Su barba y su melena expuestas al viento que soplaba en lo alto de la colina y su cuerpo musculoso, ofrecían a la multitud la imagen de un hombre invencible. Mientras, en casa, Dalila afilaba la navaja.
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Su barba y su melena expuestas al viento que soplaba en lo alto de la colina y su cuerpo musculoso, ofrecían a la multitud la imagen de un hombre invencible. Mientras, en casa, Dalila afilaba la navaja.
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