Perú Unido

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Alba

23/12/2020

“Pero los muros aislantes y opresores no apagan la luz de la razón humana y mucho menos si ella ha tenido siglos de ejercicio; ni apagan, por tanto, las fuentes del amor de donde brota el arte», la reflexión de Arguedas contiene una gran verdad. Cómo valoraremos lo nuestro, cómo disfrutaremos en concordia de esta hermosa tierra, cómo superaremos los lastres que nos dividen y nos llevan a confrontarnos, si no sabemos qué somos, si no derrumbamos esos muros sociales y culturales que solo traen a nuestro pueblo pobreza, exclusión y discriminación.

La historia de José María Arguedas se divide entre dos mundos, el indígena y el urbano de origen europeo. No obstante a haber sido reconocido internacionalmente y de socializar con figuras intelectuales de talla mundial, el escritor peruano defendió, divulgó y amó las artes indígenas y luchó para concientizar que nuestra patria guarda una inmensa riqueza al coexistir en ella una infinidad de costumbres, ritos, lenguas y expresiones culturales. Sin embargo, esa lucha se contrapone a actitudes arraigadas en nuestra sociedad; por ejemplo, el caso suscitado hace poco tiempo en el del distrito de San Isidro y Magdalena, donde dos hombres profirieron insultos discriminatorios y golpes hacia policías que lo único que hicieron fue hacer su trabajo. También está la burla que se manifestó en la serie “La paisana Jacinta”, programa que ofende y caricaturiza a personas altoandinas, que contribuye al estereotipo de inferioridad, falta de higiene y distorsiona su vestimenta típica y sus conocimientos ancestrales.

Entonces, vemos que el mensaje que Arguedas nos brinda en “Los ríos profundos”; donde nos pide que debemos reivindicar y respetar al hombre del ande, que por siglos fue maltratado, humillado y explotado por las clases dominantes; no es practicado. “¿Qué es lo que nos ofrece Lima? Una porquería, y el hombre no es una porquería. Quizá sea este el momento cuando la juventud debe tener fe en este país. ¿Por qué? Porque nosotros nacimos en un país dividido: indios, mestizos, blancos, divididos por vallas casi infranqueables. ¡Jóvenes, esas barreras se están rompiendo, las hemos roto! Yo he contribuido, como han contribuido todos a romper esas vallas” y definitivamente lo vimos, pues hoy vemos que la mujer indígena y afroperuana tienen su día y las personas indigenistas tienen derechos y ya no son objetos de explotación.

El mundo dividido entre dos mundos se ve claramente en la obra “Diamantes y pedernales” donde el diamante representa lo valioso del espíritu indígena rodeado y aprisionado por el pedernal del que se debe liberar para vivir libremente y no los dejan al estar burlándose y señalandoles y solo porque se dejan llevar por estereotipos que les impide comprender que todos somos iguales y ellos al escucharlos se dejan llevar por la tristeza, la incomprensión y la vergüenza que ya no practican su lengua originaria hasta que acaba por extinguirse. Pero que no se nos olvide que el Perú es un país caracterizado por ser multilingüe y he allí una de nuestras riquezas y motivos de orgullo nacional.

Nuestro país está dividido entre los que más tienen y los que menos tienen, hoy en día vemos a aquellas personas que simplemente por tener dinero creen ser superiores culturalmente que otros. Esta problemática es desarrollada en “Todas las sangres”, una obra muy compleja y con un alto valor en sus aprendizajes que nos dice que la cultura andina no debe ser destruida por la modernización, más bien debe conservarse manteniendo un país de respeto a la diversidad cultural. Lamentablemente, eso ha ocurrido en Pariamanu donde se destruyeron 45 campamentos por ser el principal foco de la minería.

A través de sus obras vemos como José María Arguedas lo que busca es la inclusión, la multiculturalidad y el multilingüismo dentro del Perú teniendo de por medio la discriminación, el racismo, la explotación y la marginación como siempre la del más “débil”, pero ya no mas ya no podemos seguir siendo participes de esto o es que ¿acaso no se dan cuenta que todos somos peruanos? Nos estamos insultando a nosotros mismos porque al fin y al cabo todos somos indígenas nuestros padres o abuelos fueron de la sierra y eso no nos hace menos al contrario esto nos tiene que hacer orgullosos de nuestra cultura.

Encontramos en él ese valor para luchar por nuestros ideales y no sentirnos avergonzados de ser quienes somos, nos enseña que cada pasaje de nuestra vida nos muestra algo nuevo y sobre todo que ser indígena no significa ser infravalorado ni ser maltratado; por el contrario, es motivo de orgullo y es arte vivo plasmado en todo su esplendor, también nos enseña a defender nuestras raíces y les dejo con una pregunta ¿en serio vale la pena pelearnos entre nosotros o debemos estar más unidos al ser todos compatriotas? Pues les digo algo hoy mas que nada vempos como todos aquellos peruanos están mas unidos que nunca o es que acaso… ¿no hemos visto las marchas donde todos unidos luchábamos por un bien común ?

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