El ya estaría tomándose un daiquiri en el Malecón de San Sebastián, y yo aquí, encerrado en el hotel Cavanna con otros seiscientos madrileños.

¡Venirme a La Manga! Con lo protestones que son los murcianos.

La playa ahí… Y yo aquí, oliendo el mar desde la ventana de esta ordinaria habitación, una de las del servicio; sin terraza siquiera. Ni televisión ¡Y gastando datos extras!

Hubiera preferido al bicho ese.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS