Microcuento 3.

Microcuento 3.

B

07/01/2018

Estaba sentanda. Con la mano sujetando mi barbilla Con mis lágrimas deslumbrando a la ventana. Mecida por mis propias desilusiones, de repente, tropecé conmigo.

En ese instante, la tristeza huyó de mí.

Sonreí.

Descubrí que, la única persona que puede denominarse «hogar», soy yo misma.

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