Valientemente, Catanare avanzaba con cierta dificultad causada por una noche negra, oscura como el azabache, como noche oscura de oscura maldad. El sonido estruendoso de los poderosos truenos, desde la bóveda celeste amenazaban con destruir el universo. Siendo acompañados con la fulminante incandescencia de los aterradores relámpagos. que presagiaba en su misterioso augurio lo peligroso...
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