Mi jardín azul tendrá flores
Desmentiré la ansiedad que hay en los muelles
Pero aún mis playas pueden serte un puerto.)
55
Para abolir el ídolo con que existes,
para olvidarte,
Para desmantelar jardines
Puedo tomar agua en tus ojos
o tirar flechas en tus manos
y hacer de tus cosas mi melancolía
No, nada responde por mañana
La caña de tus dedos me somete
¿cómo puedo olvidarte garza mía
aunque pases sin llegar, sin detenerte?
Una noche puedo beberme tu olor vegetal.
mejor te sueño
pero el sueño que se te parece y te equivoca
no te alcanza
Eres mejor que mi alma.
Cómo puedo olvidarte
Tengo la frente en la espalda
¿Qué puede tacharte?
56
Alguna vez tu voz de palo se seca y cae
El peregrino del sueño hace una cruz
Hay una tumba sin nombre
Entonces tu rostro que se olvida
es un árbol que está sobre una fruta
¿Dónde rezarte en un cementerio infinito?
Muero contigo.
57
El alma crece con las veces
Yo que olvido tengo el alma hasta
mañana.
Tengo el alma de sueño.
58
Hoy vuelvo a intentar una lámpara para rescatar la luna
Tú dices que mi mano es de madera y yo quiero devolverte
la luna, de las noches cuando tú naufragas. Mi mano es tuya
y para tu luna quemada y tu zozobra, otra luna otra isla
Si tú dices mis lugares, estoy mejor donde me
quieras. Y ya que no existo en cualquier parte
para que tú me encuentres estoy donde me llames.
Ésta es mi devoción labriega para que tus huertos
se enciendan de rosas, ésta es mi rodilla y mi fervor
que te acatan, ésta es mi fuerza sometida y mis
brazos llenos de espinas (porque ramas o rosas
de alguien) pero que con dulzura y vela pueden
ayudarte a clausurar tus heridas y tus púas.
Es verdad, yo no sé tu espina yo no lluevo a la sed
de tu tierra olvidada, Pero si tengo frío te regalo
mi fogata y si la ciénaga me intenta una tumba
te alcanzo mi mano para tu naufragio,
Tengo tu mirada. A veces ciega o empozada;
sin saber adónde, levantas los ojos y no encuentras
el cielo ni recoges las estrellas, Y yo tengo tu
mirada porque un día de noche sin luna tú,
ciega y despavorida buscabas la luna, buscabas
la salida de la puerta de la noche y yo que pasaba con
mi simple farol te fui camino, y tú pusiste un
candado en mi noche de siempre sin mañana.
JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
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