Todas tus luces.

Peinan tus pestañas las nubes.
Sendas columnas como barrotes
me aprisionan presa dócil
en esta amarilla belleza.

Qué paradoja me envuelve:
te consumes para mostrarme
todo lo que yo pueda ver
y, sin embargo, no puedo verte.

Punto de atención familiar.
Solo sabes de la soledad,
entre incontables miradas
y hermanastros indiferentes.

Y allá, inalcanzable para mí en el tiempo
hay un vacío que se interrumpe.
La muerte roja vendrá a abrazarnos
con su brasa imposible de amor y fuego.
Etiquetas: poesía

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS