Él ya estaría tomándose un daiquiri en el Malecón intentando seducir a otro incauto millonario. Tú estarías enterrado y yo, en el corredor de la muerte.
Oírte jadear tras la puerta me dejó tan aturdida que decidí no abrirla. Devolví la afilada katana a su soporte y opté por el plan B. Llené los maletines de dinero, cargué el maletero con tus valiosos cuadros y arranqué hacia Tijuana .
Aquí luce un hermoso sol y mi acompañante de la foto, por si no la conoces, es la mujer del bombón. Diez de los grandes y tu Stradivarius terminaron por convencerla.
OPINIONES Y COMENTARIOS