Es
mi voz, que ara los campos.
Mi
voz, que ondula el paisaje.
Que,
triste, lo protege de su propia nulidad;
que
miente y lo defiende de su indiferencia.
Son
como arroyos minúsculos,
que
mi cuerpo asumiera como un eco,
rosa
de nadie.
Cavo
con mi voz, los espacios del aire-.
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