El veintidós ya es historia cuando nace el veintitrés; y al vivirse sin historia acaba siendo olvidado, teniendo otra oportunidad cada vez que el calendario da un salto a otro mes.
Y ese veintidós llegó, antesala sin historia de un funesto veintitrés, grabado en muchas memorias, que pudo cambiar la historia y truncar, con la violencia, las historias personales de tantos conciudadanos.
Y ese día veintidós, de un febrero aciago y frío, será siempre recordado como la historia anhelada para quien el veintitrés buscaba su dignidad besando el suelo.
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