Su barba y su melena expuestas al viento hacían de Felipe un anciano majestuoso.
En la colina rodeado de niños contaba un cuento:
» Hace años, estuvimos todos los habitantes de nuestro país sometidos a una terrible situación: No podiamos hablar bajo ningun concepto. Esa era la condición que le había exigido el «Gran Enemigo» a nuestro Emperador para no ser castigados con terribles enfermedades y desastres….
Aquello duró meses, fue duro, pero cuando terminó, inventamos entre todos un
nuevo lenguaje que el Gran Enemigo, no podia comprender y nunca más nos pudo controlar y fuimos felices y libres para siempre»
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