Un día, paseando por la playa, presencié una disputa de pareja. Digo de pareja, pero era ella, en realidad, la que zarandeaba el aire con sus arrebatos mientras él se afanaba —palmas hacia el suelo— por calmar la tormenta. De pronto, ella le dice algo —determinante, afilado— que acompaña con una mirada justiciera (casi brabucona). Se...
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