Confinamiento. Es el momento para escribir un diario.

Trasladar al papel qué hago ahora no resultará interesante, es lo mismo cada día. Sin embargo, puedo escribir sobre mis ideas, ¿Cómo seré cuando esto termine?

Estoy cambiando e intuyo que todos sentimos lo mismo. Después del encierro nos transformaremos en personas distantes, desconfiadas. No tendremos tranquilidad, estaremos separados, distantes en el espacio, desconfiando del entorno, alejados del peligro. ¿Tendremos sonrisas?

Así, me apagaré sin abrazos. Adoro sentirme rodeada de brazos y cuando algunas veces, me dicen por lo bajo al oído, “yo también” cuando les digo “te quiero”.

¿Y los besos? ¿Tendremos que conformarnos con los besos recibidos y dados?

¿Cómo haremos para expresar afectos desde la distancia de un metro?

Si de esto escribiré en el diario lo dejo ya. Aquí dejo aparcado el diario de un día, porque cuando esto acabe necesito la vida feliz de siempre.

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