Oscar Ponzanelli… ¿y que sabia yo?

Oscar Ponzanelli… ¿y que sabia yo?

Su trayectoria y algo más…

Si caminamos en alguna ocasión por Miguel Angel de Quevedo tal vez reconozcamos algunas de las esculturas que hay en esta transitada avenida; y si vamos quizá un poco más al centro a nuestro recinto de la cultura en México, El Palacio de Bellas Artes, podríamos entonces quedarnos horas contemplando la arquitectura enmarcada por sus esculturas, o ¿que tal nuestro Pedro Infante inmortalizado en bronce con todo nuestro folclore? Pero, ¿De dónde salieron estos notables monumentos?

Estamos atravesando un extenso jardín en Cuernavaca donde se celebra una boda, llenas; todas las mesas y en la número 14 se localiza ante la vista de todos nuestro personaje.

Por circunstancias de la vida nos ha tocado un poco alejados, lo cual hizo más visible nuestra presencia entre la concurrencia, y digo nuestra presencia porque al percatarnos uno del otro no pasó más de una hora para que entabláramos conversación.

Gabriel el anfitrión se dio a la tarea de presentarnos y fue así como sucedió:

– Hola Oscar te presento a una amiga, Vanessa

– Mucho gusto

Contestó con un fuerte apretón de manos de su parte y una reverencia hacia adelante en señal de respeto y admiración.

– Bueno ahora que ya se conocen, me retiro tengo que seguir atendiendo a lo invitados, nos dejó solos Gabriel.

En cuanto se marchó las preguntas no se hicieron esperar.

– Bueno, tú eres Oscar y ¿a qué te dedicas?

– ¡A vivir la vida!

– No, ya en serio, alguna profesión has de tener, a menos que seas heredero.

– No soy precisamente un heredero de bienes materiales pero sí de un ancestral espíritu artístico.

– ¿A qué te refieres?

– Soy escultor. Hace un ademán, mete la mano al saco y extrae una tarjeta cuyo nombre resalta a la vista.

Quizá alguna vez escuche la fama de Miguel Angel en las clases de Historia, pero para una persona como yo sin conocimiento profundo sobre dicha profesión, simplemente no significó nada.

– Y, ¿Cómo es posible que exista hoy en día alguien que pueda vivir del arte? Pregunté.

– Bueno realmente nunca me había puesto a pensar en el arte como una profesión lucrativa, tal vez por aquello de los horarios estructurados, definitivamente ajenos a mi personalidad.

– Es por ello que decliné de manera rotunda a mi segunda vocación

– ¿Cuál es ella?

– Alguna vez tuve la Intención de ser Piloto Aviador.

– ¿Piloto? Y ¿Cómo puede ser que exista relación alguna entre el arte y la aviación?

– El arte es cuestión de sentimiento, la vida es un conjunto de emociones y el aviador conjunta ambas de manera excepcional, retando a la muerte en cada paso de su vida. La escultura va aún más allá plasma todas las situaciones de las que te hablo, sin pertenecer a tiempo y espacio, es realmente algo apasionante.

– Oye y ¿eres realmente bueno?

– Sí de hecho lo soy. Me gusta viajar, perderme en el mundo, sólo ser y conocer. ¿Pero acaso no conoces mis dotes de bailarín? Eso es algo de lo que no hemos hablado.

Me tomó del brazo y salimos a bailar y entre risas y canciones recitaba poemas de amor y frases célebres de Cyrano de Bergerac.

Por fin el reloj marcó las 6:00 p.m. y había llegado el momento de partir con destino final a la ciudad de México.

Después de habernos despedido de los invitados, ya en la carretera entre los comentarios de la boda hubo uno que llamó mi atención.

-¿Quién era ese chico tan guapo? Me dijo mi amiga Blanca.

– No sé. Un tal Oscar Ponzanelli

¿Qué? ¿De la dinastía Ponzanelli? (Fue entonces cuando supe todas las esculturas que llevan su sello y el de su familia, las cuales menciono al principio de mi relato).

-¿Y te dijo cuál sería su última obra?

– Sí- contesté- inmortalizar a Lola Beltrán en dos monumentos que serán colocados al mismo tiempo en Rosario Sinaloa el pueblo natal de Lola La Grande y en el Hotel Marquís Reforma.

-Vaya Vanessa, has estado con toda una personalidad tan importante durante todo el festejo y ¡¡apenas te das cuenta!! ¿Lo volverá a ver?, ¿le pediste su teléfono? Etc, etc, etc. (Adentro de mí solo escuchaba las voces algo lejanas que lanzaban al viento cientos de comentarios)

Tiempo después vi en el periódico que la estatua había sido revelada en la Plaza de Garibaldi y no pude evitar sentir una gran emoción y recordar los momentos tan agradables que su nombre me traen a la mente.

¡Qué curiosa es la vida!- me dije a mi misma- yo que había planeado conseguir para una materia de la Universidad una entrevista con algún alto empresario que nos ilustrara un poco sobre el consumo de la cerveza en México y había tenido ante mis ojos todo un personaje de carne y hueso (aunque algo diferente de mis planes), no de ficción.

Ante esta curiosidad y casualidad de la Vida, sólo me ha quedado el grato recuerdo de esta no planeada mini entrevista que comparto hoy con usted mi amigo lector… y me pregunto:

¿Acaso una entrevista es el principio de cualquier ilustrativa conversación?

Por Sor Juana Castellamos

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS