Estar poseído por ambas paradojas me ha convertido en ese muerto viviente, que por la mañana siente un morir aparente y que por la tarde estando muerto solo quiere ser un vivo intransigente.
La vida continúa y aquí estoy, con un grado de incertidumbre bastante alto, no sé a dónde voy a llegar, solo sé que el mundo gira y nos llena de sorpresas.