Él ya estaría tomándose un daiquiri en el Malecón –expresó aquel loco rematado que parece una bala viajera, perdida constantemente.
¿A quién se le ocurre tomarse un daiquiri en el Malecón? Como si el cubano de a pie no supiera “lo que cuesta” ese trago ¡qué digo daiquiri! un Cuba Libre, un mojito, o un cubanito con chispa de tren.
Me recordaste el Malecón en apagón. Aquella noche en que me arrebataron la botella de ron que estaba vendiendo. Así fue, sobrevivimos haciendo ron con el alcohol de Sarrá. Ni dolor de cabeza daba –la primera se iba allí mismo.
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