Como todos los meses, una nueva publicación de los Chistes que contamos en el Descanso del cardenal. En esta ocasión trató sobre una disputa entre vecinos por mascotas molestas.
Sacar una moneda literalmente de nuestras orejas, comerse entero uno de sus dedos frente al asombro de nuestros ojos y leernos la mente para adivinar lo que estábamos pensando, fueron sus trucos más espectaculares. Pero en verdad, ahora que lo pienso bien, su mejor acto de magia fue el entretener a cada niño del barrio...