¿Por qué te odio?

¿Por qué te odio?

Natalia Martin

25/06/2020

                                                            Iris

Me encontré mirándolo, de repente no podía entender cómo albergaba tanto odio en mí. Ya no sabía si ni siquiera qué era lo que había desencadenado ese odio, me descubrí rememorando años atrás, preguntándome en qué momento fue cuando dejé de amarlo, cuando comencé a sentir esa repulsión.

¿Fue hace 6 años el día de mi cumpleaños? Por aquel entonces yo tenía 23 años y nuestra relación se remontaba a varios años atrás, recuerdo que aquel día me acerqué a él y lo acaricié con los dedos, ahí todavía me gustaba.

Sigo pensando… ¿puede que fuera en aquella reunión familiar ese mismo año?, no lo creo, recuerdo que pasamos una gran velada y que estuve con él todo el tiempo.

Es hora de levantarse, hoy tengo un día bastante ajetreado, me voy a la ducha y al momento John entra en el baño, me da un beso y yo salgo corriendo, tengo tanta prisa que prefiero no desayunar, salgo de casa pero tengo que volver, voy en zapatillas de estar por casa, hoy va a ser un día duro pienso… me cambio corriendo las zapatillas John ha salido de la ducha y me da un beso de despedida, hasta la tarde le digo.

En la clínica el día transcurre de manera normal, todos me preguntan qué tal, y me preguntan por John, les digo que está en el trabajo, mientras tanto yo sigo preguntándome de nuevo porqué ahora lo odio tanto, cuál es la razón que no lo logro encontrar. Sigo recordando y pienso que quizá fue ese día en el súper hará unos 4 años cuando de repente me encontré pensando en él, realmente no fue mi mejor momento, pero después he seguido adorándolo.

La mañana sigue su curso y me doy cuenta de que estoy muy despistada, me equivoco con los nombres de los clientes cuando me cruzo con ellos y me disculpo expresando que hoy tengo mucho despiste.

Es la hora de comer y mi compañero Elías se sienta conmigo, al momento llegan Ana y Ezequiel, hablamos durante toda la comida de cómo llevamos el trabajo, cuántos clientes tenemos hoy y cuantos calculamos que dejarán de trabajar con nosotros, yo sigo abstraída en mis pensamientos y ellos lo notan, no entienden que hoy esté tan callada, me preguntan si hay algo que me preocupe y noto que se molestan porque les digo que no, pero no me importa, aún no quiero hablar de esto con nadie, no hasta tenerlo claro y tampoco quiero que John se entere ya que me da miedo su reacción, estoy casi segura de cual va a ser y me disgusta.

Por la tarde sobre las 5 salgo del trabajo e intento distraerme un poco, llamo a mi madre y quedo con ella, entramos en un par de tiendas de ropa y recojo varios libros que tenía apartados en una librería. Después tomando un té le pregunto si piensa que se puede sentir odio hacia algo por lo que antes sentías amor, ella me mira sin entender muy bien lo que le digo pero me explica que rara vez se odia a algo o a alguien de un día para otro, ella piensa que eso se va forjando lentamente, al principio con un leve rechazo que va creciendo hasta que se siente un malestar cada vez que lo tenemos cerca, incluso con el mero hecho de oír hablar de ello. Ella de repente me mira y me pregunta si me pasa algo con Jonh, su reacción me sorprende y le digo que no se preocupe que simplemente era una pregunta tonta, no es nada importante solamente estoy haciendo una pequeña reflexión sobre el odio y quería saber su opinión.

Al llegar a casa John tiene hecha la cena, yo a penas tengo apetito y decido que tengo que contárselo, necesito que sepa lo que me pasa, no puedo aguantar un solo día más preguntándome cuándo empecé a sentirme así, de repente le miro y digo John tengo algo que contarte….

                                                          John

Suena el despertador, ya son las 8 Iris se ha levantado temprano y está en la ducha, voy a ducharme antes de que se me haga más tarde. Al entrar en la ducha le doy beso, pero sale corriendo, ya va tarde otra vez pienso.

Al salir de la ducha escucho la puerta y es ella, le doy un beso y se despide hasta la tarde, no somos muy habladores por la mañana.

Desayuno tranquilamente y me voy a la oficina, hoy saldré pronto asique prepararé la cena.

La oficina es un no parar, el teléfono no deja de sonar y mi jefe está más pesado de lo normal, apenas tengo tiempo para hablar un momento con Iris, me dice que va a pasar la tarde con su madre asique yo aprovecharé para ir a comprar los ingredientes de la cena.

Al llegar al súper, éste está abarrotado, no se muy bien porqué ya que hoy no es un día especial y sólo pienso en coger lo necesario e irme a casa, hoy estoy bastante cansado, pero me apetece cocinar para Iris. Compro lo más rápido que puedo los ingredientes que necesito y me marcho. Al llegar lo primero que hago es darme otra ducha, no se muy bien a qué hora llegará Iris, pero le voy a preparar su cena preferida, entro en la habitación y ahí le veo, todavía no entiendo muy bien como a ella le puede gustar tanto, de hecho, pienso que realmente le tiene un gran cariño, aunque es realmente horrible, me tomo una copa de vino mientras dedico un rato a seguir contemplándolo.

Me pongo a preparar la cena antes de que ella llegue, intuyo que habrá tenido un día duro, de hecho, esta mañana ya estaba despistada, tuvo que entrar a cambiarse de zapatillas. Sonrío cada vez que pienso en ello, esta mujer mía algún día se deja la cabeza en casa digo en voz alta.

Suena la puerta y es ella, nunca lleva llaves, me acerco a darle un beso, esta muy callada, algo le ronda por la cabeza la conozco bien, nos sentamos a la mesa y observo cómo empieza a remover la comida de un lado a otro, de repente me mira con expresión seria y dice John tengo algo que contarte…

                                                           Iris

Se ha quedado callado y yo no sé por dónde empezar, llevo un rato removiendo la comida y de pronto me dice cuéntame qué sucede, me quedo callada y empiezo a llorar, su cara se estremece y no me salen las palabras, se levanta y me abraza, me pregunta de nuevo con cara asustada, Iris cuéntame qué sucede.

Yo empiezo a balbucear y no paro de llorar, él se sienta a mi lado y no para de abrazarme, como puedo comienzo a explicárselo, le cuento que no entiendo como lo puedo odiar tanto si yo lo quería, me sentía orgullosa de él y ahora no puedo ni mirarlo. Él me mira con expresión seria, y sin más comienza a reírse, no puede para de reír a carcajadas, no lo entiendo ¿cómo puede estar riéndose en un momento así?, acabo le decirle que lo odio, que ya no lo quiero ahí, ya no soy capaz de seguir con él, llevo varios días dándole vueltas al asunto, pero no sabía como decírselo por miedo a su reacción y por si él no sentía lo mismo, al final le digo que no tenía que habérselo contado, sabía que se iba a reír y yo me siento bastante mal.

                                                         John

Después de un tiempo en el cual los dos estamos callados le digo que por favor me diga qué le preocupa, sin más se pone a llorar y yo no entiendo porqué, ¿he hecho algo que la haya podido molestar?. Repaso brevemente el día de hoy y no he tenido tiempo de haber hecho algo, recuerdo el día de ayer y tampoco, puede que no me acuerde, pero se qué pensar, me acerco a ella y la abrazo, solo quiero que deje de llorar. Mientras la abrazo le digo que me cuente qué es lo que sucede, necesito que me lo diga ya porque tiene que ser algo grave para que esté en este estado. Ella empieza balbucear y no para de llorar, pongo mi silla a su lado y la abrazo, como puede comienza a hablar y me explica que no entiende cómo puede ser que odie tanto el cuadro que hizo cuando acabó la carrera, ese que está colgado en nuestra habitación y que fue el primer cuadro que ella pintó. Me explica que no entiende cuando comenzó a odiarlo, pero ahora mismo dice ser incapaz de mirarlo, yo me quedo un momento observándola y sin querer me da la risa, no puedo para de reír, se me caen las lágrimas por la cara.

Ella me mira indignada diciéndome que cómo me puedo reír en un momento así, me dice que no debería habérmelo contado ya que tenía miedo de mi reacción y que al final ella tiene razón sabía que me iba a reír, creo que piensa que para mí es un chiste . Yo paro de reírme y le explico que estaba asustado, tenía miedo que le estuviera pasando algo grave y que al ver que es por el cuadro me ha dado la risa sin más. Le digo que yo siempre odié ese cuadro, aunque nunca se lo dije.

Ella me mira y me da un abrazo, al final los dos nos besamos y seguimos hablando durante largo rato hasta descubrir el momento en el cual ella empezó a odiarlo, llegamos a la conclusión que como todo en la vida su forma de ver las cosas ha cambiado y que es probable que lo que odie no es el cuadro, sino la forma como ella se ve reflejada en él.

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