Su barba y su melena expuestas al viento, entraba en la ciudad el Dios de la Victoria.
¿El mesías?
Se preguntaban por doquier.
Banderas, consignas y aleluyas iba todo junto a EL.
Apuntando su arma larga el revolucionario contaba…
El barbudo cuenta a los que llevaría al paredón de fusilamiento luego, mas tarde, después, en otro momento, cuando dejasen de adorarle.
Viva Fidel. El polvo del camino traía al redentor de herencia gallega.
Llegaba de la Sierra Maestra instigando el fracaso futuro, con un lema apocalíptico: Hasta la Victoria Siempre. Patria o Muerte. Venceremos.
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