El ya estaría tomándose un daiquirí en el malecón, de haberme escuchado decir que mis vacaciones comenzaban ése mismo día; salio apresuradamente como siempre, la ropa medio puesta, calzones, calcetines, ya no recuerdo si una camisa ligera;
Olvidó todo, las notas, el borrador del escrito que le llevó toda la noche armar. Me lo envías por correo!…regreso en tres días.
Bien, bien, dije sin mirarlo, al fin que ya estoy acostumbrada a sus ausencias, a la soledad.
Tomé mi petaca, empaqué el bañador, dos mudas de ropa y agarré camino,…en esa inmensidad unos ojitos verdes destellaron risueños haciéndome olvidar.
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