Su barba y su melena expuestas al viento, era una experiencia a la que no estaba acostumbrado. Nunca se había permitido salirse de las normas de urbanidad. Pero cuando tomas conciencia de ser un sobreviviente, nada tiene más importancia que saberse vivo.
Él lo siente en su piel, es tiempo de recorrer en un suspiro lo pasado y de frente al viento, descubrir lo que aún queda por ver.
Las carreteras están desiertas, le tomará tiempo tener compañeros en la ruta; viaja más ligero cargando solo su ser.
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