El veintidós ya es historia. Nadie, a escala planetaria, olvidaría las alineaciones de aquel 4 de agosto.
El mundo entero estaba observando cuando, repentinamente, se cerró el cielo y empezó el chaparrón. Primero una a una, luego en tromba, sus elípticas formas fantasmales plagaron la tierra.
– Llevadnos ante vuestro líder –dijeron- tenemos un trato que no podéis rechazar.
No había negociación posible ante tamaño despliegue de poder galáctico. Nuestro futuro, nuestra supervivencia, quedaba a merced de aquellas botas. Marcar o perecer en ensalada.
Lo demás es historia. “Messi nunca falla” proclaman los arcos triunfales del Día de la Independencia.
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