El valor de la amistad.

El valor de la amistad.

Mylena Infante

05/12/2020

Hace mucho tiempo, un día de verano en la noche, iban dos mujeres paseando juntas mientras charlaban de las cosas del día a día. Se llevaban muy bien y a ambas les gustaba la compañía de la otra.

De repente, una de ellas llamada Jelena, vio algo que le llamó la atención.

– ¡Eh, mira eso! ¡Es una bolsa de cuero! Alguien ha debido de perderla ¿Qué habrá dentro?

¡Ven, vamos a comprobarlo!

Su amiga Mylena, la miró intrigada.

– Está bien… ¡Quizá contenga algo de valor!

Aceleraron el paso y cogieron la bolsa con cuidado. Estaba atada fuertemente con una cuerda, pero eran dos chicas hábiles y la desenrollaron en menos que canta un gallo.

Cuando vieron su contenido, no se lo podían creer.

– ¡Oh, esto es increíble! ¡Está llena de dinero! – exclamó Mylena exultante de felicidad –

¡Qué suerte hemos tenido!

A Jelena se le congeló la sonrisa y contestó a su amiga con desdén.

– ¿Hemos?… ¿Qué quieres decir con que hemos tenido suerte? Perdona, pero soy yo quien ha visto la bolsa, así que todo este dinero es mío y sólo mío.

Mylena se quedó abatida. Se suponía que eran amigas y le pareció fatal una actitud tan egoísta. Aun así, decidió acatar su decisión y dejar que todo fuera para ella. Retomaron el camino sin dirigirse la palabra, Jelena con una sonrisa de oreja a oreja y Mylena, como es lógico, muy disgustada.

Apenas habían pasado quince minutos cuando, a lo lejos, vieron que cinco sujetos con muy mala fama se acercaban a ellas montados a en moto. Antes de que pudieran reaccionar, las tenían a su lado a punto de robarles todo aquello de valor que llevaban encima. El jefe de la banda se percató de que Jelena escondía algo en su mano derecha.

– ¡cojan a esa! – gritó con voz desagradable, como si se le hubiera metido un cuervo en la garganta – ¡Apuesto la cabeza a que la bolsa que lleva está repleta de dinero contante y sonante!

Los ladrones ignoraron a Mylena porque no llevaba nada encima ¡Sólo les interesaba la bolsa de dinero de Jelena! Mylena aprovechó para alejarse sigilosamente del grupo, pero para Jelena no había escapatoria posible. Los cinco sujetos la tenían completamente acorralada. Con el rabillo del ojo vio cómo Mylena se largaba de allí y le dijo:

– ¡Estamos perdidas! ¡Estos tipos nos van a dejar sin nada!

– ¿Qué quieres decir con que estamos perdidas? Me dejaste muy claro que el tesoro era tuyo y solamente tuyo, así que ahora apáñatelas como puedas con estos ladrones, porque yo me voy.

Mylena puso pies en polvorosa y desapareció de su vista en un abrir y cerrar de ojos. Su egoísta compañera se quedó sola frente a los cinco tipos, intentando resistirse tanto como pudo. Al final, no le sirvió de nada, porque se quedó sola ante el peligro y le arrebataron la bolsa a empujones. Los ladrones se fueron con el botín y se quedó tirada en el suelo, dolorida y con magulladuras por todo el cuerpo.

Tardó un buen rato en recomponerse y tomar el camino de vuelta a casa. Mientras regresaba, tuvo tiempo para reflexionar y darse cuenta del error que había cometido. La avaricia le había hecho perder no el dinero, sino también a una buena amiga.

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