¿Quieren ir por un helado? – dijo mi abuelo con una sonrisa mientras sacaba unas monedas para comprarnos un frío rico a mi y a mi primo. Subimos calle arriba a la tienda de la señora Cáceres de la mano de mi abuelo. Nuestra ciudad es bastante pequeña, olvidada por el gobierno. Las pistas estaban...
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