-Él ya estaría tomándose un daiquiri en el Malecón- en la mente de Tomás aún se dibujaban recuerdos de aquel viaje familiar a Cuba.
– Aún no sabemos si se salvará – La esperanza de Silvia se iba perdiendo al ritmo que la luz de sus ojos se apagaba.
Sin embargo, si bien su hermano era una persona luchadora, el pronóstico no era nada alentador.
Una pandemia sin precedentes había golpeado al 85% de la población. Hospitales saturados, comercios desabastecidos, psicosis generalizada. ¿En qué momento el mundo había decidido vengarse?
Silvia abrió la ventana y profirió un grito seco: «Perdónanos».
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