Serial, Caps. 1 – 2

CAPITULO UNO

No sé como pasó.

Entiendo que no estaba en mis cabales. Estoy segura.

Es que pasó de un momento a otro. Creo que pasó por mi cabeza. Me dije, ¡wow, qué locarda de mierda! ¿cómo se puede llegar a pensar semejante atrocidad?

Anteayer seguía turbada aún por la discusión con mamá. Me reclamó lo mismo de siempre. Las mismas actividades que acostumbra echarme en cara.

Que hacer la cama; que ordenar en mi armario la ropa que la mucama, Rebeca, me lava y plancha; que el pelo lo tengo hecho un desastre; que mis amigues son todas tortas y me llevan por mal camino; que hable con mi padre para que le abone la mensualidad…

Normalmente cuando ella arranca con sus críticas, me coloco los auriculares y escucho Billie E. a todo lo que da. Lo que sucede siempre es que observo mientras parece gritarme cosas que no logro escuchar, y se va de mi habitación con los cabellos erizados como gato, dando un portazo que imagino estruendoso. Reitero, no escucho nada más que a mi música mientras la muy forra está full cabreada.

Antes de ayer, la muy idiota me arrancó de la cabeza el cable. Lit. Se comporto como la auténtica yegua que es. Me dijo de todo, desde malcriada a que le hacía perder plata con la carrera. Como si yo fuese la culpable que se desate el Covid, y que tenga que hacer la cuarentena del orto en esta ciudad de asco, lejos de la gran city y de mi universidad.

Es una … una idiota. Por algo papá la dejó por otra.

Me comí un minuto y medio de groserías en silencio. Arrojó el auricular sobre la cama y se fue, dando el maldito e infaltable portazo.

Entré a Wattpad a seguir con mi diario. Es el único lugar donde consigo algo de alegría desde hace un tiempo para acá.

Luego mi capítulo 57 tenía nuevos comentarios. Los revisé. Bastantes eran de esos que no me interesaban para nada. De los pendejos alzados de siempre, que creen que por comentar les voy a dar bola. Ilusos. Solo me interesaban los de ella. Si había. Había dos de ella.

Estuve dudando si invitarla o no a casa. Es increíble eso de conocer a alguien en un sitio tan grande, y que justamente sea otra persona de la misma ciudad. Aclaro, la mía es de 25k habitantes. O sea, la nada. Y la hallé, digo nos hallamos.

Era mi fan número uno. Leía toda pelotudez que escribía. Comentaba. Yo cero. Ella, seguía, como si nada. Me re cabía la onda que tiraba, cool! Pero, yo, ññ. Inmutable. Ahre que soy antipática, pero ella en cierto sentido me podía.

La empecé a stalkear, y como tal cual me acusa mamá, algunas de mis amis son lesbianas, confirmé que la chica era real. Es decir, no solo eso, estaba bastante buena. El comentario era que la flaca era media rari, que alguna vez había tenido un quilombete, algo medio turbio de una supuesta violación en el seno de su familia, pero no sé, muchas habladurías, típicas de un pueblo ortiba como éste.

Además, bien saben que ensuciar a una mina, más si es trola, es lo más para les machirules. O sea, no creía en mucho lo se decía de ella.

Entonces, le escribí. Le di mi celu.

Esperé, pero no tanto. Trece minutos desde el mensajito en la red y ya tenía su wsp en mi teléfono. Nos escribimos un rato, pero ella quería un mensaje de voz. Se ve que dudaba, ja. Todo bien, a veces uno puede encontrarse con cualquier cosa.

Luego de eso aflojó. Nos tiramos un par de frases pedorras pero lindas, y empezamos con las fotos. ¡No saben lo buena que estaba la pendeja! ¡Me la quería comer! ¡¡Alto minón!!

Le dije si quería venir a casa a las ocho de la noche. Sí, re flash todo! Por esa hora, mi vieja se iba a hacer su pavada de vieja, esa verga de yoga, y media hora antes maso, mi hermano se las tomaba para lo de su novia.

Estábamos medias calenchus las dos. Faltaba un par de horas y mientas nos la pasamos escribiéndonos sobre las cositas que nos haríamos una a la otra. Posta, estaba mojada mal. Cuando me envió un videíto de la paja que se estaba haciendo, y cómo se deslizaba algo de flujo en su entrepierna… bueno, acabé creo tres veces, mínimo.

El reloj siguió su curso. En casa todo se dio como esperaba. La yegua se fue. Mi brother también, aunque tardó más de la cuenta.

Cinco minutos luego de las veinte, tocaron el timbre. Era ella. Tenía el pelo atado. Ropa deportiva. Un tatuaje en su mano izquierda que no había visto cuando se pajeaba. Claro, con ese brazo sostuvo la cámara, soy media boluda.

De esa mano la tomé, la invité a pasar. Me acerqué lentamente a su rostro. Se notaba la excitación mientras respiraba entrecortado. La chapé una vez. Tomé su nuca. Volví a hacerlo. Recién entonces empezó a soltarse.

Fuimos directo a mi cama. Mientras ella, nerviosa, miraba de reojo toda la casa y preguntaba con voz apenas audible si yo estaba completamente segura que estábamos las dos solas. Casi llegamos sin ropa… Me puso muy muyyy caliente su piercing en el pezón. Grskslskjdkslslsllwwqt…

Fue una de esas cojidas que se recuerdan cuando una se pajea. Extasiadas terminamos. La cama empapada. Ella squirteaba un poco, lo cual me volvió totalmente loca. Y chupaba mi vagina como nadie nunca lo hizo.

No sé cuántas veces acabamos. Ambas. Llegó un momento que debimos parar, solo por el mero cansancio físico.

Fue entonces cuando me dijo que me ‘amaba’. WTF. Re limada la loca. Tiró que al leerme soñó con ese momento. Con estar conmigo. Con cojerme. Hacerme suya.

Esto me transtornó un poco. Mi papá cuando era muy pequeña solía decirme esa mierda mientras me acariciaba por lo bajo. Sos mía me decía.

Él siempre hizo lo mismo.

Hasta que un día mi bro se enteró.

Me dijo que me defienda si alguna otra vez me pasaba. Un día tajeé a papá con la cuchilla con la que cortaba las carnes para su asado dominguero. Le di unas puntadas en el pecho. Nunca más sucedió de nuevo. Al enterarse me retó, dijo que se me fue la mano. Quien entiende a los malditos humanos no?

Quedé convencida desde ese día que no fue suficiente. Que tendría que haber ido más lejos. Así papá no hubiese jodido a nadie nunca más, al menos de esa manera. Guardé la cuchilla debajo de mi mesita de luz, dentro de una de las dos pantuflas de Kitty que dejé de usar hace mucho. Rebeca tenía prohibido tocar ‘anything’ de mi mesa de luz, por si se les ocurre comentar algo al respecto.

Lo que no pasó ese día, con pá… se dio…

Oh Dios. Ella me volvió a decir que yo era suya. Lo dijo tan dulce, pero yo no era yo. Pasé a ser la niña de la que Luis había abusado.

Le dije que se calle. Se sorprendió. Me preguntó qué me pasaba. Para ella la habíamos pasado genial.

-Yo también creo lo mismo. Fue super. Pero no soy de nadie-

Sonrió. Me dijo que ok, pero que al menos, durante unos cuántos minutos, ella fue mía y yo… yo fui… de ella. Bajó su mano debajo de mi ombligo.

Les juro no pude contenerme. Solo la aparté, cogí la cuchilla y se la lavé en su cuello.

Nunca olvidaré su cara de horror. Sus lágrimas. La sangre emanando al lado de la clavícula. Cubriendo sus bellos senos, su barriga… llenándolo todo… de rojo… de ese olor tan peculiar. La cuchilla quedó en mi mano mientras ella se desplomaba hacia atrás. Terminó cayéndose del colchón.

No. No la voy a olvidar. Era una buena chica. Linda. Y cojía genial. Pero quizo que fuese suya. Y no soy de nadie. Ni de papá ni de ella.

Su corazón se detuvo al fin. Pero a que no saben qué? Mi vida comenzó. La verdadera. La que aún tengo.

Ella fue tan solo la primera. Nunca entendí por qué Agatha Christie puso un título tan sugestivo a una historia como «Matar es fácil». Ahora sé que lo es…

Hoy ya llevo 12. Do ce. Doce. Me gustaría que me lean. Que me comenten. Que me sigan!! Yo*yo*yop les cuentooo!!

Siii!!! Lit!! Tengo once historias más para contarles. 11 personas que cometieron el tremendo pecado de creer que yo les pertenecía. Se las van a perder acaso? Baiiii!! Seee yaaaa 😘 😘 😘

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CAPITULO DOS

¡Holiii! ¿¿Qué onda??

Seguramente se preguntarán bocha de cosas. Ayyy sii, yo ansiosa por contarles.

¿El cuerpo? ¿Qué hice?

Saben, fue un alto lío. No sabía bien qué mierda hacer, pero tampoco tenía tiempo para andar pensando mucho. Tenía claro lo de deshacerme YA del mismo. Pero pero… y qué de la sangre?

Había algunos litros de esa mierda cubriendo mi cama y todo alrededor de ésta. Ese olor tan fuerte, salado, no se me borró nunca más. Pero en un buena sentido, lo amo ahora. Tanto como amo matar. Jaja boludes, ¿que limada estoy no? ¡Jajajaja!

Tuve un mini flash y recordé que tenía algo de información que podía usar para ayudarme en este caso extremo. Qsy, varias datas. Pero una sobre la hija de Rebeca me hizo recurrir a ella.

Me había enterado que Silvia, ay si, Silvita, la hija perfection de Rebe, había tenido un embarazo de boluda por no cuidarse y … tuvo la suerte que el pibe tenía guita: cuestión, le garpó el aborto. El rumor me llegó de ogt: el hermano de una ami era el mejor amigo de un conocido del ricachón, que boqueó al respecto.

¿Por qué esto es tan relevante? Porque Rebeca, o mejor dicho, el marido de ella, es hiper católico. Extremo mal. O sea, se enteraba y lit desheredaba a la hija. Y, en caso que su madre lo supiera y ocultara, idém. Esto último era lo que yo sospechaba. Madre e hija eran hiper unidas, al menos por las charlas aburridas que me comía de la progenitora en mi casa, sumado a posteos de Instagram de la pendeja. Ja, y se seguían mutuamente allí y en fbook. O sea, wtf! Yo a familiares ni loca las tengo en ‘the social media’. Rajen de ahí, NI LOCA!

Llamé a Reb al celu. Me dijo que estaba cocinando la cena. Le mencioné lo de una urgencia, que le pagaba aparte de su sueldo. Con mucho pesar insinuó que le era casi imposible venir a casa. Le insistí una vez más sin recurrir aún a mi veneno. Me habló durante 40 segundos aburriéndome con sus excusas, así que la interrumpí.

-Sé lo de Silvia. Sí, tu hija. O venís, o tu esposo se entera en un rato-

Quedó en silencio. Mi jugada al parecer salía como yo estimaba. Si él lo sabía, ya hubiese dicho algo.

De fondo se escucha el sonido de la tv y una voz gruesa de hombre. Jaja. Solo esperaba entonces una respuesta afirmativa a mi pedido.

Tartamudeando, me dijo que terminaba de servir la comida y venía. Soy así, siempre obtengo lo que deseo.

La esperé, atosigándola con algunos mensajitos de wsp para que se apure. Le jodí bastante los ovarios, digámoslo corto y claro.

Llegó y la llevé al dormitorio. Qué fastidio el verla llorar y preguntarme mil veces “qué había hecho”. Les juro que no paraba con sus sollozos. Así que no me quedó otra: volví a tomar la cuchilla y le insinué que me ayudara DE UNA. Se asustó un toque. Miró había la puerta.

Le dije:

-Le cuento a tu esposo-

De nuevo, los lloriqueos y lamentos.

Otra vez, la cuchilla. Se la acerqué al vientre.

Al fin, le cabió en la cabeza que tenía que hace lo que le decía.

Le dije de llevar el cuerpo y dejarlo en alguno de esos baúles de papá, que no se llevó OBVIO cuando dejó a má, y que estaban en el galponcito al final del patio, al lado del quincho. Allí había también bastantes bolsas alpilleras que mi padre guardaba. Trabajaba en cosas del campo y en el galpón había muchas porquerías de él y su trabajo. Herramientas y otras mierdas de ese estilo. No sé, ni idea lo que hacía y hace en la estancia. Tampoco me interesa. Bue, el asunto es que convencía a Beca. Ponele.

Me traje una bolsa enorme. Menos mal la pendeja era bastante chiquita, así que la pudimos meter. Lo escribo y qué fácil parece, jaja, pero fue una merrr hacerlo. Rebeca me ayudo a llevarla. Lo hicimos una de cada lado, yo caminando para atrás y ella… si, llorando. Había sacado muchos papeles de uno de los baúles de mi viejo. Agarré uno de las más grandecitos. Tal y como esperaba, la bolsa con la loca entró de un saqué. Perfecto salió.

Lo cerré y le metí cosas arriba. Chau. Volvimos a la casa y se venía lo peor: la sangre. El olorcito ya estaba contagiando al pasillo, y no quería se siguiera extendiendo. Le dije a Beca que lavara el rastro de nuestro traslado de cuerpo al fondo, que no era poco. Yo mientras metía sábanas en otra bolsa que me traje del galpón y empecé a tirar de baldazos con muuuucha lavandina al piso.

Tardamos un huevo, pero quedó bastante piola. Llené todo de desodorante para tapar el ahora super olor a lavandina. Me fumé un fasito para tirarle humo al «ambient». Miré a Rebeca a su rostro, estaba hecha mierda. Creo era una mezcla de cansancio con el sentimiento de culpa que supongo le carcomía su católica conciencia. Qsy. También pude notar como se le notaba el papo en la entrepierna, no sé, me calentó un toque. Se había venido de jogging, esos ordinarios y grises que se compran en las tiendas de bolivianos. No acostumbraba a verla así. Mmm. Altos labios debía tener. Que buena chupada de concha le daría (me puse algo horny): me encantan los labios gordos. Fue, no da. Es fea, muy, y no soy come-viejas.

Le dejé irse. No habló hasta que escuché un tímido hasta mañana. Mejor que te vea mañana, o le voy a contar a tu macho, pensé.

Mi vieja llegó veinte después. Me pidió perdón, me dijo que una amiga había tenido un proble doméstico. Si, mentíme que me gusta. Igual, me daba lo mismo. Aproveché el tiempo en que la yegua no estuvo, a full.

Tenía sueño, pero no quería ir a dormir. El hecho de recostarme sobre mi cama, es decir, sobre ese colchón luego de lo que pasó sobre éste… wow, me hacía sentir… tan… tan… tan poderosa. ¡Ahre que la limada soy yo ahora ! Iba a jugar un ratito Among us y stop, luego clavaría almohada. Al sobre. Y si, anduve ATR todo el día. Pero me llegó una wsp de una vieja chonga/crush que andaba con ganas de culear.

Hoy no. Ella insitió. Me llamó «cosita». Ajá, see, cosita «mía»

No, no me gustó un carajo su línea.

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