El veintidós ya es historia y me gustaría parar de contar pero me resulta imposible. Después de este disparo, sigo herido pero no muerto, aunque me estoy quedando sin proteínas.
Por suerte, todavía me ilumina el sol y me brinda la vitamina D, que me fue quitada a lo largo de este triste viaje. En los sueños, el numero veintidós es el loco, casualidad o no, me estoy convirtiendo en eso.
Luego de una lluvia que limpie este desorden, me prepararé para conocer al numero veintitrés, que es la mariposa. Quizás me ayude a volar y no morir del todo.
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