Pedro cansado de buscar empleo y exclamó: “Hasta con el Diablo que me lleve me voy a trabajar”. De repente se le apareció un hombre rubio y le dijo me estabas llamando, Pedro sorprendido le dijo: Si.
El hombre catire le dijo a Pedro móntese en este caballo, cuando iba a legar había que pasar un puente en forma de cuchillo, el Diablo le dijo al hombre para que no le de miedo cierre los ojos y no vea el precipicio.
El Diablo le dijo el trabajo consiste en buscar leña y lanzarlo en un hueco donde siempre había un fuego ardiente se trataba de “El Purgatorio”. Además le dio una botas de zuela con la planta en hierro y hasta que no se les acabe no se puede ir de este lugar.
Al otro día Pedro comenzó a buscar leña y la montaba en mulas, él tenia que decirles “Mulas del Diablo” para que le hicieran caso, pero había una que no quería obedecer.
Pedro terminó su jornada de trabajo y le dijo a su patrón que había una mula que no hacía caso y el Diablo le preguntó: Adivine ¿Quién es esa mula?, el hombre en silencio contestó: No se. Enseguida el hombre rubio le dijo: Es tu prima, esta perdida por eso está en este lugar.
Pasaban los días y las botas no se les acababan entonces como Pedro era muy devoto a la virgen del Carmen, él siempre cargaba unos escapularios. Al llegar a ese lugar el Diablo le dijo que los colgara en un clavo porque allí no los podía cargar puestos en su cuello.
La virgen se le apareció a Pedro y le dijo todos los días al terminar la jornada de trabajo con una piedra la pasas por la zuela y se abrirá un hueco a las botas.
Llegó el día que se le abrió un hueco a las botas. Además la virgen le dijo que el Diablo cuando se fuera de ahí le iba a pagar con carbones y cenizas, ella le dijo acéptalos, al llegar a tu casa le rocías agua bendita y se convertirá en morocotas de oro.
Al fin llegó el día tan esperado por Pedro y llamó al Diablo y le dijo hoy me voy de aquí, mis botas tienen un hueco. El hombre catire se sorprendió, imagino que era la virgen que lo había ayudado. Como pago le dio carbones y cenizas. Lo montó en su caballo y lo dejo en el lugar donde lo había conseguido.
Pedro llegó a su casa, habían transcurrido muchos años, su esposa lo recibió alegre, él le contó que le habían pagado con carbones y cenizas, le rocío agua bendita.
Se fueron a dormir cuando despertaron los carbones, cenizas se habían convertido en morocotas de oro.߁
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