El veintidós ya es historia, nada ni nadie puede cambiarlo. Tenía que haber sido el día uno de nuestra nueva historia, el inicio de nuestra improvisada vuelta al mundo. Yo ya tenía preparados los billetes, la mochila y las ganas. Tú tenías mucha prisa por despedirte de todo el mundo, o tal vez por volver a mi lado. Tanta, que sin querer te despediste también de la vida en aquella curva cerrada sobre el acantilado.

Volaste lejos sin mi, y ahora, que ya es 23, yo sigo en tierra, mientras los sueños se me siguen despeñando por las mejillas.

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