“Él estaría tomándose un daiquiri en el Malecón”. Fue el primer whatsapp que apareció cuando enchufé el móvil.
Era mi prima desde Cuba, refiriéndose al tipo que la atropelló y mandó al hospital.
Mi hidalgo caballero me consoló y acompañó a la cabaña que yo había alquilado en el Valle.
Entre fabada y champagne me recordó era escritor, que andando por la Sierra encontraba inspiración. No sé si el alcohol, pero me ofrecí de musa o de lo que fuera, para que se quedara. Él se reía con tanta ternura…
Viento y fuego sus palabras y caricias, matizando los silencios.
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