El veintidós ya es historia. Cada vez es más difícil encadenar historias, multiplicar o dividir, sean veintidós o cuarenta y cuatro. Las cadenas crecen, una hilera de coches atascados en la carretera, los he contado, son ochenta y ocho y reúnen angustia; eslabones humanos marcando fronteras, justo el doble, añaden desesperación; seres que huyen de la guerra, del hambre y la miseria suman el triple o el cuádruple y completan horror, tristeza y miedo. Cada vez es más difícil controlar esas historias.
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