3 DE ENERO DE 2021

Cinco años y cinco meses. Los días «tres» de cada mes poco los recuerdo. Creo que en mi subconsciente he intentado olvidar uno de los días más amargos de mi vida. Hoy y no sé por qué, su recuerdo se hizo vívido una vez más, aunque sin poder evitarlo, lo siento muy lejano.

Convierto en poema una prosa que escribí en su homenaje hace mucho tiempo. Aclaro que es un intento de ejercicio literario porque jamás escribí uno. Tengo impregnados en mi memoria aquellos infantiles de Juana de Ibarbourou  y quizá éste me salga en el estilo de «El vendedor de naranjas», «La higuera», «La enredadera», «El agua corriente» y tantos más que guardo hace tiempo en mi memoria. Poemas que repetí y repito mil veces en silencio. Todos nostálgicos, de vocabulario sencillo, de fácil comprensión pero plagados de recuerdos y sentimientos lejanos. Pretender que mi trabajo se parezca es muy ambicioso, demasiado. Sólo es un intento que realizo siguiendo un modelo.


UNA HISTORIA DE AMOR

Casi cuatro compartimos
muchas cosas me contó:
Las andanzas del liceo
que con otros él vivió.

No era feo, no era lindo,
no era guapo ni bocón.
Pero a todas les gustaba
su guitarra y su sermón.

Las llevaba hasta la casa
con respeto de señor.
Se acercaba complaciente,
se alejaba con temor.

Pasó el tiempo raudamente,
un día a mí me conoció,
muy cordial intensamente
¡otra vez se enamoró!

Esperó tranquilamente
sin reclamo ni exigencia,
que llegara mi respuesta
con increíble paciencia.

Yo de él me enamoré,
su sonrisa encantadora,
su ternura y comprensión…
Le dije ¡sí! a toda hora.

Fue lo mejor de mi vida,
pero un día terminó.
Hubiera sido para siempre…
¡En mis brazos él murió!

Dedicado a ti, Guille. Me hiciste muy feliz.

Susana

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS