Estar poseído por ambas paradojas me ha convertido en ese muerto viviente, que por la mañana siente un morir aparente y que por la tarde estando muerto solo quiere ser un vivo intransigente.
Atrapada en un torbellino personal, Emilia anhela un respiro, un lugar donde su vida rota no tenga que fingir estar entera. La oportunidad llega, disfrazada de favor, cuando su amiga Rita le ofrece las llaves de su departamento por un fin de semana. Lo que comienza como una promesa de paz y soledad, pronto se...
La vida continúa y aquí estoy, con un grado de incertidumbre bastante alto, no sé a dónde voy a llegar, solo sé que el mundo gira y nos llena de sorpresas.