Reflexión sobre el primer capítulo del Principito

Para mí, ser una persona mayor es aquella que deja de creer en lo sencillo, se queja de los obstáculos, no avanza como quisiera. Puede ser que algo le hizo perder la imaginación o simplemente vive en una rutina tan agobiante hasta para sí mismo. A veces no es necesario tener 60 años para ser una persona mayor. “Ser como niños”… ¿Por qué? Los niños tienden a tener una mente muy abierta para todo tipo de problemas. Juegan con las cosas que se encuentran al instante, si se ponen enojados al rato ya sonríen. Son diferentes a su manera. No tienen miedo y no se ponen límites. Muchas personas olvidan que fueron niños o jóvenes, al punto de alzar una muralla cuando de esta juventud se trata. Pueden causar tanto daño, al punto de impedir que la nueva generación prospere y encuentre su pasión. ¿Cuántas veces no nos han dicho, no puedes? Y ¿Quiénes son los que nos los dicen? Las personas que por algún motivo se rindieron en el seguimiento de sus sueños. ¿Por qué parar una mente abierta? ¿Por qué sacar toda la tristeza y sufrimiento que se tiene adentro con los niños o jóvenes que tienen muchas metas y propósitos? Hablemos de la educación… Nos puede ir súper bien en música y no tan bien en matemáticas. Nos enseñan que una nota define al estudiante. ¿Pero por qué no mejor nos enseñan en base a lo que nos apasiona? A veces también nos definen. Nos dicen que debemos estudiar tal profesión, y nosotros aun sabiendo que no nos gusta, seguimos allí. ¿No es eso trancar una vida? ¿Acaso es limitarnos? Para que al final terminemos como esas “personas mayores” que viven en un mundo en donde el único color que ven es el gris. Seamos niños, no de edad sino de mentalidad.