Mis intestinos albergan a un ser peculiar. Amorfo y viscoso, negro. Se expande a su antojo, y también se esfuma sin anunciarlo como una delgada nube al final de la tarde. Y por capricho, deja un vacío pesado por su ausencia. Es atrevido, sale cuando nadie lo ha llamado. Y viene para quedarse. Hola amigo. Bienvenido,...
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