Me descoloca esta idea.

Se me afloja el cuello de pensar en la ilusión alta.

Siento la relajación de mis piernas luego de invertirme para vos.

Mis días más amados por el deseo hacia mi.

Me re inventaron.

Me sacudieron.

Me empolvaron el cerebro de locura ingrata y deservida.

Me desaprendi para encontrarme en el amor de mi cuerpo y mis manos.

Jugando en esa bañera al blanco y negro.

Picada por el bicho curioso de la libertad y el deseo.

Me volaste la cabeza.

Me hiciste jugar en mis ganas de tocarme hasta elaborarme.

Me recordaste el poder placentero de respirar.

Me emancipaste de mi mente, una vez más.

Y mis dedos entre mi concha, buscando mi niñez de unas semanas atrás.

Tocarme y resentirme.

Mojarme en mi oscuridad.

Meterlos y sentir las venas dentro de mi.

El movimiento de mi cuerpo.

El calor de mi diciembre tan pálido, como mis tetas después de un verano perdido.

Me devolviste, para encontrarme en anhelos que estaban ahí, sin más, haciendo sinapsis.

Y mis manos se intercalan en mi boca, bajo tus pedidos que aún, no puedo controlar y caricias que no tengo ganas de aceptar.

Imaginaciones y fantasías puras.

¿Qué sigue después de esto?

Yo, ya acabé.

Y ahora me enamora mi agua.

Me encuentro acabada en la dislexia de las ideas universales.

Y todo es tan oscuro como colorido.

Me envuelvo en mi almohada y quiero huir a mi burbuja otra vez.

Se me sueltan las tuercas que me ajustaron tanto tiempo en el corazón.

Todas sueltas.

Emociones acaloradas de tanto encierro y contención.

Quiero sentir solo cómo corre la sangre en el cuerpo y me devuelve a ese bosque verde, donde la raíz, sale de mi dermis.

Sumerjo mi mente en el sueño.

Se apodera de mi cien y mi respiración.

Mis piernas acalambradas de una soledad placentera, yacen.

Respiro.

Buen día.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS