Creadoras fueron tus manos hacendosas;

 Aunque tus obras hayan cesado pronto. 

Como el ángel que asciende esclarecido

al ver terminada la encomienda de su Padre

y a prisa desaparece del mundo ante ningún ojo,

entre colinas hermosas colmadas de flora y fauna,

de lagos que en su reflejo sostienen el cielo,

agitándose, imberbes, sin un mal presagio que les depare,

puedas descansar sin desolación alguna, oh Jannette,

en ese «adonis» sempiterno de contemplación.


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