Su barba y su melena expuestas al viento, era espectacular
Y al final lo consiguió, convenció a todos y hasta sus nietos le animaron .
Volvía a subir a su parapente, como siempre lo había hecho, incluso ahora con sus ochenta años, pero Eolo surgió de entre las olas creando un remolino siniestro entre el mar y el acantilado.
Fue imposible recuperar su cuerpo, y el parapente tampoco, cuando se lo comentamos a la abuela dijo.
Ya volverá , es que no sabéis que se llama Jonás.
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